En el monasterio de las clarisas eremitas en la ciudad de Fara Sabina (Italia), se encuentran las anfitrionas de honor, 17 monjas cuyos cuerpos fueron encontrados intactos.
El edicto Saint Cloud
El misterio de las monjas momificadas comienza en el 1806 con la promulgación del edicto napoleónico Saint Cloud en el Reino de Italia.
El edicto estableció que los entierros se debían realizar en las afueras de las murallas de la ciudad, en lugares soleados y ventilados.
Los estudios científicos de la época, decían que las tumbas dentro de la ciudad ocasionaban enfermedades y epidemias.
Todas las tumbas debían ser iguales, para evitar discriminación entre las salmas. Para los difuntos ilustres, había una comisión de magistrados para decidir lo que se debía tallar en el epitafio de la tumba.
Este edicto tuvo, pues, dos motivos básicos: uno higiénico-sanitario y otro ideológico-político.
De esta manera siguiendo la ordenanza Saint Cloud, las clarisas se vieron obligadas a desenterrar los cuerpos de sus hermanas del cementerio privado, para trasladarlos a las afueras de la ciudad.
Es entonces cuando se llevaron una gran sorpresa, encontraron 17 cuerpos intactos, con las partes musculares indemnes.
Las monjitas prefirieron ante tal milagro, conservarlos y las colocaron dentro de un muro en el monasterio.
Facebook | Clarisse Eremite Fara Sabina
La Segunda Guerra Mundial
Al final de la segunda guerra en el 1944, los estadounidenses bombardearon una buena parte del monasterio.
En 1963 la abadesa madre Beatrice Mistretta, decidió cambiar las reglas tan estrictas de las clarisas eremitas, que vivían en completo silencio (estaba completamente prohibido expresarse con palabras).
Y se puso junto a sus hermanas a reconstruir el monasterio, siendo ellas mismas carpinteros y albañiles.
Al final de la segunda guerra en el 1944, los estadounidenses bombardearon una buena parte del monasterio.
En 1963 la abadesa madre Beatrice Mistretta, decidió cambiar las reglas tan estrictas de las clarisas eremitas, que vivían en completo silencio (estaba completamente prohibido expresarse con palabras).
Y se puso junto a sus hermanas a reconstruir el monasterio, siendo ellas mismas carpinteros y albañiles.
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Y de nuevo la gran sorpresa, con los trabajos de reconstrucción reaparecieron los cuerpos de las 17 hermanas de entre la mampostería, igualmente intactos como antes, esta vez ni las bombas pudieron hacerles daño.
El examen con el Carbono 14
Las hermanas hicieron analizar los cuerpos con el carbono 14, que confirmaron su data, de mediados del siglo XVII, coincidiendo precisamente con la fecha del nacimiento del monasterio.
Según los datos conservados de las clarisas, las 17 eran las primeras monjas del monasterio, por lo tanto parecería ser que se trata de las fundadoras del convento.
En 1994 las clarisas decidieron colocarlas en una urna de vidrio, vistieron una a una con el hábito de la orden, para su asombro, lo hicieron con mucha facilidad, ningún cuerpo se desmoronó.
Las hermanitas suelen cada tanto rezar junto a sus hermanas de cuatro siglos, muchos pueden decir que es un acto un poco macabro, pero es en realidad de fe.
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