domingo, 23 de septiembre de 2018

AJUSTE DE CUENTAS PARA MONSEÑOR WALTER ROSSI

Imitando a sus jefes, Rossi asumió con arrogancia que ningún fiel se atrevería jamás a llamarle la atención por su escandalosa vida. ‘Si ellos pueden salirse con la suya, ¿por qué yo no?’

Por George Neumayr


El mes pasado escribí sobre la supuesta conducta depredadora de monseñor Walter Rossi, director de la Basílica del Santuario Nacional de la Inmaculada Concepción de Washington, D.C., cargo para el que había sido nombrado por el pedófilo cardenal Theodore McCarrick en 2005. El obispo Michael Bransfield, que está siendo investigado por comportamiento homosexual depredador, había reclutado a Rossi, un sacerdote de Scranton (Pensilvania), para que se uniera al personal de la Basílica después de que terminara una licenciatura en Derecho Canónico en la Universidad Católica.

Varios antiguos alumnos de la Universidad Católica de América (CUA por sus siglas en inglés) me han contado que Rossi les “tiró los tejos” y les “preparó”. En un caso, me contaron, Rossi preguntó a un alumno de la CUA por su compañero de habitación homosexual (con el que Rossi estaba demasiado familiarizado) e insinuó que los tres debían reunirse para practicar sexo en grupo.

“Rossi es un homosexual que acosa sexualmente a los estudiantes de la CUA”, me dijo un antiguo alumno. Un profesor de teología de la CUA, C.C. Pecknold, ha respondido a las preocupaciones que mi artículo suscitó entre madres y padres con hijos en la CUA: “Creo que las acusaciones contra monseñor Rossi deberían ser investigadas por la Metropolitana, pero es importante recordar que [la Basílica] es institucionalmente independiente de la Universidad y no está bajo nuestra competencia. El Sr. Neumayr pinta con una brocha demasiado ancha”.

En realidad, las pinceladas nunca han sido más precisas. Rossi forma parte del Consejo de Administración de la CUA. Sí, el largo historial de Rossi de mala conducta homosexual y acoso sexual homosexual a estudiantes de la CUA es asunto de Wuerl (y del superior real de Rossi, el obispo de Scranton, donde fue ordenado). Pero seguramente es un asunto de la universidad. ¿O está de acuerdo el consejo de la CUA con que un miembro del consejo pida a los estudiantes de la CUA hacer tríos?

El depredador homosexual Walter Rossi

El sábado pasado vi a John Garvey en el hotel Mayflower. Es el presidente de la Universidad Católica. Anteriormente había trabajado como decano en la Facultad de Derecho del Boston College, donde desató las críticas entre los católicos ortodoxos al ponerse del lado del profesorado jesuita promotor del colectivo lgbt en una controversia en la que estaba implicado un miembro del profesorado despechado que se oponía al “matrimonio” homosexual. Es difícil imaginar a Garvey vacilando sobre si investigar o no a un miembro de su consejo acusado de “coquetear” con alumnos de la CUA. Pero en el caso de Rossi parece que está vacilando, y que ciertamente no quiere responder a preguntas sobre una posible investigación de la conducta de Rossi.

Le dije a Garvey civilizadamente: “Puedo hacerle una pregunta?”. Garvey, siempre encantador, me dio una palmadita en el brazo mientras me decía: “No, no puedes, George”, y se marchó.

¿De verdad puede sorprender a Garvey que un periodista esté investigando el escandaloso mandato de monseñor Rossi, protegido y contratado por el mayor clérigo depredador homosexual de la historia eclesiástica estadounidense? La red homosexual depredadora en torno a McCarrick no podría ser más obvia. McCarrick presidió una cultura de comportamiento extravagante en la que los Bransfields y los Rossi podían llevar una doble vida homosexual con impunidad.

Después de que informara el mes pasado de que Rossi es propietario de un “apartamento sexual” en Fort Lauderdale (una fuente de la CUA escuchó a Rossi describir su apartamento en esos términos), que se autodenomina la “capital lgbt de Florida”, una fuente bien situada dentro de la Iglesia en la Costa Este se puso en contacto conmigo para confirmar mi versión. (Yo había informado de que Rossi es copropietario del condominio con un sacerdote de Scranton, el padre Andrew Hvozdovic).

“Todos sabemos que Rossi y el sacerdote con el que posee ese lugar son una antigua pareja 'gay'”, dijo esta fuente. “El apodo de ese sacerdote es Randy Andy entre los demás sacerdotes porque es abiertamente homosexual. Encima del retrete de sus habitaciones en la rectoría cuelga un calendario de fútbol homosexual. Tiene fotos de sí mismo con Rossi en las que parecen un matrimonio, y la gente les ha visto paseando juntos en speedos (calzoncillos de baño de los hombre) por la playa de Fort Lauderdale. El apodo gay de Walter Rossi entre los curas de Scranton es Wanda.

Pero su relación es “abierta”, y Rossi ha coleccionado varios amantes a lo largo de los años, según múltiples fuentes. Algunos de esos amantes fueron arrancados de las filas del alumnado de la CUA, como el absurdamente accidentado Matthew Riedlinger, según una de esas fuentes: “Riedlinger era un homosexual que había sido expulsado del seminario de Ohio. Luego apareció en la Universidad Católica. Riedlinger alardeaba de su relación sexual con Rossi, que le ayudó a ser sacerdote en la diócesis de Trenton”.

El obispo de Trenton, John M. Smith, compinche de McCarrick (Smith fue obispo auxiliar suyo en Newark), ordenó a Riedlinger después de los escandalosos tirones de orejas de Rossi. Riedlinger pronto abandonaría el sacerdocio envuelto en escándalos. En 2013, fue atrapado en una redada homosexual con menores de edad tras enviar más de mil mensajes de texto a una persona que se hacía pasar por un varón de 16 años. Mientras se desarrollaba este escándalo, Rossi alojó a Riedlinger en otro condominio turístico de playa de su propiedad cerca de Atlantic City, en Bringantine, Nueva Jersey. Los registros públicos establecen que Riedlinger se ha registrado para votar en la residencia de Rossi en Brigantine.

La semana pasada, me detuve en Atlantic City para ver el apartamento de Rossi mientras me dirigía a Washington, D.C. Su apartamento está en el “Brigantine Island Beach Resort”, aunque no está, a diferencia de su casa de Fort Lauderdale, justo en una playa privada (entre la playa y el complejo hay un campo de plantas que se tarda entre cinco y diez minutos en atravesar). Rossi no debe utilizarla muy a menudo. Un empleado de correos con el que charlé sobre Rossi, dice que su correo se acumula, ¡y que Riedlinger sigue recibiendo correo allí! Está claro que Rossi prefiere su lujoso rascacielos de Fort Lauderdale, donde este año es “tesorero” de la junta del condominio.

“Rossi preparaba a los estudiantes de la CUA”, dice una fuente de la arquidiócesis de Washington. Si se sometían a él, les recompensaba; si no lo hacían, les trataba mal, y si trabajaban en la Basílica, les hacía la vida imposible hasta que se marchaban”.

Imitando a su jefe McCarrick y a su antiguo jefe Bransfield, Rossi asumió con arrogancia que ningún fiel se atrevería jamás a llamarle la atención por su escandalosa vida. Si ellos podían salirse con la suya, parece haber razonado, ¿por qué yo no?

Sin embargo, se acerca el día del juicio final. Los miembros de la mafia homosexual, de la que ese trío es un emblema, han explotado durante años la ingenuidad y la docilidad de los fieles católicos, que ahora se están dando cuenta de la grotesca decadencia de esa mafia. Las madres y los padres de los jóvenes están más que preocupados y ya no lo aguantan más.


Spectator

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