viernes, 13 de septiembre de 2019

BERGOGLIO, CADA DÍA MÁS INSOPORTABLE DE ESCUCHAR


Quizá piense que los católicos somos sus esclavos, o unos papólatras que dicen amén a todos sus disparates. No nos menosprecie, que el Espíritu Santo no nos deja sin su luz para que reconozcamos a los lobos salvajes.

Por María Ferraz

Francisco dijo durante una conferencia de prensa del 10 de septiembre en el avión de Madagascar a Roma:
“No le tengo miedo a los cismas. Rezo para que no sucedan” (NT: ¿a quién, a ese dios creador común para todas las religiones que usted impulsa? Ése no le va a escuchar, porque no existe, además, reconozca que está trabajando sin descanso para un cisma, ya que ud. mismo dijo en 2016: “Quizás pase a la historia como aquel que dividió a la Iglesia”)

Cuando se le preguntó si temía un cisma en los EE.UU., donde a menudo es criticado, Francisco respondió que “las críticas no provienen solo de Estados Unidos, sino de todas partes”.

Luego, atacó, diciendo que “ha habido muchos cismas en la Iglesia” y que siempre existe “la opción cismática” que “no es cristiana”. Admitió que “las ideologías entran en la doctrina”, y luego, que “existe la posibilidad de un cisma”.

La contaminación con ideologías parece ser un problema importante del propio magisterio de Francisco.

Cuando se trata de criticar al papa, continuó, “diciendo lo que no te gusta, escribiendo un artículo y pidiendo una respuesta, eso es leal”.

En cambio, expresar “una crítica sin diálogo”, sin querer una respuesta, “es no amar a la Iglesia”. (¿Es que acaso usted contestó o recibió a los 4 cardenales Dubia cuando se lo pidieron? ¿O dio respuesta a las innumerables peticiones de aclaración que usted se ha pasado por el forro en estos 6 años? ¿Qué entiende usted por diálogo? ¿El diálogo con el mundo para mundanizar a la Iglesia?

Pero sí que ha acogido, en ese diálogo absurdo suyo que lleva a asentar al pecador en su pecado, y no a convertirlo: a parejas de homosexuales, de transexuales (y una de ellas, lesbiana activa, se ufanó de que después de citarse con usted ahora va a misa y comulga), a políticas abortistas, a eugenistas, a actrices practicantes de la New Age, a personajes pro homosexualistas, ha ido a visitar a curas casados, a dado la bendición para que una divorciada recasada argentina en adulterio vaya a comulgar, a la monja Martha Peloni para que reparta anticonceptivos a las indígenas, ha afirmado al ateo masón Scalfari que el Infierno no existe...

“Querer cambiar al Papa provoca”, según Francisco, “un cisma”.

Quizá piense que los católicos somos sus esclavos, o unos papólatras que dicen amén a todos sus disparates. No nos menosprecie, que el Espíritu Santo no nos deja sin su luz para que reconozcamos a los lobos salvajes.

Parece que Bergoglio quiere inútilmente arrastrar a toda la cristiandad a sus herejías utilizando el cargo de Supremo Pontífice que ha usurpado con este fin. Y es que Francisco, no entiende que el verdadero Espíritu Santo ilumina a los católicos dóciles y no escuchan la voz del Falso profeta ni le siguen, sino que lo reconocen por lo que es; sólo siguen la voz del Buen Pastor. En cambio, Francisco blasfema del Espíritu Santo dándole la autoría del sacrilegio eucarístico de Amoris Laetitia, por ejemplo, y otras novedades que sí son de un espíritu, pero demoníaco.

Es notable que Francisco discuta en un nivel meramente sociológico sin referirse a la verdad. Se defendió declarando que él habla en cuestiones sociales, lo mismo que Juan Pablo II. “Pero algunos dicen: Este papa es demasiado comunista. Pero JPII nunca hubiera ido a honrar la tumba de un pseudo cura comunista y pederasta italiano, ni a otros teólogos de la liberación americanos, por ejemplo, ni al destructor de la Cía. de Jesús, Arrupe, a quien quiere subir a los altares, ni hubiera presumido de admirar a la paraguaya revolucionaria que le asentó supuestamente en la ideología comunista.

Luego se quejó de una “moralidad seca” que supuestamente se impone a los católicos [¿por quién?].

Francisco dijo que “esto conduce a la rigidez” y lamentó que “hoy tenemos muchas escuelas de rigidez dentro de la Iglesia” [lo cual no puede ser cierto, porque la Iglesia de Francisco está llena de escándalos morales].

Pero para Francisco, tomarse la moral en serio es “semi-cismático” y “terminará mal”. Por lo tanto, Francisco continuó despotricando contra aquellos que son “rígidos”, “Cuando ves cristianos, obispos, sacerdotes rígidos, detrás esto hay problemas. No existe la santidad del Evangelio”.

Francisco mismo es un modernista rígido.


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