Las preocupaciones del arzobispo de Cali, Mons. Darío de Jesús Monsalve, son muy diferentes a las de la verdadera Iglesia. Su voz de pastor de almas solo resuena con firmeza cuando defiende a los enemigos ateos de nuestra fe.
Por Eugenio Trujillo Villegas
El Arzobispo de Cali, Colombia, Mons. Darío de Jesús Monsalve, ha tenido muchos contratiempos en el ejercicio de su controvertida misión pastoral. El celo por defender a las ovejas de su rebaño no debería ser un problema ya que el Evangelio dice que un verdadero pastor debe defender a sus fieles de los muchos enemigos de la Fe Católica, especialmente en estos tiempos de confusión.
Sin embargo, este arzobispo no se destaca en este campo porque poco o nada dice sobre la actual crisis religiosa. No le preocupa la pérdida de la fe de innumerables católicos que abandonan la Iglesia para unirse a otras sectas cristianas y así distanciarse de los sacramentos y olvidar la santa y perenne doctrina de la Iglesia. De hecho, ya nadie enseña ni proclama esta doctrina, ya que los llamados a hacerlo la reemplazan por un nuevo “evangelio” marxista.
Las preocupaciones del arzobispo son muy diferentes a las de la verdadera Iglesia. Su voz de pastor de almas solo resuena con firmeza cuando defiende a los enemigos ateos de nuestra fe. Estos son los terroristas que están destruyendo nuestra nación y los grupos subversivos que han sembrado el odio y el crimen en nuestra sociedad enferma y decadente.
Camilo Torres |
Cuando se firmaron los acuerdos de paz con las FARC en 2016, el arzobispo no dudó en invitar a los líderes de la organización a asistir a un retiro espiritual del clero. Dirigió el retiro en una casa religiosa cerca de Cali. Nos preguntamos qué ventaja podría haber sacado el clero diocesano al escuchar las hazañas terroristas de algunos de los peores criminales de la nación. Poco antes del plebiscito en el que Colombia rechazó los Acuerdos de las FARC en 2016, el arzobispo anunció que quienes votaban en contra no eran buenos católicos. Sostuvo que los cristianos deberían aceptar la rendición del país a las extorsiones de las FARC.
El 'padre' Francisco de Roux |
Más recientemente, el arzobispo y el padre Francisco de Roux, el superior jesuita en Colombia, se convirtieron en intermediarios en negociaciones desastrosas con el ELN que fracasaron. Este grupo no muestra signos de querer la paz. En cambio, los terroristas del ELN han redoblado sus ataques y crímenes. Detonaron un coche bomba, por ejemplo, en la Escuela de Policía de Bogotá en enero de 2019, asesinando a 21 e hiriendo a cientos de jóvenes cadetes.
En agosto de este año, el fogoso arzobispo volvió a despertar la polémica al acusar al gobierno colombiano de 'promover el genocidio' contra el ELN. La declaración fue tan descabellada que el nuncio apostólico en Colombia, el arzobispo Luis Mariano Montemayor, se pronunció y declaró que este punto de vista no era compartido por los otros obispos, las autoridades del Vaticano o el Papa Francisco.
Una amistad inexplicable
¿Cómo explicar una amistad tan estrecha entre el arzobispo y los peores terroristas de Colombia? No sabemos. Pero el arzobispo Monsalve le debe al país y a la ciudad de Cali una explicación muy necesaria. Los fieles de su arquidiócesis rechazan completamente su trato con estos grupos terroristas. En el pasado reciente, estos grupos subversivos cometieron crímenes espantosos contra los fieles que gobierna el arzobispo Monsalve. Puede que haya olvidado que en 2002, pistoleros de las FARC asesinaron vilmente a su predecesor en la Arquidiócesis de Cali, el Reverendísimo Isaías Duarte cuando terminaba de decir una misa por secuestro de víctimas, un acto de barbarie con pocos precedentes en la larga historia de la Iglesia.
Padre Isaías Duarte, asesinado por las FARC |
Además, casi al mismo tiempo, el ELN secuestró a unos 200 feligreses que asistían a una misa en la Iglesia La María de Cali. Casi al mismo tiempo, secuestraron a otras 50 personas que conversaban en un restaurante en las afueras de la ciudad. Ambas operaciones terroristas fueron planeadas con la mayor traición. Algunas víctimas secuestradas estuvieron retenidas durante casi dos años, mientras que otras fueron asesinadas cobardemente. En 1989, el ELN secuestró, torturó y asesinó al obispo de Arauca (Colombia), Mons. Jesús Emilio Jaramillo.
Monseñor Jesús Emilio Jaramillo, asesinado por las FARC |
Ni las FARC ni el ELN mostraron la menor señal de arrepentimiento, reparación o solicitud de perdón por estos horribles hechos. Para ellos, estos crímenes son actos legítimos en una guerra abierta contra nuestra sociedad. Quieren destruir el orden actual para imponernos el sistema marxista que impera en Cuba y Venezuela. Quieren eliminar las libertades de las personas y llevar a toda la población a la miseria y la opresión. ¿Es este quizás el evangelio que predica el arzobispo? ¿Es esta la fe que quiere imponer a los fieles católicos de Cali? ¿Es la opción preferencial del arzobispo Monsalve por el evangelio del marxismo, la miseria y el crimen?
¡Este parece ser el caso! Los católicos de esta importante arquidiócesis colombiana de unos cuatro millones de habitantes en Cali y ciudades aledañas no queremos ni aceptamos esta temeridad. Incluso aquellos residentes que no son católicos no quieren soportar la necedad del prelado.
En estos tiempos de confusión y pérdida de fe, las actitudes destructivas del arzobispo Monsalve escandalizan a sus fieles. Estas actitudes son inapropiadas para su cargo. De hecho, parece que las garras y los colmillos del lobo que es, están empezando a sobresalir de los bordes de su sotana episcopal, y no le importa esconderlos. Este pastor, que debía alimentar al rebaño de Cristo, se ha convertido en un lobo que los dispersa y los lleva a la perdición.
¡Qué terrible y espantosa situación! Sería menos grave si los que están dentro de la Iglesia ejercieran su autoridad para poner las cosas en orden. Si exigieran que este pastor se comportara como debe o, en su defecto, lo destituyeran de su cargo y nombraran a otro que cumpliera el mandato de Nuestro Señor Jesucristo a Pedro, elegido como cabeza de sus apóstoles: "Apacienta mis ovejas" (Juan 21:16).
Eugenio Trujillo Villegas es Director de la Sociedad Colombiana Tradición y Acción.
Fatima Today
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