Martha Pelloni, profesora, rectora y religiosa argentina de la Congregación de Carmelitas Misioneras Teresianas, ha manifestado su oposición al aborto pero a su vez ha asegurado que el Papa le propuso el uso de preservativos y la ligadura de trompas para las mujeres que no se quieren quedar embarazadas.
Pelloni asegura en una entrevista a Radio Cut estar «a favor de la vida de la madre y el bebé. Es necesario el debate para que veamos toda la atención que hay que darle a una mujer para que no llegue a un aborto».
En diálogo con Crónica Anunciada, la religiosa aseguró que defiende «las dos vidas: la de la madre y la del hijo» y agregó que «tiene que haber una paternidad responsable, una planificación».
Sin embargo, la polémica está servida ante la siguiente afirmación:
«El Papa Francisco hablando de este tema me dijo tres palabras: preservativo, transitorio, y reversible. Un diafragma, y en último caso, que es lo que nosotros aconsejamos a las mujeres del campo... ligamento de trompas".
Y añade:
«Si hay educación sexual y responsabilidad del Estado para atender a la mujer en su situación de pobreza, no necesitamos despenalizar el aborto porque no va a ser necesario abortar».
Magisterio de la Iglesia sobre el uso de anticonceptivos
Carta encíclica Humanae Vitae, del Beato Pablo VI, Papa
Catecismo de la Iglesia Católica
2370 La continencia periódica, los métodos de regulación de nacimientos fundados en la autoobservación y el recurso a los períodos infecundos (HV 16) son conformes a los criterios objetivos de la moralidad. Estos métodos respetan el cuerpo de los esposos, fomentan el afecto entre ellos y favorecen la educación de una libertad auténtica. Por el contrario, es intrínsecamente mala “toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga como fin o como medio, hacer imposible la procreación” (HV 14):
«Al lenguaje natural que expresa la recíproca donación total de los esposos, el anticoncepcionismo impone un lenguaje objetivamente contradictorio, es decir, el de no darse al otro totalmente: se produce no sólo el rechazo positivo de la apertura a la vida, sino también una falsificación de la verdad interior del amor conyugal, llamado a entregarse en plenitud personal. [...] Esta diferencia antropológica y moral entre la anticoncepción y el recurso a los ritmos periódicos implica [...] dos concepciones de la persona y de la sexualidad humana irreconciliables entre sí» (FC 32).
InfoCatolica
Pelloni asegura en una entrevista a Radio Cut estar «a favor de la vida de la madre y el bebé. Es necesario el debate para que veamos toda la atención que hay que darle a una mujer para que no llegue a un aborto».
En diálogo con Crónica Anunciada, la religiosa aseguró que defiende «las dos vidas: la de la madre y la del hijo» y agregó que «tiene que haber una paternidad responsable, una planificación».
Sin embargo, la polémica está servida ante la siguiente afirmación:
«El Papa Francisco hablando de este tema me dijo tres palabras: preservativo, transitorio, y reversible. Un diafragma, y en último caso, que es lo que nosotros aconsejamos a las mujeres del campo... ligamento de trompas".
Y añade:
«Si hay educación sexual y responsabilidad del Estado para atender a la mujer en su situación de pobreza, no necesitamos despenalizar el aborto porque no va a ser necesario abortar».
Magisterio de la Iglesia sobre el uso de anticonceptivos
Carta encíclica Humanae Vitae, del Beato Pablo VI, Papa
Catecismo de la Iglesia Católica
2370 La continencia periódica, los métodos de regulación de nacimientos fundados en la autoobservación y el recurso a los períodos infecundos (HV 16) son conformes a los criterios objetivos de la moralidad. Estos métodos respetan el cuerpo de los esposos, fomentan el afecto entre ellos y favorecen la educación de una libertad auténtica. Por el contrario, es intrínsecamente mala “toda acción que, o en previsión del acto conyugal, o en su realización, o en el desarrollo de sus consecuencias naturales, se proponga como fin o como medio, hacer imposible la procreación” (HV 14):
«Al lenguaje natural que expresa la recíproca donación total de los esposos, el anticoncepcionismo impone un lenguaje objetivamente contradictorio, es decir, el de no darse al otro totalmente: se produce no sólo el rechazo positivo de la apertura a la vida, sino también una falsificación de la verdad interior del amor conyugal, llamado a entregarse en plenitud personal. [...] Esta diferencia antropológica y moral entre la anticoncepción y el recurso a los ritmos periódicos implica [...] dos concepciones de la persona y de la sexualidad humana irreconciliables entre sí» (FC 32).
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