Tras un lobby de muchos años y de exhaustivo trabajo, la violencia de género, exclusiva para la mujer, ha quedado por encima de la violencia doméstica, dentro de la que se incluye el maltrato al varón y a los menores de edad. En el primer caso se considera un delito penal, en tanto, en el segundo caso se suele tipificar como falta.
El caso que presentamos hoy, y que puede conocer detalladamente en el siguiente link, es una muestra de cómo una mujer se aprovecha de la justicia feminista. El maltrato institucional, legislativo y judicial que sufre el varón se puede apreciar en un divorcio que tiene a sus hijas como rehén y el dinero como objetivo final.
El varón sufrió la persecución económica y mental de su exmujer, primero en la previa al pedido de divorcio y, posteriormente, cuando la separación se realizó hubo un seguimiento de todos los ingresos con el fin de quitárselos. La exmujer aprovechó una enfermedad para usar en el ámbito judicial y médico.
El aspecto económico también llegó al ámbito relacional, al buscar alejarlo de sus hijas y de la educación de ambas. Al punto de esconder alguna enfermedad o situación compleja de las menores, como así también alejarlo de los centros educativos a los que asistieron las hijas de ambos, hoy mayores de edad.
La desigualdad de género, tan reclamada desde los movimientos feministas, se aplica en la justicia que actúa a favor de la mujer, aún sin pruebas o solo con el relato femenino. El crecimiento de instituciones gubernamentales u ONG, que únicamente cuentan con la mirada hacia el feminismo, abre una brecha en la desigualdad de género en desmedro del varón, que además es utilizado como sostén de la familia que se ha desmembrado.
Varones Unidos
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