Las sectas buscan personas perfeccionistas y que tengan un nivel profesional suficiente para generar el máximo de ingresos. Si fueras a una secta y todos fueran unas cabezas de chorlito probablemente sabrías que algo raro pasa, pero si la gente que está ahí parece inteligente, entenderás que esto no es cualquier timo, es una comunidad de gente solvente. Ese es el truco. Así comienza su artículo en La Sexta el guionista David Navarro. Lo reproducimos a continuación.
Cuando pienso en sectas pienso en la playa. El año pasado me propuse saberlo todo sobre este tema, quería escribir un guión que tenía algo que ver con las sectas y era un mundo que desconocía completamente. Así que utilicé las vacaciones de verano para leer todo lo que pude, ver documentales de todo tipo y consultar con expertos.
Ha pasado un año, finalmente no escribiré el guión, pero el mundo de las sectas me sigue pareciendo fascinante y hay tres o cuatro ideas que me han quedado muy claritas. La más importante es que si crees que nunca caerás en una, te equivocas, potencialmente todos podemos acabar en una secta, y es más probable que eso ocurra si eres inteligente que si eres un zoquete.
Si eres listo, tienes valor
Solemos pensar que quienes acaban captados por las sectas son personas fácilmente influenciables, tal vez con pocos estudios, y con grandes carencias afectivas. Gente con vidas depresivas, sin empleo, o con trabajos poco cualificados. En algunas de estas afirmaciones hay cierta razón, y en otras es justo lo contrario. Piensa que la razón por la que una secta capta a otras personas es para absorber todo su potencial. Generalmente el dinero, pero también su poder de persuasión y de atracción de otras personas, y para ambas cosas se requiere el mejor nivel intelectual posible.
Como toda estructura política o empresarial, la secta es un aglutinador de poder. ¿Crees que atrayendo a los menos inteligentes y más humildes la secta va a prosperar? Al contrario, cuanto mejor poder adquisitivo tengas, más te acercarás al candidato ideal para formar parte de la secta. Y si eres lelo, lo más probable es que no dispongas de ese dinero porque: no tendrás un empleo cualificado con un sueldo interesante, probablemente no tengas mucho ahorrado, y si tuviste una herencia o eres de alta cuna, es muy probable que no la hayas gestionado bien o que no tengas acceso a ella.
Si tu nivel de inteligencia es alto, lo más probable es que seas muy independiente, y que lleves muchos años sin ser controlado por tu familia, lo que te hace una presa jugosa, pues no solo acceder a ti es un trabajo limpio, sino que además esa inteligencia hace que puedas engatusar a tu familia y sustraer sus ahorros para dárselos a la secta sin que sea muy evidente. No me lo creo.
¿Qué hace una persona inteligente en una secta?
Lo que todos los expertos suelen decir es que todos podemos acabar en una secta, solo tiene que darse el momento preciso. Claramente esto ocurre en un momento de debilidad, cuando la secta es capaz de cumplir una necesidad de tu vida y atraparte cuando menos te lo esperas. Sin embargo, momentos de debilidad los tenemos todos, no es una cuestión de coeficiente intelectual. El perfecto captado es alguien perfeccionista que ha estudiado una carrera compleja, probablemente de ciencias, y que durante su vida ha sufrido y se ha fustigado por no estar a la altura.
Este nivel de perfeccionismo se contrarresta cuando descubre que hay un lugar donde le dicen que él es especial, que le van a querer tan solo por ser él mismo, que probablemente todas las demás personas con las que habla se equivocan al juzgarle (y se equivocan al juzgar casi cualquier otra cosa), y que en esta “comunidad” las reglas son sencillas, por lo que si se une a la secta no volverá a sentir ese escrutinio de fallar en sus decisiones: el camino es claro, las reglas son básicas, y si las sigues tu ego y tu autoestima se verán colmados.
Entre las características del captado por una secta se encuentran un interés por conocer respuestas, alguien que no se limita a seguir el camino predominante (digamos, religiones clásicas como la cristina), y que es capaz de organizar su mente para admitir un nuevo sistema de reglas y jerarquías. No puede ser, por tanto, alguien acostumbrado y amante de otras religiones o que sencillamente no le interese la razón por la que el ser humano está aquí, cuál es su trascendencia o si podemos hacer algo para mejorar.
Cuidado, así se capta a los nuevos miembros
Hablar de cómo una persona acaba en una secta daría para mucho, pero en resumen basta con decir que nunca una secta dice que es una secta. Por lo que los ambientes en los que capta son tapaderas. Es muy común que el gurú ejerza como terapeuta de cualquier disciplina, y por tanto las personas que le buscan estén precisamente pasando por una época baja de ánimo y con dudas existenciales. Una especie de coach, psicólogo o naturópata.
Pero donde estos gurús hacen el negocio es en las terapias de pareja. Esto es un clásico. Acudes a una terapia porque a ti y a tu pareja les va mal, el gurú empieza a indagar en vuestra forma de ser, y a manipular vuestros sentimientos. De esta forma, los “programa” para que en casa sigan con el protocolo de captación. Y un día les sugiere que se unan a un retiro de un fin de semana en el campo, con otras parejas, para realizar "un taller de terapia de pareja".
En ese retiro, aislado de tu entorno habitual, se ponen en práctica ejercicios de hiperventilación, de baile, de hermandad y de afinidad con la “comunidad” pero de rechazo a la propia pareja. A la semana siguiente el taller se repite, ya están más dentro. Pasado un tiempo pueden darse estas opciones: o tu pareja y tu están mejor y deciden por voluntad propia formar parte de esa comunidad (pagando una alta cuota a la secta y participando de sus actividades), o habrán roto definitivamente y uno se ha ido y el “más valioso” se ha quedado en la secta para que le absorban, o han roto pero deciden quedarse en la secta, cada cual por su lado y disfrutando de las relaciones con otras personas de la comunidad.
Para todo ello nada tiene que ver ser más o menos inteligente. En un momento dado de nuestra vida todos necesitamos amor, somos vulnerables, nos sentimos incapaces de entender el mundo, buscamos un entorno que nos de seguridad… Y lo cierto es que en el día a día, no suele haber mucho tiempo ni lugares donde resguardarse de la competitividad social, profesional y familiar.
El gurú lo sabe. Conoce que el fondo, por muy listos que seamos, si te dicen que tú aciertas y todos los demás se equivocan, ya habrá obtenido tu atención. Y en esta misma afirmación, la de que eres un ser especial que has sabido encontrar la clave de la felicidad, se esconde el gran truco pues, si tú eres lo suficientemente especial como para abandonar a tus familiares y amigos, te puedes convertir en un proveedor de la secta, alguien a quien absorber todo lo que tiene y ponerle a producir para la “comunidad”.
La Sexta / InfoRies
Lo que todos los expertos suelen decir es que todos podemos acabar en una secta, solo tiene que darse el momento preciso. Claramente esto ocurre en un momento de debilidad, cuando la secta es capaz de cumplir una necesidad de tu vida y atraparte cuando menos te lo esperas. Sin embargo, momentos de debilidad los tenemos todos, no es una cuestión de coeficiente intelectual. El perfecto captado es alguien perfeccionista que ha estudiado una carrera compleja, probablemente de ciencias, y que durante su vida ha sufrido y se ha fustigado por no estar a la altura.
Este nivel de perfeccionismo se contrarresta cuando descubre que hay un lugar donde le dicen que él es especial, que le van a querer tan solo por ser él mismo, que probablemente todas las demás personas con las que habla se equivocan al juzgarle (y se equivocan al juzgar casi cualquier otra cosa), y que en esta “comunidad” las reglas son sencillas, por lo que si se une a la secta no volverá a sentir ese escrutinio de fallar en sus decisiones: el camino es claro, las reglas son básicas, y si las sigues tu ego y tu autoestima se verán colmados.
Entre las características del captado por una secta se encuentran un interés por conocer respuestas, alguien que no se limita a seguir el camino predominante (digamos, religiones clásicas como la cristina), y que es capaz de organizar su mente para admitir un nuevo sistema de reglas y jerarquías. No puede ser, por tanto, alguien acostumbrado y amante de otras religiones o que sencillamente no le interese la razón por la que el ser humano está aquí, cuál es su trascendencia o si podemos hacer algo para mejorar.
Cuidado, así se capta a los nuevos miembros
Hablar de cómo una persona acaba en una secta daría para mucho, pero en resumen basta con decir que nunca una secta dice que es una secta. Por lo que los ambientes en los que capta son tapaderas. Es muy común que el gurú ejerza como terapeuta de cualquier disciplina, y por tanto las personas que le buscan estén precisamente pasando por una época baja de ánimo y con dudas existenciales. Una especie de coach, psicólogo o naturópata.
Pero donde estos gurús hacen el negocio es en las terapias de pareja. Esto es un clásico. Acudes a una terapia porque a ti y a tu pareja les va mal, el gurú empieza a indagar en vuestra forma de ser, y a manipular vuestros sentimientos. De esta forma, los “programa” para que en casa sigan con el protocolo de captación. Y un día les sugiere que se unan a un retiro de un fin de semana en el campo, con otras parejas, para realizar "un taller de terapia de pareja".
En ese retiro, aislado de tu entorno habitual, se ponen en práctica ejercicios de hiperventilación, de baile, de hermandad y de afinidad con la “comunidad” pero de rechazo a la propia pareja. A la semana siguiente el taller se repite, ya están más dentro. Pasado un tiempo pueden darse estas opciones: o tu pareja y tu están mejor y deciden por voluntad propia formar parte de esa comunidad (pagando una alta cuota a la secta y participando de sus actividades), o habrán roto definitivamente y uno se ha ido y el “más valioso” se ha quedado en la secta para que le absorban, o han roto pero deciden quedarse en la secta, cada cual por su lado y disfrutando de las relaciones con otras personas de la comunidad.
Para todo ello nada tiene que ver ser más o menos inteligente. En un momento dado de nuestra vida todos necesitamos amor, somos vulnerables, nos sentimos incapaces de entender el mundo, buscamos un entorno que nos de seguridad… Y lo cierto es que en el día a día, no suele haber mucho tiempo ni lugares donde resguardarse de la competitividad social, profesional y familiar.
El gurú lo sabe. Conoce que el fondo, por muy listos que seamos, si te dicen que tú aciertas y todos los demás se equivocan, ya habrá obtenido tu atención. Y en esta misma afirmación, la de que eres un ser especial que has sabido encontrar la clave de la felicidad, se esconde el gran truco pues, si tú eres lo suficientemente especial como para abandonar a tus familiares y amigos, te puedes convertir en un proveedor de la secta, alguien a quien absorber todo lo que tiene y ponerle a producir para la “comunidad”.
La Sexta / InfoRies
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