El Arzobispo Emérito de La Plata, Monseñor Héctor Aguer expresó su preocupación por el problema de la falta de trabajo genuino y porque considera que “el país se está endeudando vertiginosamente y en términos que yo considero astronómicos”.
Indicó que “una de las urgencia más graves de la Argentina de hoy en el orden económico y social, en mi opinión, es la necesidad de crear trabajo genuino. En definitiva es el problema del trabajo porque hay mucha gente desocupada, muchísima gente desocupada y entre los jóvenes principalmente. El acceso al mundo laboral de los jóvenes es algo muy complicado y no ha mejorado mucho eso que yo sepa”.
Dijo además que hay otra cuestión que se añade “que es la problemática de personas que ya tienen 45 o 50 años y que por alguna razón han debido dejar su trabajo o han sido despedidas y quieren reinsertarse al mundo laboral. Observo que es prácticamente imposible… Esto muestra que hay algo que no se está resolviendo todavía”.
Luego abordó la toma de deuda del país afirmando: “Veo con mucha preocupación la toma de deuda. El país se está endeudando vertiginosamente y en términos que yo considero astronómicos”. Y aclaró las analiza “desde la Doctrina Social de la Iglesia y, además, con una experiencia personal, porque ya ha habido una crisis anterior con el tema de la deuda externa y yo he intervenido personalmente ya siendo obispo… El país toma deuda y toma deuda. Probablemente me digan que son inversiones importantes, inversiones productivas porque supongo que no se tomará deuda para pagar gastos corrientes porque si así fuera estaríamos fritos ya de entrada. Pero aun así uno se pregunta cuándo y quien va a pagar esa deuda. No avalo la teoría de que hay que vivir con lo nuestro y no es asunto mío ese pero me preocupa el qué va a pasar porque tenemos una experiencia muy traumática”.
Monseñor Héctor Aguer recordó “el préstamo de la Baring Brothers que, en 1821, lo tomo Rivadavia y creo que lo terminó de pagar en el siglo XX el Presidente Figueroa Alcorta. Por eso me pregunto: ¿Quién va a pagar esto? ¿Cómo? ¿Se podrá pagar verdaderamente? Dejo estos interrogantes porque en la Doctrina Social de la Iglesia se alerta sobre la cuestión de la deuda internacional”.
“Creo que habría que clarificar de quién se toma deuda, en qué condiciones y si esas condiciones no son usurarias, y sobre todo para qué se va a usar ese dinero y esto es lo fundamental porque si no vamos a repetir experiencias y, desgraciadamente, nuestro país que está hecho para cosas más grandes ha repetido experiencias negativas por ciclos. ¿Y quién paga los platos rotos? Lamentablemente los pagan los más pobres, siempre los pagan los más pobres”, culminó el prelado.
Dijo además que hay otra cuestión que se añade “que es la problemática de personas que ya tienen 45 o 50 años y que por alguna razón han debido dejar su trabajo o han sido despedidas y quieren reinsertarse al mundo laboral. Observo que es prácticamente imposible… Esto muestra que hay algo que no se está resolviendo todavía”.
Luego abordó la toma de deuda del país afirmando: “Veo con mucha preocupación la toma de deuda. El país se está endeudando vertiginosamente y en términos que yo considero astronómicos”. Y aclaró las analiza “desde la Doctrina Social de la Iglesia y, además, con una experiencia personal, porque ya ha habido una crisis anterior con el tema de la deuda externa y yo he intervenido personalmente ya siendo obispo… El país toma deuda y toma deuda. Probablemente me digan que son inversiones importantes, inversiones productivas porque supongo que no se tomará deuda para pagar gastos corrientes porque si así fuera estaríamos fritos ya de entrada. Pero aun así uno se pregunta cuándo y quien va a pagar esa deuda. No avalo la teoría de que hay que vivir con lo nuestro y no es asunto mío ese pero me preocupa el qué va a pasar porque tenemos una experiencia muy traumática”.
Monseñor Héctor Aguer recordó “el préstamo de la Baring Brothers que, en 1821, lo tomo Rivadavia y creo que lo terminó de pagar en el siglo XX el Presidente Figueroa Alcorta. Por eso me pregunto: ¿Quién va a pagar esto? ¿Cómo? ¿Se podrá pagar verdaderamente? Dejo estos interrogantes porque en la Doctrina Social de la Iglesia se alerta sobre la cuestión de la deuda internacional”.
“Creo que habría que clarificar de quién se toma deuda, en qué condiciones y si esas condiciones no son usurarias, y sobre todo para qué se va a usar ese dinero y esto es lo fundamental porque si no vamos a repetir experiencias y, desgraciadamente, nuestro país que está hecho para cosas más grandes ha repetido experiencias negativas por ciclos. ¿Y quién paga los platos rotos? Lamentablemente los pagan los más pobres, siempre los pagan los más pobres”, culminó el prelado.
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