Monseñor Héctor Aguer, Arzobispo Emérito de La Plata y Académico de Número de la Academia Nacional de Ciencias Morales y Políticas, señaló que “en esta circunstancia tan difícil y tan dolorosa, a causa de los contagios, cómo es posible que no vayamos a adorar a Dios, a suplicar a Dios, a rezar”.
Queridos amigos, ya llevamos seis meses de encierro y supongo que ustedes lo sufren igual que yo. ¿Qué hay que pensar acerca de esta política sanitaria? Gente que está mejor formada e informada que yo advierten que no ha habido un acierto porque se nos ha encerrado prematuramente cuando el virus casi ni aparecía ni circulaba y ahora estamos en el pico de la pandemia y ni la gente resiste psicológicamente ni resiste la realidad por lo que es necesario ir abriendo cauces. Me animo a decir que la cosa no ha funcionado bien.
¿Qué hay que pensar de todo esto después de todo? Lo que he advertido es que el Estado Argentino, que tiene una tendencia crónica al autoritarismo, está incurriendo, en la actualidad, en posturas que podríamos llamar totalitarias. La gente del Derecho muestran que, efectivamente, se están conculcado derechos y garantías que están tutelados por la Constitución Nacional.
Yo me voy a dedicar sólo a un punto que me parece fundamental: el Gobierno ha prohibido las celebraciones litúrgicas, ha prohibido celebrar misa con fieles, se ha prohibido el culto de Dios, ha cerrado las iglesias y, cada tanto, se dice que se puede abrir un poco para que la gente rece desde afuera y demás. Por supuesto que hay sacerdotes que con toda sensatez han hecho lo que tenían que hacer. Por ejemplo en la parroquia donde yo vivo, que es una iglesia enorme, ahí podrían estar perfectamente 80 o 100 personas guardando la distancia social y sin peligro. Esto ha sido un arrebato inconveniente, indebido y yo pensé que debía protestarse contra eso.
En el fondo, la cuestión que está en juego aquí es la siguiente: El Estado, cuyo deber constitucional, según el artículo 2°, es fomentar el culto católico cuando dice “sostiene el culto católico, apostólico y romano”. Y sostiene no quiere decir que le larga unos mangos a los curas sino que sostiene quiere decir que fomenta, favorece. Juan Bautista Alberdi, que ha sido el autor de “Las Bases de la Constitución”, decía que el Estado no puede sostener un culto que no es el propio o sea que estaba afirmando que la religión católica es el culto propio del Estado Argentino. Lo cierto es que, hoy día, el Estado se ha permitido prohibir la liturgia porque no es una actividad esencial. Para ellos que no creen en nada no será una actividad esencial pero para muchísimos argentinos, para la inmensa mayoría, ciertamente lo es porque cómo no va a ser esencial dar culto a Dios y no porque haya un precepto del domingo solamente sino que el precepto está porque es una realidad fundamental en la vida humana.
Además, en esta circunstancia tan difícil y tan dolorosa, a causa de los contagios, con tanta gente enferma y a veces gente muy cercana nuestra, cómo es posible que no vayamos a adorar a Dios, a suplicar a Dios, a rezar. Miren en Estados Unidos, el Presidente Trump, en su momento, tomó una posición muy diferente y decidió una Jornada de Oración y dijo que hay que rezar mucho porque necesitamos la ayuda de Dios para superar esta circunstancia difícil. Acá es no se ha hecho.
A mí me ha asombrado que no hubiera más protestas por este asunto. Pienso que la cuestión no es simplemente si aceptamos o si estamos desobedeciendo una orden. Es que no corresponde que el Estado tome medidas arbitrarias de este tipo que son medidas totalitarias. A propósito de este asunto lo que pasa es que el actual gobierno va por todo y han dicho “vamos por todo” y en ese todo nos arrasan a nosotros también.
Hay algo que yo les sugiero para que ustedes lo piensen: esta obligación de no poder dar culto a Dios, esta prohibición de dar culto a Dios, tiene que hacernos recuperar el sentido de lo que implica el culto de Dios, la misa dominical, la oración diaria, la referencia a Dios. ¿Cómo es posible que una sociedad sobreviva sin esta referencia a Dios? No ha habido cultura en el Historia que no se haya referido a lo alto, a lo otro, a lo sagrado, a los dioses o como se los llame. Acá hay un valor que no es exclusivamente religioso sino que es también cultural, civil, social.
Les dejo este pensamiento para que valoremos mucho más, ahora que estamos restringidos, aquello que constituye esencialmente la vida del cristiano.
¿Qué hay que pensar de todo esto después de todo? Lo que he advertido es que el Estado Argentino, que tiene una tendencia crónica al autoritarismo, está incurriendo, en la actualidad, en posturas que podríamos llamar totalitarias. La gente del Derecho muestran que, efectivamente, se están conculcado derechos y garantías que están tutelados por la Constitución Nacional.
Yo me voy a dedicar sólo a un punto que me parece fundamental: el Gobierno ha prohibido las celebraciones litúrgicas, ha prohibido celebrar misa con fieles, se ha prohibido el culto de Dios, ha cerrado las iglesias y, cada tanto, se dice que se puede abrir un poco para que la gente rece desde afuera y demás. Por supuesto que hay sacerdotes que con toda sensatez han hecho lo que tenían que hacer. Por ejemplo en la parroquia donde yo vivo, que es una iglesia enorme, ahí podrían estar perfectamente 80 o 100 personas guardando la distancia social y sin peligro. Esto ha sido un arrebato inconveniente, indebido y yo pensé que debía protestarse contra eso.
En el fondo, la cuestión que está en juego aquí es la siguiente: El Estado, cuyo deber constitucional, según el artículo 2°, es fomentar el culto católico cuando dice “sostiene el culto católico, apostólico y romano”. Y sostiene no quiere decir que le larga unos mangos a los curas sino que sostiene quiere decir que fomenta, favorece. Juan Bautista Alberdi, que ha sido el autor de “Las Bases de la Constitución”, decía que el Estado no puede sostener un culto que no es el propio o sea que estaba afirmando que la religión católica es el culto propio del Estado Argentino. Lo cierto es que, hoy día, el Estado se ha permitido prohibir la liturgia porque no es una actividad esencial. Para ellos que no creen en nada no será una actividad esencial pero para muchísimos argentinos, para la inmensa mayoría, ciertamente lo es porque cómo no va a ser esencial dar culto a Dios y no porque haya un precepto del domingo solamente sino que el precepto está porque es una realidad fundamental en la vida humana.
Además, en esta circunstancia tan difícil y tan dolorosa, a causa de los contagios, con tanta gente enferma y a veces gente muy cercana nuestra, cómo es posible que no vayamos a adorar a Dios, a suplicar a Dios, a rezar. Miren en Estados Unidos, el Presidente Trump, en su momento, tomó una posición muy diferente y decidió una Jornada de Oración y dijo que hay que rezar mucho porque necesitamos la ayuda de Dios para superar esta circunstancia difícil. Acá es no se ha hecho.
A mí me ha asombrado que no hubiera más protestas por este asunto. Pienso que la cuestión no es simplemente si aceptamos o si estamos desobedeciendo una orden. Es que no corresponde que el Estado tome medidas arbitrarias de este tipo que son medidas totalitarias. A propósito de este asunto lo que pasa es que el actual gobierno va por todo y han dicho “vamos por todo” y en ese todo nos arrasan a nosotros también.
Hay algo que yo les sugiero para que ustedes lo piensen: esta obligación de no poder dar culto a Dios, esta prohibición de dar culto a Dios, tiene que hacernos recuperar el sentido de lo que implica el culto de Dios, la misa dominical, la oración diaria, la referencia a Dios. ¿Cómo es posible que una sociedad sobreviva sin esta referencia a Dios? No ha habido cultura en el Historia que no se haya referido a lo alto, a lo otro, a lo sagrado, a los dioses o como se los llame. Acá hay un valor que no es exclusivamente religioso sino que es también cultural, civil, social.
Les dejo este pensamiento para que valoremos mucho más, ahora que estamos restringidos, aquello que constituye esencialmente la vida del cristiano.
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