Fue la primera reunión de este tipo a nivel oficial y reunió a 51 miembros del “Instituto Interamericano de Derechos Humanos”, el “Instituto Latinoamericano de las Naciones Unidas para la Prevención del Delito y el Tratamiento de los Delincuentes” y la “Asociación Internacional de Abogados”. Los visitantes llegaron provenientes de varios países, incluidos Estados Unidos, Canadá, Reino Unido, Australia, Argentina y la Unión Europea.
Fueron a Roma con la intención de reunirse con Bergoglio, pero les informaron que esto no era posible debido a complicaciones de la agenda papal. Jorge Mario Bergoglio envió a “su mano derecha”, el cardenal Parolin (el futuro papa, según se comenta en los pasillos del Vaticano), a reunirse con ellos.
Los representantes de los sodomitas dijeron posteriormente que vieron esa reunión como “la apertura del diálogo” con la Santa Sede sobre este escabroso tema. El cardenal prometió trasladar todo lo que se habló en esa reunión, al papa.
Durante la reunión de una hora de duración, el cardenal escuchó a tres de los principales cabecillas del lobby gay: la baronesa Helena Kennedy del Reino Unido, en representación de la “Asociación Internacional de Abogados”; Leonardo Raznovich de Argentina; y el ex juez Michael Kirby de Australia. La reunión estuvo matizada por la típica victimización de la homosexualidad, ya que hablaron sobre la “violencia y discriminación que padecen 'millones' (¡¡¡!!!) de personas LGBT en todo el mundo” (otra típica mentira de la izquierda es inflar las cifras).
Los delegados presentaron al Cardenal Parolin los “resultados preliminares de sus pruebas de 'investigación' de la probabilidad de 'violaciones graves del derecho internacional de los derechos humanos' y la 'falta de protección básica' para las minorías vulnerables” en las 10 jurisdicciones en el Caribe que dicen haber “investigado”, incluyendo Jamaica, Barbados y Santa Lucía.
Solicitaron que “el Vaticano considere emitir una declaración pública en la que 'se aclare la política oficial' de la Santa Sede”. Olvidan que la Iglesia no tiene que aclarar su postura ya que es clarísima respecto a este tema: los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados ya que son contrarios a la ley natural.
Esta gente destacó “los pasos activos” tomados por Bergoglio para resolver el asunto en Belice, donde la iglesia local inicialmente resistió los movimientos para despenalizar los actos homosexuales, así como la opinión del “experto independiente” de la ONU sobre “Orientación Sexual e Identidad de Género”, que se había enviado con el propósito de esta reunión, quien dijo: “Estoy convencido de que el pronunciamiento de Su Santidad hubiera sido de fundamental importancia en el trabajo de lucha contra la violencia y la discriminación que afecta a cientos de millones de personas todos los días”.
Los delegados solicitaron que la iglesia declare que “la dignidad humana implica el respeto de cada persona creada por Dios” y “por lo tanto, la criminalización de las personas LGBT es hoy, como en los momentos más oscuros de la historia de la humanidad, una manifestación de odio irracional por eso que es diferente de la norma” y que “la homofobia es un sentimiento de odio y rechazo que la iglesia condena, donde sea que ocurra”. Los “delegados” parecen ignorar que la Iglesia respeta a todas las personas, pero que no aprueba el estilo de vida inmoral de los sodomitas, y esto no se trata de un capricho, ya que los dicen las Santas Escrituras.
Levítico 18: 22 “No te echarás con varón como con mujer; es abominación”.
Levítico 20: 13 “Si un hombre se acuesta con un varón, como se acuesta con una mujer, ambos han cometido una infamia; los dos morirán y serán responsables de su muerte”.
1 Corintios 6:9 “¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones”.
El grupo también solicitó que la Iglesia Católica “pida a la comunidad internacional que reconozca que la criminalización de la homosexualidad y cualquier forma de actos íntimos consentidos, sexuales o no, entre adultos es una afrenta intolerable a la dignidad humana”.
Pidieron también que la iglesia recurra a “todos los cristianos y también instruya a todas las conferencias episcopales nacionales y regionales, sin excepción, a trabajar para la despenalización de la homosexualidad y para la abolición de todas las formas de castigo por actos sexuales íntimos consentidos entre adultos, dondequiera que siguen siendo perseguidos criminalmente, sin 'peros' o condiciones”. ¿Los “delegados” LGBT pretenden que la Iglesia Católica se contradiga a sí misma y promueva el estilo de vida homosexual? Dos mil años de historia no podrán ser destruidos por estos promotores de la sodomía.
Finalmente, tuvieron la osadía de solicitar que “la iglesia recurra a todos los estados para declarar ilegal la aplicación de las llamadas terapias de cura de conversión como un tratamiento cruel o degradante y solicita a los profesionales de la salud que se abstengan de participar de cualquier manera en dichas terapias”. ¿No será demasiado pretender que la Iglesia reclame tal cosa cuando su misión es convertir a las personas que se han desviado del camino hacia el Padre y van indefectiblemente a la perdición de su alma?
El Cardenal Parolin les agradeció “su aporte” en estos temas y aseguró a la delegación que “esas preocupaciones serían estudiadas por la Santa Sede”.
El cardenal Parolin dijo a la delegación que la misión de la iglesia era acompañar a los que sufrían y destacó el hecho de que el catecismo enfatiza que es necesario evitar toda forma de violencia y discriminación injusta contra las personas con orientación homosexual. Recordemos que Parolín en 2015, ante la aprobación del “matrimonio” homosexual en Irlanda, declaró que ese hecho era “una derrota para la humanidad” y que se encontraba “triste” ante ese resultado.
Cris Yozía
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