sábado, 29 de diciembre de 2018

MONS. HECTOR AGUER: “TIEMPO DE BALANCE Y ESPERANZA”

El Arzobispo Emérito de La Plata, Monseñor Héctor Aguer, dedicó su reflexión a las sensaciones y expectativas que se producen ante el comienzo de un Año Nuevo.


Mis amigos:

Estamos terminando el año 2018. Para algunos habrá sido un año feliz pero para muchísima gente ha sido un año digno de olvido. Para mucha gente ha sido un año duro, difícil y, por otra parte, el clima de la Argentina ha sido un clima muy crispado, muy agresivo, en que las contradicciones se golpeaban de una manera que no puede ni debe ser continua. No podemos vivir de ese modo.

Si una cosa resulta buena todo el mundo señala que es una maravilla y vemos que, a la postre, no se arregló nada con eso y estamos igual al día siguiente. Hay un buen partido de futbol y a algunos los pone felices pero al día siguiente sigue todo igual, siguen las mismas penurias. Es verdad que hay que aguantar las penurias, hay que sobrellevarlas con paciencia. ¿Hay que protestar? Sí, también hay que protestar pero como corresponde, no con violencia, con agresión. Y, luego, esperar que el año nuevo sea mejor. Es lógico tener una esperanza para que el Año Nuevo sea mejor.

Esa esperanza no es algo automático, también depende de nosotros. Que depende del Gobierno y del Orden Mundial no me cabe la menor duda pero también depende de nosotros. Este año nuevo habrá elecciones y no quiero meterme en este lío ahora, pero habrá que pensar muy bien qué se elige, porqué se elige tal o cual corriente. Pero esperar un año mejor creo que habría que traducirlo en esto: ser yo un poco mejor, ver cómo puedo yo contribuir de algún modo a que este año nuevo sea mejor, cómo puedo renovarme yo un poco. Por supuesto yo estoy pensando en el cristiano fundamentalmente, en nosotros que somos cristianos y que, por tanto, tenemos un deber suplementario respecto de los otros ciudadanos.

¿Y el deber de qué? El deber de mostrar que por la fe cristiana, por la gracia cristiana, nosotros podemos hacer un aporte mejor a la vida de la sociedad. Esto es un aporte de serenidad, de sensatez, de crítica verdaderamente objetiva y luego también de decisiones voluntarias y libres que sean razonables, que sea aquello que los demás necesitan. No pensemos sólo en nosotros mismos porque, cuando las cosas están duras, uno tiene la tendencia a recurvarse sobre sí y sobre los que tiene alrededor y de olvidarse del conjunto pero la suerte de cada uno está ligada a la suerte del conjunto. No nos engañemos. Uno puede pensar que aquel que tiene plata, que se va de vacaciones a no sé dónde, que vive como un bacán y miren yo no estaría muy seguro que pueda vivir muy tranquilo esa persona.

Aquí hay que recuperar el sentido de sociedad, de sociabilidad, de familia, y eso depende de la decisión de las personas. Un Año Nuevo es una nueva esperanza y es una nueva ocasión para hacer eso.

Ustedes me podrán decir: “eso lo hago yo pero ¿y mi vecino?”. Tratemos de que todos los vecinos lo hagan, tratemos de contagiar eso de alguna manera. Esto no es un entusiasmo ingenuo, no son ilusiones sino realidades. ¿Qué cosas podemos mejorar verdaderamente en el orden personal, familiar y comunitario? Es así como poco a poco se van cambiando las cosas porque los cambios violentos ya sabemos adónde llevan, llevan a despotismos por lo general. Los cambios en libertad dependen de la responsabilidad de cada uno y de la caridad de cada uno, del aprecio que cada uno tiene por los demás.

Con este sentimiento les digo a cada uno de ustedes muy feliz Año Nuevo. Les deseo a todos que, el 2019, con todas las expectativas que podamos tener, alguna mejores y otras peores, pero que sea para todos un año feliz.



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