domingo, 8 de agosto de 2021

¿ES POSIBLE DECIR UNA HEREJÍA EN EL SIGLO XXI?

Una cosa es, como San Pablo, aprovechar el altar al “dios desconocido” de los atenienses en camino del Areópago y otra identificar a Buda con Cristo, a Venus con María Magdalena y a Popeye con Sansón.

Por el padre Javier Olivera Ravasi, SE


Hace ya cien años que, el famoso cardenal Louis Billot, analizando la cultura de ciertos pueblos primitivos, planteaba en un famoso trabajo -hoy casi inhallable y sólo en lengua francesa (“La providencia de Dios y el número infinito de hombres fuera de la vía normal de la salvación”, Études 161, Octobre-Novembre-Décembre 1919, París, 129-149), que gran parte de los hombres modernos eran incapaces de cometer un pecado mortal en razón del grado de barbarie antropológica en el que se encontraban.

Eran incapaces. No-podían-hacerlo.

Ahora bien, para quienes conozcan algo de la historia de la Iglesia sabrán que, en tiempos de la inquisición, sólo eran pasibles de juicio quienes hubiesen sido bautizados en la Iglesia Católica. Es decir, un judío, un musulmán, un budista o un ateo, no podían (ni pueden), formalmente hablando, caer en herejía, algo que por entonces era, al mismo tiempo, pecado y delito punible por la ley civil.

Nos explicamos: si un hijo de Mahoma dijese (ayer u hoy) que la Virgen María no fue virgen o un judío plantease que Jesús no multiplicó los panes, sino que ablandó el corazón de los israelitas para que dividieran lo que tuviesen en sus zurrones, no por ello caerían en herejía. ¿Y por qué? Porque carecen de Fe católica contra la cual se podría heretizar (herejía es “la negación pertinaz, después de recibido el bautismo, de una verdad que ha de creerse con fe divina y católica, o la duda pertinaz sobre la misma”, dice el actual Código de derecho canónico, can. 751).

Ahora bien: si un católico, también en tiempos medievales, donde la sociedad era cristiana y se enseñaba verdadera doctrina católica, decía algo contra la Fe de modo pertinaz aún después de habérsele advertido, entonces no había excusa.

Y recalcamos lo de “verdadera doctrina” porque a esto vamos: ¿es posible caer HOY en herejía?

Y la respuesta inicial que a uno le viene a la cabeza, es que sí; que ¡claro!¡que está lleno de herejes y blasfemos, etc., etc.! Y estamos de acuerdo, al menos en parte.

Pero precisemos. Si uno ha escuchado en su Catecismo que “todo es misericordia”, que “todo vale”, que “Dios se encuentra en todas las religiones”, que “no es necesario misionar”, que “Jesús es uno de los tantos modos en que la divinidad se ha presentado”, etc., etc., ¿tiene realmente la Fe católica o es un simple pagano que ha sido bautizado?

A esto se refería Benedicto XVI cuando, hace unos días decía, refiriéndose al (nuevo) cisma alemán:

«No se trata de separar a buenos de malos sino a los que creen de los que no»

Y es así nomás; hay muchos bautizados que ya no creen en lo que cree la Iglesia.


Si no, basta ver lo que está sucediendo en varios lugares, algunos públicos, como lo que pasó hace días con cierta de una “organización religiosa” donde se identificaba a la Virgen María con la mismísima Pachamama (ver Aciprensa) para, luego, con total inocencia, pedir disculpas “a quienes se sintieron ofendidos por nuestra publicación” sin llegar a ver allí ni el daño realizado ni la verdad conculcada respecto de la Sagrada Revelación.

Porque una cosa es, como San Pablo, aprovechar el altar al “dios desconocido” de los atenienses en camino del Areópago y otra identificar a Buda con Cristo, a Venus con María Magdalena y a Popeye con Sansón.

Y todo sin que se les mueva un pelo.

Es decir: ¿se puede caer en herejía el día de hoy? Creemos que, en muchos casos, no. Porque muchos no han sido educados en la Fe de la Iglesia, sino en una fe diluida, atomizada y emputecida que les impide siquiera contradecirla, por no conocerla. Y quizás, esto los salve.

Para quienes sí estará más difícil es para quienes tuvieron la carga de comunicar la Fe verdadera, pues no podrán alegar ignorancia invencible. En fin; lo veremos, como decía Borges, en “el día ulterior que suceda a la agonía”.

Que no te la cuenten…

Javier Olivera Ravasi, SE


Que no te la cuenten




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