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Queridos amigos de Duc in altum:
Propongo una carta de Ettore Gotti Tedeschi en la que el economista y banquero católico, comprometido desde hace mucho tiempo en la defensa de la doctrina y la fe correctas, explica con qué intenciones se unirá en oración a las personas el 5 de octubre en Roma.
Aldo Maria Valli
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La noticia que me informaron algunos amigos que estarán allí en Roma el 5 de octubre (2.30 pm, en Largo Juan XXIII), una iniciativa de oración pública para la Iglesia, me hizo muy feliz. De una forma u otra, al no poder estar allí físicamente, estaré espiritualmente con ellos por algo que considero importante: mostrar que hay hombres y mujeres que todavía se preocupan por la salvación y las cosas santas, y que están preocupados de que ahora vengan por ellos. Como han agotado todos los intentos de encontrar oídos humanos dispuestos a escucharlos, han decidido obtener una audiencia directamente con el Fundador, Jefe y Maestro, seguros (incluso si ‘no hay grabadoras’) de una garantía dada: “Dónde hay dos o tres unidos en mi nombre estoy entre ellos” (Mt 18:20).
En la oración común por la salvación de la Iglesia y de las almas, estoy seguro de que se transmitirán muchas oraciones especiales. La mía tendrá como objetivo preservar a la Iglesia de una antigua amenaza, siempre latente y hoy revitalizada como nunca antes, casi triunfante: la gnosis.
Es el atractivo de poder alcanzar un conocimiento que elimina la naturaleza de la creación y hace de la criatura, el creador; un creador más clarividente y más misericordioso que el Creador del Génesis divino, tratando de reemplazarlo con una génesis gnóstica. Esta génesis gnóstica quisiera anular por completo la voluntad del Creador y modificar todas las leyes naturales de la Creación. Estas leyes establecidas por el Creador hoy parecen ser consideradas por muchos en la Iglesia como demasiado rígidas y poco misericordiosas. Así es como algunos, que comenzaron a practicar el agnosticismo, ahora se han comprometido a dejar de lado oficialmente las Doctrinas de la Iglesia y, a menos que la intervención del Cielo actúe, sus esfuerzos están destinados a tener éxito.
El uso instrumental del “problema ambiental”, no abordado adecuadamente por la investigación científica necesaria sobre sus causas, sino solo en los efectos, parece querer sacar al hombre del pedestal en el que Dios lo ha colocado, degradarlo como una amenaza para el “hogar común”, casi haciéndolo sentir el “cáncer de la naturaleza”.
El riesgo de esta gnosis “humanitaria” está trayendo una nueva “fórmula de fe”:
“Creo en el hombre, creador del cielo y de la tierra, aunque creo que no sabe cómo protegerlos y deben imponerse nuevos mandamientos...”.
Esta es la obra maestra del gran “pensionista”, ese caballero que, habiendo caído de las estrellas del cielo a los establos del inframundo, tiene hoy tantos y diligentes colaboradores que ya no sabe qué hacer en el patio infernal en el cual, aburrido, se vuelve cada vez más ausente. Así es como hay quienes, mientras trabajan con gran entusiasmo en esa fábrica de agnosticismo, no lo consideran más que “un símbolo”.
Desde mi lugar, el 5 de octubre, haré una “oración ecologista”, rezaré para que el fuego que está destruyendo “los pulmones del mundo”, no extinga en la Iglesia, la Fe. Y, naturalmente, rezaré para que el “calentamiento global”, gracias a la reanudación de la fe, se reduzca en consecuencia.
Estoy seguro de que esto sucederá porque el calentamiento global verdaderamente peligroso se debe al número elevado y exponencial de tantas pobres criaturas que terminan ardiendo en el infierno, elevando así las temperaturas de la tierra, gracias al hecho de que ya no se enseña la doctrina católica, pero sí cualquier otra.
Ettore Gotti Tedeschi
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