El documento causó indignación entre los católicos del país, ya que durante este período, que va desde el Jueves Santo, 1 de abril, hasta el Domingo de Resurrección, 4 de abril, se permite el funcionamiento de tiendas, supermercados, farmacias y restaurantes, con capacidad reducida en algunas regiones.
La Decisión viola el derecho fundamental al ejercicio de la libertad religiosa y religiosa
Según el arzobispo de Piura y Tumbes, José Antonio Eguren, “esta decisión del gobierno peruano es dolorosa para todos, porque somos un pueblo profundamente creyente y católico, hambrientos de la presencia eucarística de Dios en nuestras vidas. Es una decisión que no podemos entender porque viola el derecho fundamental al ejercicio adecuado de la libertad religiosa y religiosa”.
Para el prelado, detrás de esta decisión “hay una visión ideológica secular y equivocada del ser humano que subestima la dimensión espiritual de la persona, como si no existiera, fuera irreal, o no tuviera importancia para el 90% de la población peruana, que se confiesa creyente”.
El Arzobispo considera "un exceso prohibir a nivel nacional celebraciones litúrgicas dentro de los templos donde se hacen cumplir estrictamente los protocolos sanitarios que la Iglesia Católica estableció con el Ministerio de Salud, aplicados responsablemente en un ambiente controlado, con distancia y sin mucho movimiento".
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