jueves, 21 de enero de 2021

LOS HEREJES SON UNA MANERA DE GENTE LOCA

No hace falta volver a inventar la rueda a cada rato. Los cristianos de hace ocho siglos ya sabían dos cosas que, de alguna forma, parece que hemos olvidado.

Por Bruno M.

“Herejes son una manera de gente loca que se esfuerza por escatimar las palabras de Jesucristo, y darles otro entendimiento distinto de aquel que los padres santos le dieron y que la iglesia de Roma cree y manda guardar. […] Dignidad ni oficio público no debe tener el que fuere juzgado por hereje, y por ello no puede ser papa ni cardenal ni patriarca ni arzobispo ni obispo ni puede tener ninguna de las otras honras y dignidades que pertenecen a la iglesia. Otrosí decimos que el que fuese no puede ser emperador ni rey ni conde ni duque ni debe tener ningún oficio ni lugar honrado de aquellos que pertenecen a señorío seglar. Y aun decimos que si fuere probado contra alguno que es hereje, que debe perder por ello la dignidad que antes tenía”.
Alfonso X el Sabio, Siete partidas, siglo XIII
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No hace falta volver a inventar la rueda a cada rato. Los cristianos de hace ocho siglos ya sabían dos cosas que, de alguna forma, parece que hemos olvidado.

En primer lugar, que la herejía deforma las palabras de Cristo y es una especie de locura, porque abandona la verdad y la sustituye por errores y absurdos varios, ya se llamen arrianismos, protestantismos, gnosticismos o modernismos. Las herejías no son algo sin importancia ni mucho menos riquezas y los heresiarcas no son testigos del Evangelio. Aquellas son locuras y disparates y estos son los disparatados que las difunden.

La Iglesia, por lo tanto, no puede dejar de predicar el verdadero Evangelio a esos que lo han abandonado por doctrinas novedosas y extrañas, para que se conviertan a la verdadera fe y abandonen su locura, por mucho que esa predicación suene intolerante y poco pluralista a oídos modernos. Si en lugar de defender la cordura, contemporizamos con la locura y damos a entender que una y otra en esencia son lo mismo, terminaremos todos locos, es decir, sin fe.

En segundo lugar, los cristianos medievales sabían también que es un suicidio tener como sacerdotes, religiosos y obispos a personas que no comparten la fe católica. No hace falta explicar esto, porque es de sentido común. En el último medio siglo, sin embargo, el sentido común parece haberse ido de vacaciones en la Iglesia y todos hemos visto a multitud de clérigos afirmar herejías y tonterías públicamente, sin consecuencias ni apenas reacción por parte de sus superiores, más allá de recompensarlos con buenos puestos y con la impunidad que les permite seguir extendiendo su locura en nombre de la Iglesia.

¿Cómo no van los hombres a abandonar la Iglesia por millones? Si locura y cordura son lo mismo, que cada uno elija la locura que más le satisfaga y santas pascuas. ¿Por qué nos extrañamos de que el mundo se esté volviendo loco? Si en la Iglesia, cuya misión es defender la cordura que viene de Dios, los locos son honrados como si estuvieran cuerdos, será que la cordura de la fe estaba sobrevalorada y, al final, el mundo tenía razón.

Gracias a Dios, por mucho que coqueteemos con locuras y mundanidades, seguimos teniendo la voz de los que nos precedieron en la fe, como el rey Alfonso X el Sabio, para que nos recuerde tantas cosas de sentido común que hemos olvidado.


Espada de Doble Filo


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