Los atacantes le pusieron una capucha a la estatua, una soga al cuello, le ataron con cuerdas y la derribaron. Una vez en el suelo, le arrancaron la cabeza y la vandalizaron con frases como «por nuestros muertos».
La estatua fue donada por la colonia italiana de Barranquilla en 1892, con motivo de la conmemoración de los 400 años del Descubrimiento de América.
El alcalde de Barranquilla, Jaime Pumarejo, ha afirmado que «la violencia solo genera más violencia. Los invito a despojarse del odio y a construir un mejor país». El edil agregó: «No hemos reprimido ni vamos a reprimir la protesta pacífica, pero sí vamos a ordenar que se siga identificando, capturando y persiguiendo a quienes cometen actos vandálicos y terroristas».
Hace apenas unos días, en Bogotá un grupo de indígenas de la etnia misak intentaron derribar las estatuas de Cristóbal Colón e Isabel la Católica, pero lograron ser detenidos por la Policía. El ayuntamiento de la capital colombiana decidió retirar ambas estatuas a un lugar seguro, a la espera de que la situación se calme en el país.
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