- El fundador de la Fraternidad San Pío X, Mons. Marcel Lefebvre, fue excomulgado en 1988 por haber ordenado cuatro obispos sin permiso. En 2009, el Papa Benedicto XVI levantó las excomuniones: ¿qué significó para ustedes?
- Para nosotros no ha cambiado nada, pues siempre hemos considerado tales excomuniones como infundadas. No obstante, algunas personas, que antes no se atrevían, cobraron ánimo para unirse a nosotros. Esto también ha facilitado nuestras relaciones con ciertos obispos y una parte del clero, sobre todo los sacerdotes jóvenes.
- Francisco también ha hecho concesiones: ¿qué más esperan?
- Esperamos aquello que cada católico pide a la Iglesia en el momento del bautismo: la fe. La revelación divina quedó consumada, y es deber del Papa transmitir fielmente este depósito de la fe. El Papa, pues, tiene que poner fin a la crisis que sacude a la Iglesia desde hace ya 50 años. Esta crisis se desencadenó por una novedosa concepción de la fe centrada en la experiencia subjetiva de cada uno: se cree que el individuo es el único responsable de su fe y puede optar libremente por cualquier religión, sin distinción entre verdad y error. Sin embargo, todo eso contradice la ley divina objetiva.
- ¿De qué manera la Fraternidad San Pío X puede mostrarse conciliadora con el Papa?
- La Fraternidad Sacerdotal San Pío X está profundamente apegada al Sucesor de Pedro, incluso cuando se opone a los errores del Concilio Vaticano II. Empero, nos encontramos profundamente consternados por la característica fundamental del pontificado actual, que es la aplicación completamente novedosa del concepto de misericordia. Ésta queda reducida a una panacea para todos los pecados, sin impulsar hacia una conversión verdadera, a la transformación del alma por la gracia, la mortificación y la oración. En su Exhortación apostólica post-sinodal Amoris laetitia, el Papa da a los cristianos la posibilidad de decidir sobre cuestiones de moral conyugal caso por caso, según su conciencia personal. Esto contradice netamente la orientación clara y necesaria dada por la ley de Dios.
Vemos aquí un eco de la espiritualidad de Lutero: un cristianismo sin exigencia de renovación moral, un subjetivismo que ya no reconoce ninguna verdad universalmente válida. Todo esto ha causado una profunda confusión en el clero y en los fieles. Todo hombre busca la verdad, pero para encontrarla necesita ser guiado por el sacerdote, igual que el alumno necesita la dirección de su maestro.
- ¿Qué ha producido a este respecto el 2017, Año Lutero?
- Desde el siglo XVI, la Iglesia Católica se acercó a los protestantes para convertirlos y traerlos de vuelta a la verdadera Iglesia. El Año Luterano no ha servido para este objetivo primero de regreso de los protestantes; por el contrario, los ha confirmado en sus errores. Y eso es porque, desde el Concilio Vaticano II, la Iglesia piensa que todo hombre puede encontrar a Dios en su propia religión. Es una premisa que reduce la fe a una experiencia personal e interior y que, por tanto, hace que ya no consista en la adhesión de la inteligencia a la revelación divina.
- Hay también en otras religiones muchas personas que llevan una vida moralmente buena, según su alma y conciencia. ¿Dios reconocerá sus méritos?
- La Iglesia es esencialmente misionera. Cristo dice: “Yo soy el camino, la verdad y la vida”. Los hombres no pueden salvarse sino por Él. Ha fundado una única Iglesia, que es la Iglesia romana. Esta verdad teológica ha de proclamarse tanto como la rectitud de la moral y el esplendor de la Misa tradicional según el rito tridentino.
La búsqueda sincera de la verdad en las otras religiones no basta para producirla. Por eso hay que ayudar a esas almas a salvarse. Si un alma puede salvarse fuera de la Iglesia católica, lo hace a pesar del error en el que se encuentra, y no gracias a él; en todo caso, únicamente se salva por Jesucristo.
- Su predecesor Bernard Fellay ha calificado a los judíos, masones y modernistas como “enemigos de la Iglesia”. ¿También han de convertirse los judíos a la Iglesia católica, igual que dice Ud. de los protestantes?
- El modernismo es uno de los errores más peligrosos: no en vano, hasta el Concilio Vaticano II, la Iglesia exigía a todos sus sacerdotes prestar el juramento antimodernista, el mismo que he jurado yo.
En cuanto al judaísmo, sería un pecado imperdonable excluir al pueblo judío de los bienes y tesoros de la Iglesia católica. La misión salvífica de la Iglesia es universal, y no puede dejar de lado a ningún pueblo.
- Ud. rechaza los documentos esenciales del Concilio Vaticano II, tales como el de la libertad religiosa o el del ecumenismo. ¿Es sólo otra interpretación o, por el contrario, Ud. rechaza completamente tales textos?
El Vaticano II se definió a sí mismo como un concilio puramente pastoral. Sin embargo, se tomaron decisiones dogmáticas de gran importancia como las que ha citado, y que han llevado a una transformación completa de la fe.
El Papa Benedicto XVI estimó que las divergencias entre Roma y la Fraternidad Sacerdotal San Pío X residían en un problema de interpretación de los textos del Concilio. Bastaba con analizar esos textos para hacer posible el acuerdo. Pero nuestra posición no es esa: la Fraternidad San Pío X rechaza del Concilio Vaticano II todo aquello que se opone a la Tradición católica.
El Papa tendría que declarar erróneo el decreto sobre la libertad religiosa y corregirlo en consecuencia. Estamos convencidos de que algún Papa lo hará y volverá a la doctrina pura que era la referencia antes del Concilio. Las cuestiones de la libertad religiosa, el ecumenismo y la constitución divina de la Iglesia fueron ya tratadas por los Papas anteriores al Vaticano II. Basta con retomar sus enseñanzas.
Es inconcebible que la Iglesia se haya equivocado durante dos milenios y que no haya conseguido hallar la verdad sobre estas cuestiones hasta la época del Concilio, de 1962 a 1965.
- ¿Le supone un cargo de conciencia el encontrarse, a ojos de Roma, en estado de cisma con la Iglesia?
- De hecho, Roma no nos considera como cismáticos, sino más bien como “irregulares”. En todo caso, si no tuviera la certeza de trabajar dentro de la Iglesia católica romana y por ella, dejaría de inmediato la Fraternidad.
Fundado en 1945, el Salzburger Nachrichtenes difundido con 80,000 ejemplares (cifras del 2016).
Entrevista hecha por Josef Bruckmoser. Título, presentación y traducción de FSSPX. A
Fuente: Salzburger Nachrichten - FSSPX
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