Resucitar a nuestra alma muerta por el pecado grave, es un milagro portentoso pero sencillísimo, que nos llena de una paz inefable. Basta un sincero arrepentimiento y acusarnos de nuestros pecados ante un sacerdote fiel que tenga las ideas claras y no nos diga que ciertos pecados no son pecado.
Se puede acudir espontáneamente durante la misa si hay algún confesor disponible, o al terminar, o mirar el horario del despacho parroquial o llamar por teléfono para concertar una cita, para los sacerdotes menos asequibles.
Un examen de conciencia exhaustivo debe hacerse antes de ir a la confesión. Lleva tiempo especialmente si no te has confesado hace años: pecados de la niñez, adolescencia, juventud, madurez.... Esto es esencial porque debes contar todos tus pecados mortales al sacerdote. Si omites cualquier pecado mortal porque no hiciste un examen minucioso, entonces tu confesión no será buena y aún tendrás un pecado mortal en tu alma que Dios espera que confieses, pero si es un pecado que no recordabas en el momento de confesarte, la confesión es válida, pero debes confesarlo a la primera oportunidad. También es posible que el Espíritu Santo te recuerde, pasados algunas semanas o meses otros pecados en los que o habías caído, entonces debes confesarlos con toda paz. Si dudas de si algo es pecado hay obligación de consultarlo al cura para que te pueda absolver en caso de que sí lo sea.
La Iglesia enseña que basta un pecado mortal que no hayamos confesado por vergüenza, o por haber disminuido con trampa su número ante el sacerdote, para seguir en pecado mortal y profanar el sacramento. Esto es importante porque el demonio nos ataca fuertemente para que callemos algunos pecados.
Si te da mucha vergüenza que el cura te reconozca, busca una parroquia que tenga una rejilla de separación más espesa o confiésate en otra iglesia a la que no vayas a ir más.
Si no sabes cómo hacer la confesión correctamente entonces debes aprenderlo antes (ver *). Es algo que no debe tomarse a la ligera. Las malas confesiones conducirán a más pecados, tales como recibir a Nuestro Señor indignamente, es decir, en el estado de pecado mortal, en la Sagrada Comunión.
Es necesario apuntarte los pecados, porque es muy fácil olvidar algunos durante la confesión o dejar los que nos dan más vergüenza al final, y después omitirlos.
Los pecados mortales deben decirse en su número exacto o si no se conoce, aproximado. Por ejemplo: he blasfemado tantas veces a la semana durante tantos años, lo mismo puede decirse con otros pecados mortales que es imposible recordar su número. También hay que indicar la especie: no es lo mismo tener relaciones sexuales con un menor, con tu novia o con una persona casada cometiendo adulterio.
*Requisitos para confesarse:
A.Examen de conciencia: recordar todos los pecados desde la última confesión bien hecha.
B. Arrepentimiento: o sincero dolor de haber ofendido a Dios; detestar el pecado.
C. Propósito de la enmienda: o decidirse firmemente a no volver a pecar y a evitar el pecado,
D. Confesión: decirle al Sacerdote todos los pecados que hemos descubierto en el examen de conciencia, sin querer engañar al Sacerdote, sin callarse ningún pecado mortal pues invalidaría la Confesión.
E. Cumplir la Penitencia
Examen de Conciencia según los Mandamientos
1- ¿He practicado la superstición o el ocultismo? Creo sin dudar las enseñanzas de la Iglesia sin criticar a sus pastores? ¿He comulgado en pecado mortal? ¿He recibido la Confirmación o el Matrimonio en pecado mortal? ¿He jurado sin necesidad o en falso? ¿He mentido o le he omitido al sacerdote algún pecado mortal en la Confesión? ¿He profanado el Templo, los objetos o las personas consagradas a Dios? ¿He pasado mucho tiempo sin rezar?
2- ¿He usado el nombre del Señor en vano? ¿He estado enojado con Dios? ¿He insultado a una persona consagrada o he abusado de algún objeto/lugar sagrado? ¿He dicho palabras irreverentes? ¿He dejado de cumplir, pudiendo, un voto o promesa grave? ¿Has maldecido o imprecado? ¿Te has avergonzado de mostrarte católico?
3- ¿He faltado deliberadamente a misa los Domingos o días de guardar? ¿Observo el Domingo como un día de familia y como día de descanso? ¿Hago trabajos innecesarios en Domingo?
4- ¿Cumplo mis deberes para con mi esposa/hijos/padres? ¿Les he dado buen ejemplo religioso? ¿Desobedezco o trato con dureza a mis padres? ¿Les ayudo económicamente o en su enfermedad? ¿Cuido de que la vida espiritual de mis hijos no peligre ante viajes, compañías, películas, modas?
5- ¿He abortado voluntariamente o le he aconsejado/pagado a alguien para que lo tenga? ¿He tomado la píldora abortiva del día después? ¿He herido físicamente a alguien? ¿He abusado del alcohol o de las drogas? ¿Escandalicé a alguien, y de esa manera le llevé al pecado? ¿He estado enojado o resentido? ¿He odiado? ¿Me he esterilizado? ¿He favorecido la esterilización?
6- ¿He sido fiel a los votos de mi matrimonio en pensamiento y en acción? ¿He pecado de adulterio, fornicación, masturbación, homosexualidad? ¿He usado algún método anticonceptivo o de control artificial de la fecundación dentro o fuera de mi matrimonio? ¿Ha estado cada acto conyugal de mi matrimonio abierto a la procreación sin interrumpirlo voluntariamente? ¿Busco ser casto en mis pensamientos, palabras y acciones? ¿Visto modestamente o soy ocasión de pecado para el sexo opuesto? ¿He mirado pornografía o he leído cosas impuras?
7- ¿He robado o he hecho trampas para beneficiarme? ¿He restituido lo que he robado? ¿Pierdo el tiempo en el trabajo etc… o soy impuntual? ¿Hago apuestas en el juego negándole a mi familia sus necesidades? ¿Pago mis deudas prontamente? ¿Busco compartir lo que tengo con los pobres?
8- ¿He mentido, murmurado, calumniado, difamado, o testificado en falso? ¿He hecho juicios temerarios o burlas? ¿He sido sincero en mis negocios con otros? ¿Falto a la caridad en mis pensamientos de los demás? ¿Mantengo secreto lo que debería ser confidencial?
9- ¿He consentido pensamientos impuros? ¿Los he causado por lecturas, películas, internet, conversaciones? ¿Busco controlar mi imaginación? ¿Rezo a la Virgen contra las tentaciones?
10- ¿Soy envidioso, ambicioso o egoísta? ¿Son las posesiones materiales el propósito de mi vida? ¿Confío en que Dios cuidará de todas mis necesidades materiales y espirituales?
Religión, La Voz Libre
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