sábado, 30 de mayo de 2020

LOS 7 DONES EXPLICADOS DEL ESPÍRITU SANTO

El pasaje de Isaías 11, 2 – 3 donde se habla de los seis dones del Espíritu Santo, (aunque no de forma literal, pues en el Antiguo Testamento no se menciona como tal a la Tercera Persona de la Santísima Trinidad) dice: El espíritu del Señor estará continuamente sobre él, y le dará sabiduría, inteligencia, prudencia, fuerza, conocimiento y temor del Señor.

Compilado por Modesto Lule MSP

1. Don de sabiduría: Es gusto para lo espiritual, capacidad de juzgar según la medida de Dios.

Etimología: La palabra sabiduría del verbo "saber" y este del latín sapere = "tener buen gusto y tener inteligencia". Sabiduría, por lo tanto, es la comprensión avanzada que una persona tiene de un asunto.

Nos hace comprender la maravilla insondable de Dios y nos impulsa a buscarle sobre todas las cosas, en medio de nuestro trabajo y de nuestras obligaciones.

Tener la sabiduría nos permite ver las cosas de acuerdo a como Dios las ve. La sabiduría nos dirige a la hora de juzgar todo de acuerdo a la perspectiva divina.

2. Inteligencia (Entendimiento): Es una gracia del Espíritu Santo para comprender la Palabra de Dios y profundizar las verdades reveladas.

Etimología: "inteligencia" del latín intus legere, que significa "leer dentro", penetrar, comprender a fondo.

Nos descubre con mayor claridad las riquezas de la fe.

Nos ayuda a tener un conocimiento más claro de las enseñanzas y las verdades de la iglesia.

3. Don de consejo: Ilumina la conciencia en las opciones que la vida diaria le impone, sugiriéndole lo que es lícito, lo que corresponde, lo que conviene más al alma.

Etimología: Consejo viene del latín consilium (deliberación, consulta, debate en una asamblea) y este del verbo consulere (deliberar conjuntamente, consultar, pedir asesoramiento, ser experimentado y juzgar bien).

Esto nos permite practicar y perfeccionar la virtud de la prudencia, o saber qué hacer y qué evitar en diferentes situaciones.

4. Don de fortaleza: Fuerza sobrenatural que sostiene la virtud moral de la fortaleza. Para resistir las instigaciones de las pasiones internas y las presiones del ambiente. Supera la timidez y la agresividad.

Etimología: La palabra fortaleza (fuerza y vigor) viene del provenzal fortalessa compuesta del sufijo de cualidad -essa (equivalente al nuestro -eza) sobre la palabra latina fortis = "fortaleza".

Nos ayuda a superar los obstáculos y a perseverar en nuestra fe, siempre confiando en la divina providencia de Dios para equiparnos con la virtud necesaria

5. Don de ciencia: Nos da a conocer el verdadero valor de las criaturas en su relación con el Creador. Nos lleva a juzgar con rectitud las cosas creadas y a mantener nuestro corazón en Dios y en lo creado en la medida en que nos lleve a Él.

Etimología: La palabra ciencia viene del latín scientia (conocimiento)

Con el don del conocimiento o ciencia, somos capaces de discernir y descubrir la voluntad de Dios en todas las cosas y juzgar todo de acuerdo con esta perspectiva divina.

6. Don de piedad: Sana nuestro corazón de todo tipo de dureza y lo abre a la ternura para con Dios como Padre y para con los hermanos como hijos del mismo Padre.

Etimología: La palabra "piedad" viene del latín pietas y significa "pena, dolor, devoción, fervor religioso". Sus componentes léxicos son: pius (devoto, amable), más el sufijo –dad (cualidad).

Un hábito sobrenatural infundido con la gracia santificante. Nos mueve a tratar a Dios con la confianza con la que un hijo trata a su Padre.

7. Don de temor de Dios: Nos induce a huir de las ocasiones de pecar, a no ceder a la tentación, a evitar todo mal que pueda contristar al Espíritu Santo.

El temor del Señor nos equipa con un temor del pecado y de ofender a Dios. No es por miedo al castigo del Señor, sino que brota naturalmente de nuestro profundo amor y respeto por Dios.


Modesto Lule


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