Por Nicolás Vaux-Montagny
Es probable que el impactante testimonio de Bernard Preynat sacuda aún más a la Iglesia católica francesa, que se enfrenta a abusos sexuales que estuvieron encubiertos durante mucho tiempo. Su relato ante el tribunal el martes sugirió que hasta cinco cardenales estaban al tanto de su comportamiento a lo largo de los años, pero no lo denunciaron a la policía ni a los fiscales.
Preynat, que ahora tiene 74 años, está acusado de abusar sexualmente de varios menores y enfrenta hasta 10 años de prisión en lo que es el mayor juicio por abuso sexual perpetrado por clérigos en Francia hasta la fecha. Se sospecha que abusó de unos 75 niños, pero su testimonio sugiere que el número total podría ser incluso mayor.
Dijo que abusó de hasta dos niños “casi todos los fines de semana” de 1970 a 1990 cuando trabajaba como capellán de los scouts, y hasta cuatro o cinco por semana cuando dirigía campamentos de scouts de una semana.
Dijo que los padres alertaron por primera vez a la diócesis en la década de 1970, pero que su jerarquía nunca lo castigó.
“A menudo me dije a mí mismo 'tengo que parar', pero comenzaba de nuevo unos meses después. Hoy me culpo a mí mismo”, dijo ante un tribunal que lo escuchaba en silencio.
“Me parecía que los niños estaban de acuerdo”, dijo. “Pero me equivoqué”.
“Me llevó tiempo comprender las repercusiones para los niños. Para mí fueron gestos de ternura y sentí cierto placer en ello”, afirmó.
Se sospecha que la jerarquía eclesiástica encubrió las acciones de Preynat durante décadas, y un cardenal francés fue condenado el año pasado por no denunciarlo a la policía ni a los fiscales. Las repercusiones del caso llegaron hasta el Vaticano.
Las víctimas testificaron sobre cuánto poder tenía Preynat sobre ellas y el daño que el abuso les causó durante toda su vida.
“Vi esta comunidad que admiraba a este hombre, y yo era su protegido, su favorito”, dijo Francois Devaux, cuya decisión de hablar sobre el abuso de Preynat ayudó a que el sacerdote aceptara lo que había hecho.
“Él encarnaba la jerarquía absoluta, el poder sagrado”, dijo Devaux. Posteriormente, dijo que intentó suicidarse. “Bloqueé gran parte de mi adolescencia, que fue violenta y complicada”.
En respuesta al testimonio de Devaux, Preynat dijo: “Estoy destrozado al darme cuenta de que, por mi culpa, quería suicidarse”.
En 1991, Preynat juró al entonces cardenal que no volvería a tocar a un niño, y ninguna otra víctima ha denunciado que abusase de ellos después de 1991.
En el momento de los abusos, Preynat estaba a cargo del campamento de exploradores Saint-Luc en una escuela católica privada en Sainte-Foy-les-Lyons, en las afueras de Lyon, durante 20 años, luego continuó su carrera como sacerdote hasta 2015 en las montañas cercanas a Lyon.
No fue hasta el año pasado que la Iglesia católica francesa declaró a Preynat culpable de abuso y lo destituyó del sacerdocio.
Al destituirlo, la Iglesia afirmó en un comunicado: “A la vista de los hechos y de su repetición, del gran número de víctimas, del hecho de que el padre Bernard Preynat haya abusado de la autoridad que le confiere su posición en el grupo scout que había fundado ... el tribunal decidió aplicar la pena máxima ... es decir, la destitución del estado clerical”.
Esa decisión se produjo después de que el cardenal francés Philippe Barbarin fuera condenado en marzo por encubrir las acciones de Preynat. Barbarin intentó dimitir, pero el papa Francisco se negó a aceptarla hasta que se completase el proceso de apelación. Se espera un fallo del tribunal de apelaciones el 30 de enero.
Varios otros funcionarios de la iglesia también fueron acusados de no alertar a la policía ni a los fiscales, incluido un alto funcionario del Vaticano, el cardenal Luis Ladaria. El Vaticano invocó su inmunidad como funcionario de un Estado soberano.
National Catholic Reporter
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