En el marco de las Jornadas de Otoño organizadas por la Fundación Caja Rural de Zamora, el pasado 26 de octubre se celebró la última sesión con la conferencia “Sectas: redes sociales y captación”. Era Luis Santamaría del Río, sacerdote zamorano, el encargado de abordar un tema que cada vez genera mayor preocupación, no sólo entre los jóvenes sino entre personas adultas, algunas de las cuales han sido víctimas de la acción de las sectas en la propia provincia de Zamora, tal como recoge el medio digital NoticiasCyL.
Así, Santamaría, integrante de la Red Iberoamericana de Estudio de las Sectas (RIES), desgranó el mundo de las sectas en el universo virtual explicando, paso a paso, cómo las sectas llegaron a las redes sociales e Internet. Y es que el zamorano ha asegurado que Internet en un campo propicio para las sectas, “un paraíso”, y eso ha originado que haya miles de sectas en cada lugar. Una afirmación que sorprendió al público asistente pero que el propio Santamaría desarrolló y explicó. “Ahora mismo, hay miles de sectas en cada lugar porque si hay conexión a Internet todas las sectas del mundo están presentes”, señalaba.
El papel ambivalente de la red
Y es que, mediante las redes sociales o Internet, “un espacio de vida, ya que no es un medio de comunicación”, las posibilidades de contacto y captación son “muy elevadas”. Asimismo, el experto zamorano también ha desgranado que este nuevo mundo virtual tiene algunas desventajas para las propias sectas como por ejemplo “el difícil aislamiento de un adepto”. Esto se debe a que el adepto no sólo tiene un único canal de comunicación como ocurría antes sino que ahora el adepto puede entrar en Internet y encontrar todo tipo de información y material sobre la secta.
Además, Santamaría ha expuesto la cantidad de información que ahora transita Internet sobre las sectas y las consecuencias negativas que tiene para ellas. Muestra de ello son las continuas amenazas que el zamorano recibe por parte de diferentes abogados para eliminar información. Por último, el experto también ha tratado la blogosfera, Wikipedia, YouTube y otros canales y las redes sociales como universos repletos de información, pero también peligrosos para la sociedad por su fácil captación para las sectas.
Un aumento de potencial de captación
Internet ha dejado de ser sólo el escaparate donde las sectas muestran su “mercancía” para convertirse en un auténtico espacio de socialización virtual, con un potencial mucho mayor para captar adeptos. Es una de las ideas expuestas por Luis Santamaría, tal como recoge Carlos Gil en La Opinión-El Correo de Zamora.
“Yo llevo más de 15 años estudiando específicamente la presencia de sectas en Internet y ha cambiado muchísimo, porque al principio servía como un escaparate donde exponían sus doctrinas y sus anzuelos también, sus elementos de enganche para la gente que estuviera interesada”, explicó el experto en este oculto mundo.
“Sin embargo, ahora con las nuevas tecnologías, que son mucho más interactivas y en un Internet al que la gente no acude tanto para buscar información sino que se ha convertido ya en un espacio de vida y de relaciones personales, y ahí aprovechan las sectas para el proselitismo”. Santamaría expuso durante su intervención algunos casos concretos “como el que se ha conocido ahora este año de Patricia Aguilar, la joven adolescente de Elche que fue captada y adoctrinada por una secta de Perú a lo largo de dos años por Facebook y dio lugar a la salida de casa y su salida del entorno familiar”.
Y comparó esta realidad “también con algunos fenómenos tan conocidos como la captación y la radicalización yihadista a través de Internet. Es decir, cómo a veces es posible fanatizar a algunas personas sin que haya una pertenencia grupal, unas reuniones periódicas o un estar juntos físicamente”.
Formación, más que información
Para combatir estas indeseables influencias “es fundamental la formación, porque información sobra. En Internet hablamos de una sobrecarga de información que está a disposición de todo el mundo, pero lo que es importante es tener la formación suficiente y la madurez suficiente para saber distinguir cuándo me están mintiendo y cuándo me están diciendo la verdad, cuándo están intentándome llevar a otro campo y cuándo están intentando generar un proceso de dependencia personal. Sobre todo es la formación de las personas”.
A veces, efectivamente, no es fácil distinguir cuándo estamos ante una organización que difunde una doctrina espiritual diferente o cuándo se trata realmente de una secta. Para ello hay que fijarse en algunos detalles, como “por ejemplo la ambigüedad, y que no quede muy claro que grupo, que institución está detrás, que personas, qué es lo que persiguen cuando se confunden y se mezclan elementos espirituales, científicos, filosóficos, de manera que se está vendiendo un producto que puede atraer a personas con intereses muy diferentes. Es sobre todo esa ambigüedad, esa oferta difuminada de cosas”.
Luis Santamaría hizo “una llamada a que se apoye la prevención de estos fenómenos de Internet a través de la educación, proponer talleres educativos, que en la enseñanza pueda haber algún ámbito de prevención de la radicalización y la captación a través de redes sociales, que nuestros adolescentes y jóvenes sepan estar alerta y sospechar de muchos mensajes que les llegan y de muchas ofertas que se les pueden presentar”.
El fenómeno de captación de las sectas no es numéricamente masivo, “no es algo que tenga unas cifras muy significativas” pero cualitativamente tiene una importancia enorme, porque “es cierto que en las personas y familias en las que se da, esto es un drama”. La recomendación es hacer “un uso maduro y responsable de las redes sociales”.
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