Citando el reciente motu proprio Traditionis Custodes del papa Francisco, el arzobispo de Guadalajara, México, ha decretado la abolición de la cuasi parroquia local administrada por la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro (FSSP), que ha estado celebrando la Misa y otros sacramentos según el Rito Latino Tradicional en la arquidiócesis desde 2008.
Además de suprimir la parroquia, el arzobispo José Francisco Robles Ortega ha restringido el número de misas permitidas en la arquidiócesis, eliminando efectivamente las Misas para bodas, funerales y otros eventos. También ha prohibido a la FSSP hacer misas públicas en su casa pastoral, y afirma que pronto decidirá a quién se le permitirá celebrar la Misa Tradicional y brindar atención espiritual a los fieles, lo que implica que la FSSP podría quedar completamente excluida de la arquidiócesis.
El decreto de Robles, emitido la semana pasada, implica que el objetivo final es eliminar por completo el Rito Tradicional de la Misa en la Arquidiócesis de Guadalajara, citando la declaración de Francisco en la carta que acompaña a Traditionis Custodes de que desea “trabajar por un retorno a una forma unitaria de celebración” que excluirá el rito antiguo. También implica que en el futuro se impondrán nuevas restricciones al número de Misas, decretando que “las celebraciones se realizarán sin añadir a las ya establecidas... Una vez pasado el tiempo de la 'pandemia', se revisará el número de celebraciones en cada caso”.
Según miembros de la parroquia que hablaron sobre el caso, el cardenal arzobispo y sus subordinados no hicieron nada para discutir el asunto con los fieles laicos de la parroquia ni con los sacerdotes de la FSSP antes de tomar su decisión, a pesar de afirmar en una conferencia de prensa de julio que deseaba “tener un diálogo” con la FSSP luego de la emisión de Traditionis Custodes, que requiere que los sacerdotes obtengan permiso para celebrar la Misa Tradicional en Latín según el misal de 1962, y prohíbe la creación de “nuevos grupos” asociados con la liturgia antigua.
“arzobispo” José Francisco Robles Ortega
Cuando varios miembros de la parroquia intentaron acercarse al cardenal el domingo para pedirle respetuosamente una audiencia con él sobre el asunto, él se negó, alegando que “estaba hablando con sus sacerdotes”, una afirmación que es falsa, y se retiró rápidamente, mostrándose desconcertado por el encuentro.
Robles es conocido por su distanciamiento, y se cree que rara vez concede audiencia a los laicos en la arquidiócesis, en marcado contraste con su predecesor, el cardenal Juan Sandoval Íñiguez, cuyas puertas estaban abiertas varios días a la semana para cualquiera que buscara una cita con él.
Hasta ahora, el decreto parece estar produciendo lo contrario de su efecto deseado, estimulando niveles récord de asistencia a las Misas FSSP. Las fuentes dicen que un total de 798 personas asistieron ayer a las misas dominicales, una cifra que supera el récord anterior de 715, ocurrido el domingo siguiente a la emisión de Traditionis Custodes en julio de este año.
Fieles abandonados, sin derechos y “desamparados” por la arquidiócesis
La decisión ha dejado a los ex feligreses sintiéndose traicionados por la arquidiócesis, que comprometió más de diez años de trabajo para construir la cuasi-parroquia desde su fundación en 2010. Señalan que la comunidad parroquial trajo varias vocaciones sacerdotales y religiosas a la Iglesia, así como muchas conversiones laicas, y dio lugar a la creación de una comunidad muy activa dedicada a obras de caridad para los pobres, huérfanos y enfermos en los hospitales locales, así como a la evangelización en las calles y el trabajo misionero en los pueblos más pequeños de la región.
“Sin ningún diálogo previo del arzobispo con la Fraternidad Sacerdotal San Pedro (FSSP) ni con los fieles, se ha erradicado la cuasiparroquia que tenía su sede en la iglesia de Nuestra Señora del Pilar en el centro histórico de Guadalajara, dejando a más de 150 familias que habían sido miembros sin una serie de derechos canónicos y desamparadas”, afirmó un grupo de fieles en un comunicado de prensa emitido el sábado.
“Es importante señalar que en ninguna parte del documento [Traditionis Custodes] hay una sugerencia o un requisito para la supresión de parroquias o cuasi-parroquias que ya fueron erigidas bajo el anterior motu proprio Summorum Pontificum emitido por el Papa Benedicto XVI”, continuó el comunicado de prensa.
“Los ahora ex feligreses, que quedaron sorprendidos por el aviso, creen que se está tomando esta medida para provocar la eliminación de la celebración de la Eucaristía según el Misal de San Juan XXIII en la Arquidiócesis de Guadalajara, ya que, a pesar del hecho de que Robles Ortega indicó en un comunicado de prensa en julio que se reuniría con la Fraternidad para dialogar, esto nunca sucedió”.
Al calificar el decreto de “cruel e injusto”, los antiguos feligreses señalan que “el edicto destruirá el trabajo de más de una década de una comunidad devota y vibrante... En los poco más de doce años que la FSSP lleva en Guadalajara, muchas personas han regresado a la Iglesia Católica y a la práctica de su fe gracias a sus apostolados. Durante ese tiempo, la comunidad ha entregado a la Iglesia cuatro sacerdotes, una monja, conversiones y bautismos de adultos no cristianos que siguen teniendo un auténtico crecimiento espiritual”.
El comunicado de prensa dio lugar a artículos en medios de Guadalajara sobre la supresión de la parroquia, que aparecieron ayer en los periódicos El Informador y Mural de Guadalajara.
Decreto empañado por contradicciones y errores fácticos
El error más evidente es el nombre de la Fraternidad de San Pedro como “La Fraternidad de San Pedro encadenado”, confundiendo el nombre de la FSSP con el nombre de la cuasi-parroquia erigida en la arquidiócesis. El documento también establece que la parroquia tiene el mismo nombre que el FSSP, lo que confirma que los funcionarios arquidiocesanos están confundidos sobre el nombre real del FSSP.
Además, el decreto llama incorrectamente a la casa pastoral FSSP una “casa de formación”, aunque fue erigida canónicamente para el trabajo pastoral y no para la formación de sacerdotes. El decreto cita esta designación como base para prohibir las Misas públicas y restringir el número de misas en la casa, aunque no está claro que el arzobispo tenga la autoridad para imponer tal restricción sobre la casa de una sociedad de derecho pontificio que fue expresamente creado para atender las necesidades pastorales de los laicos, que desarrollan allí sus actividades.
El documento también permite a los sacerdotes de la FSSP continuar la celebración de la Misa “según el Misal de 1962 (art. 2 TC), con la única proclamación de las lecturas en lengua vernácula”, mandato que parece contradictorio, dado que el misal requiere que las lecturas de las Escrituras se hagan en latín. Algunas fuentes dicen que los sacerdotes de la FSSP ya proclaman las Escrituras en la lengua vernácula al dar su homilía después de leerlas por primera vez en latín.
A pesar de los obstáculos que enfrentan, los ex feligreses continúan “reafirmando su inquebrantable fidelidad y servicio a la Iglesia Católica y al sucesor de San Pedro”, y aún expresan “esperanza de que seamos escuchados por el Cardenal Francisco Robles Ortega” y obtener la revocación de su decreto, según su nota de prensa.
Catholic World Report
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