"Queridos amigos hoy quiero hablarles de un fenómeno de la cultura de hoy que yo llamaría trasbordo ideológico inadvertido. Con esto quiero decir que distintos factores que juegan en la cultura van haciendo que los creyentes cambien de convicciones o por lo menos las debiliten. Usando un lenguaje corriente podemos decir que te formatean el bocho sin que te des cuenta.
Entre esos factores podemos mencionar "la opinión general", lo que piensan todos y que se va imponiendo de un modo artificial. En el caso de los jóvenes es claro: lo hacen todos, es lo que piensan todos, etc. Después también están en los medios de comunicación esos programas de opinión donde hay varios que hablan y discuten pero todos siempre en contra de la ley natural, de la ley de Dios, etc. O esos medios que exponen diariamente los amoríos fugaces de la gente de la farándula y sabemos que siempre hay señoras que se interesan por esas cosas. Uno va pensando que, después de todo, hasta está bien.
Observen hasta donde se llega que he visto una propaganda de un dentífrico que elogia la sonrisa que presuntamente se obtendría usando esa pasta y presenta una serie de gente inclusiva, digamos, y primero vemos un chico con síndrome de Down, luego una mujer que juega al fútbol, luego otra mujer que no cumple, digamos, con los cánones estandarizados de belleza femenina y luego una pareja gay que, sonriendo, dice: "cuando me preguntan por mi novia yo sonrío". Ven ustedes que hasta en una propaganda, algo que tendría que ser absolutamente inocente, está pensada como para ir haciendo cambiar de opinión y haciendo pasar por bueno o legítimo aquello que no lo es.
Ante esta realidad: ¿Qué hace un cristiano? ¿Cómo supera o enfrenta esta situación? El diálogo es algo muy importante en la pastoral de la Iglesia pero el diálogo no tiene por qué poner entre paréntesis las convicciones sino al contrario porque el diálogo es respeto, es afecto, etc., pero también hay mostrar las convicciones que uno tiene.
Creo que el remedio está en la advertencia porque si es un trasbordo ideológico inadvertido, si te formatean el bocho sin que te des cuenta, lo que hay que hacer es tratar de darse cuenta. Y la advertencia es robustecer las convicciones, nuestras convicciones de fe, las convicciones se sentido común, aquello que la gran tradición de la Iglesia nos ha ofrecido y que ha sido compartido por multitudes.
Hoy día, todo eso se encuentra como arrinconado y "la opinión general" y todos estos medios que he indicado lo atacan. Sin decirlo pero lo atacan. El resultado es evidente, es el resultado en tanta gente que va debilitando sus convicciones y que finalmente las pierde y se suma a esa multitud que no piensa como cristiano.
Por eso digo: advertencia. Tenemos elementos, tenemos instrumentos, tenemos el Catecismo de la Iglesia Católica, el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, para mostrar bien, claramente, cual es el cuerpo de doctrina y de práctica, que la Iglesia ofrece a los cristianos. Y entonces sí podemos hablar de un diálogo con el mundo que no sea un diálogo para abdicar de las convicciones o ponerlas entre paréntesis sino para ayudar a otros a que, finalmente, crean en Jesucristo porque esa es la gran misión de la Iglesia y de eso ya hablamos en otra oportunidad"
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