El gran pensador español Juan Donoso Cortés (1809-1853) apoyó el estrecho vínculo entre panteísmo e igualitarismo. Por eso, en una época como la nuestra, de feminismo desenfrenado y homosexualismo creciente -y por lo tanto, de igualitarismo vicioso- no estoy convencido de que el ateísmo (teórico y/o práctico) sea la forma definitiva de irreligión occidental.
Por Martino Mora
No se puede excluir la hipótesis de una espiritualidad al revés, neopagana-luciferina, centrada en el panteísmo absoluto y al mismo tiempo en un antropocentismo más prometeico.
El materialismo más total se conjugará, volcado a veces, con un neoespiritualismo desviado, en el que el "haz lo que quieras", proclamado abiertamente, será un señuelo para la esclavitud espiritual más brutal. Que en lugar de seguir alabando un mecanismo científico obsoleto o el cientificismo evolucionista darwinista, se apoyará en el magismo irracionalista más inquietante y oscuro.
Y al final se pudo descubrir que, detrás del panteísmo Pachamámico y el culto a la "madre tierra", se esconde el verdadero inquilino, cornudo y serpenteante, del piso de abajo.
Si quisiéramos trasladar el mismo razonamiento al plano antropológico, podríamos afirmar que primero vino el homo oeconomicus, el hombre secularizado, el hombre que no piensa sino que calcula, el hombre de negocios que ama el consumo, el hombre que concibe como átomo. El hombre que reemplaza la misa dominical con una visita al centro comercial.
El hombre del materialismo total
Luego, en los años sesenta, con el descenso posmoderno hacia lo peor, llegó su hijo, un hijo legítimo, rebelde sólo en apariencia: el hombre del inframundo, Dionisiaco, Shivaíta, borracho, puro instinto, todo tatuado y drogado. A veces poseído. El hombre de espiritualidad al revés. El Hombre Pachamama.
Iltalebano
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