The Wanderer publica solamente las misas públicas, es decir, las que se celebran con el acuerdo del obispo del lugar, pero hace saber que hay buenos sacerdotes que celebran misa tradicional de modo privado o para un grupo reducido de fieles sin que su obispo lo sepa, puesto que son conscientes que, si saliera a la luz, serían más perseguidos aún de lo que ya lo son.
Están consignadas solamente aquellas misas públicas, es decir, las que se celebran con el acuerdo del obispo del lugar. Hay buenos sacerdotes que celebran misa tradicional de modo privado o para un grupo reducido de fieles sin que su obispo lo sepa, puesto que son conscientes que, si saliera a la luz, serían más perseguidos aún de lo que ya lo son.
Están incluidas también las misas que se celebran en las capillas u oratorios de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X. Probablemente algunos consideren que estas últimas no deberías ser tenidas en cuenta puesto que se trata de sacerdotes que están "fuera de la Iglesia". Lo cierto es que el Papa Benedicto XVI levantó las ignominiosas excomuniones que se habían promulgado contra los cuatro obispos de la Fraternidad, y que el Papa Francisco autorizó a todos los sacerdotes de este instituto a celebrar lícita y válidamente los sacramentos de la penitencia y del matrimonio.
Por otro lado, la ex-Pontificia Comisión Ecclesia Dei siempre reconoció no solamente la validez de las misas celebradas por la FSSPX sino que dictaminó en diversas ocasiones -y algunas muy recientemente- acerca de la completa licitud para los fieles de asistir a ellas. Por tanto, aunque falte aún firmar algún papelito que asegure la "comunión plena", lo cierto es que, de hecho, la FSSPX está reconocida por la Santa Sede.
El listado, sin embargo, permite varias lecturas y reflexiones:
El listado, sin embargo, permite varias lecturas y reflexiones:
1. Se observa una tendencia a que en las diócesis donde hay presencia de la FSSPX, hay también misas "motu proprio", lo cual se entiende porque se ha producido una suerte de saludable competencia, puesto que los obispos o bien no quieren perder fieles, o bien no quieren que la franquicia "Misa San Pío V" sea exclusiva de la Fraternidad.
2. Esto lleva a plantearse una pregunta contra fáctica: ¿Tendríamos misa tradicional en Argentina si no se hubiese establecido con fuerza en nuestro país la FSSPX en los '70, soportado durante décadas el acoso y el ataque despiadado de obispos, sacerdotes y laicos?
3. La distribución geográfica de los prioratos y capillas de la Fraternidad es llamativa. Teniendo en cuenta que habitual y razonablemente ellos eligen sus lugares de fundación de acuerdo a la "demanda real" por parte de los laicos -puesto que no hay obispos que los llamen-, resulta comprensible su presencia en ciudades como Buenos Aires, Córdoba, Mendoza o Salta, que son capitales de provincia y con grupos laicales de larga formación. Sin embargo, aparecen también lugares pequeños y apartados en los que, sin embargo, tienen una intensa actividad, como Curuzú Cuatiá o Mercedes, en Corrientes, o Laferrére, en el Gran Buenos Aires.
4. Es muy curioso también observar los lugares donde se celebra, y sobre todo donde no se celebra, la misa "motu proprio". Podríamos ser compresivos in extremis con la ciudad de Buenos Aires. Allí tuvo su guarida el cardenal Bergoglio y dejó la arquidiócesis convertida en un erial. Por otro lado, los fieles porteños tienen, además de la opción de la FSSPX, la posibilidad de asistir para cumplir el precepto a las liturgias de las iglesias orientales (armenios, ucranianos, maronitas o greco-melquitas) o bien, correrse hacia alguna iglesia del Gran Buenos Aires donde se celebre el rito romano tradicional.
5. Resulta menos comprensible, en cambio, que no haya misa tradicional -ni "motu proprio" ni FSSPX- en ciudades tan importantes como Rosario, Santa Fe o Resistencia, en provincias del NOA como Catamarca o La Rioja, o en toda la Patagonia. ¿Cómo es posible, me pregunto, que en Rosario, la segunda ciudad del país, y en toda la provincia de Santa Fe no haya un mínimo grupo de laicos interesados en la misa y que la hayan solicitado a los obispos correspondientes, o a un cura cualquiera, tal como lo habilita el motu proprio Summorum Pontificum? Y por grupo mínimo de fieles el derecho canónico entiende tres personas. Con tres católicos sería razón suficiente para proveer la misa según su forma extraordinaria.
6. Sin embargo, resulta del todo incomprensible que la misma situación ocurra en la arquidiócesis de Paraná, y en toda la provincia de Entre Ríos. Paraná fue en los difíciles años '70 y '80 un remanso para los católicos argentinos. Bajo el gobierno de Mons. Adolfo Tortolo, su seminario se transformó en el lugar elegido por cientos de jóvenes para recibir una sana y católica formación sacerdotal. Allí se conservó el estudio de Santo Tomás, de los cantos latinos y del uso de la sotana, y allí enseñaron maestros como el P. Alberto Ezcurra, el P. Alfredo Sáenz, sj. y fray Marcos González, op. Y ellos, y los sacerdotes que formaron, sin duda alguna hicieron escuela no solamente en esa arquidiócesis, sino en otras del país. Me pregunto, entonces, cómo es posible que no exista en Paraná ningún grupo de laicos interesados por la liturgia católica. Por qué los buenos y numerosos laicos que allí viven se conforman con el caldo desleído de la misa de Pablo VI pudiendo, desde la promulgación de Summorum Pontificum, abrevar en la liturgia tradicional, aquella que se celebró en la Iglesia durante más de mil quinientos años. La primera y única respuesta que se me ocurre es porque no lo consideran un tema prioritario; tendrán quizás otras urgencias.
The Wanderer
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