Por el Abad Lionel Héry
El incienso fue prescrito por Dios a Moisés en estos términos: "Toma especias: resina, clavo de olor, gálbano (...) harás incienso con él (...) lo considerarás como algo sagrado que pertenece al Señor" (Éxodo 30:34-37).
En su Catecismo de la Perseverancia (vol. VII, p. 184), el obispo Gaume comenta en esencia: "Una de las principales funciones de los sacerdotes de la ley antigua era quemar incienso en el altar del incienso. Los paganos, herederos infieles de la tradición primitiva, conservaron el uso del incienso en sus ceremonias. La Iglesia pudo continuar con tan sagrada práctica, tanto más fácilmente cuanto que el propio Salvador mostró que la ofrenda de incienso era adecuada para honrar la divinidad en su naturaleza humana. Los Magos que habían llegado a Belén pusieron incienso a los pies del Niño Dios; Jesús se quejó de que el fariseo había omitido perfumar su cabeza; aprobó y alabó a María, hermana de Lázaro, por perfumar sus pies".
Incienso significa :
1°) el sacrificio, ya que se quema ante Dios, en cuyo servicio y gloria debe consumirse toda criatura;
2) la santidad y la virtud de Cristo, que se extiende sobre los fieles y perfuma a toda la Iglesia;
3°) la oración agradable que se eleva a Dios porque procede de un corazón inflamado de Caridad.
El incienso se dirige primero a Cristo en sí mismo para honrarlo, mediante la incensación del altar que lo representa; luego en sus miembros, los fieles. Por eso el monaguillo viene a incensar a todos los presentes en la Santa Misa.
La incensación es también un sacramental, es decir, un rito simbólico que nos obtiene la gracia de orar a Dios, de darle honor y gloria en un principio de eternidad.
La Porte Latine
Incienso significa :
1°) el sacrificio, ya que se quema ante Dios, en cuyo servicio y gloria debe consumirse toda criatura;
2) la santidad y la virtud de Cristo, que se extiende sobre los fieles y perfuma a toda la Iglesia;
3°) la oración agradable que se eleva a Dios porque procede de un corazón inflamado de Caridad.
El incienso se dirige primero a Cristo en sí mismo para honrarlo, mediante la incensación del altar que lo representa; luego en sus miembros, los fieles. Por eso el monaguillo viene a incensar a todos los presentes en la Santa Misa.
La incensación es también un sacramental, es decir, un rito simbólico que nos obtiene la gracia de orar a Dios, de darle honor y gloria en un principio de eternidad.
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