“A veces me pregunto cómo puede un sacerdote permanecer fiel a su vocación sin creer en el diablo. Lo convierte en una especie de trabajador social y nada más”, dijo el exorcista veterano François-Marie Dermine.
Por J. Lozano
En estos años ha publicado varios libros sobre el ministerio del exorcismo y los peligros que rodean las creencias y prácticas oscuras del ocultismo. Y ante la gravedad de la situación ha querido publicar un nuevo libro Ragioniamo sul demonio. Tra superstizioni, mito e realtà (Razonemos sobre el diablo: entre supersticiones, mitos y realidad).
En una entrevista con el National Catholic Register, el padre Dermine afirma con rotundidad: “Soy exorcista y me duele mucho escuchar a la gente en general y a los sacerdotes en particular negar la acción concreta del diablo en nuestras vidas. No pude soportar más esta situación. Es la razón fundamental por la que escribí este libro. La fe privada de la creencia en la existencia del diablo no es genuina porque la existencia de los ángeles es una verdad de fe, y el diablo es un ángel caído. Lo tengo muy claro desde este punto de vista. Quien niega la existencia del diablo es un hereje. Evidentemente, el diablo no está en el centro de la fe, pero su figura es indispensable para comprender el misterio de la fe”.
“A veces me pregunto cómo puede un sacerdote permanecer fiel a su vocación sin creer en el diablo. Lo convierte en una especie de trabajador social, pero nada más”, agrega.
De este modo, este dominico afirma que tanto fuera de la Iglesia pero también en su interior se vive un periodo de “gran racionalismo”. En su opinión, “tratamos de encontrar una explicación, una demostración de todo, pero como recuerdo en mi libro, la existencia del diablo no se puede demostrar, se debe creer. Incluso si hay buenas razones para creerlo en un nivel racional, no es suficiente. Después del Vaticano II, el deseo de racionalizar la fe, especialmente en regiones donde el catolicismo era muy tradicional, fue a veces demasiado radical. Muchos miembros del clero parecen querer emanciparse de conceptos que les parecen demasiado medievales, atrasados o incluso supersticiosos, mientras que la creencia en el diablo todavía está bastante extendida en el resto de la sociedad, especialmente entre los jóvenes”.
Por otro lado, el padre Dermine alerta de un resurgimiento de un “satanismo agresivo”. Explica que esto lo ha visto por su propia experiencia, pero también con sólo echar un vistazo en internet. “El satanismo es ahora una realidad para muchos jóvenes, que ya saben mucho al respecto gracias a los recursos que encuentran online. En estos sitios web, la figura del diablo es alabada abiertamente y atrae a mucha gente, esta figura del diablo que se emancipa de Dios para llevar su vida como le plazca. También hay un crecimiento de grupos satánicos reales, cuando en el pasado eran una realidad muy excepcional. Se están multiplicando de una forma muy preocupante”, asegura.
Pero además, este exorcista añade que también lo ve “a través de las víctimas del satanismo, de ritos peligrosos, que vienen a verme y que han vivido en su propia piel sufrimientos inimaginables y sin precedentes. Personalmente, puedo decir que viene a verme más gente que antes y, lamentablemente, no puedo seguirlos a todos. El satanismo ha salido a la luz y debemos tener mucho cuidado al respecto”.
Uno de los riesgos que se puede correr es que si se habla demasiado del diablo, se vea su firma en todas partes y se le atribuyan todos los males. Ante esta posibilidad, el padre Dermine señala que “cuando la gente viene a verme para un exorcismo, paso mucho tiempo hablando con ellos, porque a menudo olvidan que la mayoría de nuestros males no son causados por manifestaciones del diablo sino por nosotros mismos, ya que somos la causa del 90% de nuestros males. Que el diablo luego venga a exasperarlos es un hecho”.
Para ello, pone el ejemplo de Adán y Eva, porque “fueron ellos quienes cometieron el pecado original, no la serpiente. Obviamente, fueron inducidos por el diablo, pero seguramente el pecado es causado por nuestras elecciones. Sería demasiado fácil arrojar nuestros pecados sobre el diablo. No es fácil llegar a un equilibrio, en este sentido. Las personas que se apresuran hacia el exorcista en cualquier ocasión también corren el riesgo de no ver las causas naturales de sus problemas”.
El exorcista también habla del poder de prácticas ocultas como el mal de ojo, incluso en personas de fe que sean víctimas de terceras personas. En este sentido, afirma que “este hecho ha sido confirmado por mi propia experiencia. Todos pueden ser víctimas del mal. Pero es obvio que es más difícil que una persona que trata de vivir una vida honesta en la gracia de Dios se convierta en presa del diablo. Sin embargo, he seguido a cristianos devotos que estaban bajo su control. Pero si esto sucede, si Dios lo permite, es para permitir que estas personas obtengan un bien mayor. Personalmente fui testigo de que estas personas pueden dar un salto cualitativo importante en su vida humana y en su vida de fe. También tenemos varios ejemplos de santos poseídos en la historia, y esto significa mucho. Sin embargo, estas personas han podido ganar la batalla con la ayuda de Dios, y esto también fortaleció su santidad y humanidad”.
Por ello, también recuerda que “cuando hablo con la gente, siempre les digo que no hay antídotos absolutos para la acción del diablo. Estamos llamados a estar alerta mientras nuestro enemigo anda como un león rugiente tratando de hacernos caer. Tenemos que estar atentos, sin poner nunca al diablo, o el miedo a él, en el centro de nuestra atención. Jesucristo está siempre en el centro, así como el amor infinito de Dios hacia nosotros”.
También se habla mucho de la relación de personas muy poderosas con el satanismo. “Aquellos que buscan el poder a veces se ven tentados a confiar en el diablo. Este peligro es real. No se excluye en absoluto que personas de alto rango adoren explícitamente al diablo, por no mencionar la masonería, algunos de cuyos miembros pueden llevarse muy bien con el satanismo”, señala a este respecto.
¿Qué pueden hacer los católicos ante este resurgimiento del satanismo? Este exorcista afirma que “la oración es la primera arma, para ellos mismos, pero también para los ministros de la Iglesia, todos aquellos que tienen cargos de responsabilidad”.
“En estos tiempos de confusión, donde el diablo tiene ante sí una autopista, los fieles tienen el deber de profundizar su fe, de formarse. Necesitamos pensar mucho en asuntos de fe y el mundo que nos rodea. Es exactamente por eso que llamé a mi libro Vamos a razonar sobre el diablo”, concluye
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