Por Cristina Soria
Dormir y descansar
Los perros no distan mucho de los humanos en cuanto a las necesidades básicas para ser feliz. Y el descanso es uno de los pilares del bienestar. Como en el caso de los seres humanos, los cachorros y los perritos jóvenes pueden dormir plácidamente en cualquier lugar o superficie. En verano les gusta estar en el suelo, porque es el lugar donde se está más fresquito. Y en invierno se pueden acomodar en cualquier almohadón o manta. De hecho, los perros suelen apreciar el ritual de hacerse la cama, les gusta saltar sobre un tejido y vapulearlo para adaptarlo a su descanso.
Sin embargo, cuando llegan a cierta edad, acusan dolores de articulaciones, pierden agilidad e incluso pueden tener alguna zona especialmente sensible por enfermedades típicas del paso de los años.
Si tu perro suele dormir en tu cama
Por esta razón, puede llegar un momento en el que, si suelen dormir en tu cama, empiecen a desistir de subir porque el salto les produce incomodidad. Si ha sido vuestra costumbre desde el comienzo, es un bonito detalle por tu parte que le ayudes a subir. Sin embargo, esto entraña inconvenientes.
Y es que con la edad el perro tampoco aguantará de la misma manera tus vueltas en la cama. Además, las posibles patadas o golpes que se lleve en plena noche pueden producirle muchas molestias, por lo que si no sube a tu cama, puede que no sea solo por dificultad para pegar el salto, sino también por el movimiento nocturno.
Cambio de ritmos
Una vez arriba de la cama, el perro puede extrañar la libertad que tenía antes para bajar siempre que quisiera para beber o comer algo. Los perros pueden tener ritmos similares a los humanos y dormir casi toda la noche (aunque nunca del tirón). Sin embargo, según se hacen mayores duermen aún más de día, y por las noches adquieren cierto insomnio (como los seres humanos) que les puede motivar a moverse por la casa en plena noche.
La mejor opción para facilitar el descanso de tu perro es ofrecerle una cama grande y muy cómoda. El tamaño importa, porque con la edad probablemente se sentirá más a gusto si tiene espacio suficiente para adoptar una postura confortable. Además, vigila que sea de un tejido agradable y que resulte fresco en verano y acogedor en invierno. Sitúa la cama lejos de corrientes de aire, en una zona tranquila de la casa y haz que su comida esté cerca, para que no deba desplazarse mucho en caso de sed o hambre.
El estómago también dicta estos cambios
La energía que gasta un perro varía mucho de la juventud a la edad adulta. Con la edad, al ser menos activos, adquieren un metabolismo más lento y su organismo ya no demanda tanta energía como antes. Esto, a su vez, hace que generen más grasa. Todo esto, en suma, hace que cambien sus hábitos de descanso, con más interés por espaciar sus siestas, y menos necesidad y pasión por la comida.
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