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“En el ordenamiento jurídico argentino está consagrada la libertad de enseñanza. Existe en la Argentina un único sistema de educación pública que tiene dos vertientes: la gestión estatal y la gestión privada. Sobre esto hay algo que me gustaría aclarar: a veces se habla de escuela pública refiriéndose sólo a la estatal y no es así porque es tan pública la escuela privada como la escuela estatal. Dentro de la gestión privada yo ubico lo que llamo el subsistema educativo de la Iglesia. La Iglesia hace su obra educativa en este contexto que está asegurado por las leyes e incluso los programas que los fija el Estado también según la ley deben ser transmitidos de acuerdo a las propias convicciones de la institución”.
¿Por qué saco este tema? Lo hago porque se ha ido esbozando, en las últimas semanas una verdadera persecución contra una benemérita institución educativa católica que es FASTA, Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino, fundada por el Padre Dominico Aníbal Fósbery, que tiene escuelas, colegios de distinto nivel y universidades en el país y en el exterior. Yo creo que este es el esbozo de una verdadera persecución y no hay que hacerse ilusiones porque la inclinación ideológica de los gobiernos y ese laicismo ancestral que anida en el corazón del Estado puede dar mucho que pensar y que discutir.
A veces ocurre, en nuestros colegios, que un inspector o una inspectora entran con intenciones de sobrepasar sus atribuciones y se meten en donde no deben intentando coartar esta libertad que tenemos de transmitir la doctrina católica y la cosmovisión cristiana dentro del ámbito de las leyes.
Acá se juega algo muy importante en algunos temas que son delicadísimos. Por ejemplo el tema de la educación sexual donde los gobiernos tienen programas de educación sexual que yo he llamado de perversión sexual porque consisten simplemente en información biológica y en los consejos para cuidarse mientras que nosotros transmitimos la educación sexual que se llama educación para el amor, la castidad, el matrimonio y la familia. Esto ocurre en otras áreas también como por ejemplo en Historia donde hay inclinaciones a imponer juicios históricos que no son aceptables, que son opinables por otra parte, donde uno puede tener una visión diversa de la Historia. Esa libertad es la que nosotros tenemos que reivindicar y es la que hoy peligra en estos ataques contra FASTA.
Yo creo que no hay que hacerse ilusiones en este sentido. Pienso sobre todo en los representantes legales, en los directivos de las escuelas católicas y en los educadores en general y creo que no hay que achicarse sino saber que estamos protegidos por las leyes y esas leyes deben cumplirse. Y deben cumplirse no de acuerdo al humor de los políticos de turno sino de acuerdo a su objetividad pues nosotros tenemos que reconocer allí que estamos ocupando un papel fundamental para la construcción de la sociedad argentina.
¿Qué sería de nuestro país sin nuestras escuelas, las católicas y las privadas en general? Ocurre algo que es muy doloroso. Para mí es muy doloroso porque yo he sido alumno siempre de escuelas estatales pero hoy día da pena ver como las familias huyen de las escuelas estatales. Nuestros más humildes colegios parroquiales tienen enormes listas de espera y eso porque se sabe que de la primaria en la escuela estatal se sale sin saber leer y escribir correctamente. Por eso digo que es un servicio esencial pero más allá de eso la escuela católica está ocupando un lugar dentro del proceso evangelizador de la Iglesia y por eso tiene que transmitir no solamente las verdades humanísticas, históricas, científicas, que son propias de una educación común sino también la cosmovisión cristiana.
Por eso atentos con esto porque yo me temo que este ataque contra FASTA sea un indicio de un mal humor que nosotros no tenemos por qué soportar”.
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