Los cementerios y crematorios para animales se multiplicaron en Argentina ante la creciente demanda de clientes que quieren enterrar o conservar los restos de queridas mascotas, principalmente perros y gatos, que se volvieron parte de sus familias.
Por un precio que oscila entre los 20 y los 50 dólares anuales, los cementerios ofrecen sepulturas identificadas con el nombre de la mascota que puede seguir siendo visitada por sus dueños en parcelas con mantenimiento garantizado.
Uno de los lugares especializados en este tipo de servicios es “Jardín del Amigo”, ubicado en las afueras de Buenos Aires, sitio que alberga incluso tortugas y conejos.
“Sabemos que la pérdida de una mascota, ser muy querido e integrado en la familia, genera tristeza y desasosiego. Nuestra experiencia y un equipo experimentado lo ayudará a atravesar este difícil momento”, ofrece el cementerio en su página web.
El sitio explica que enterrar a una mascota “representa una manera más de demostrarles a quienes nos acompañan durante todos sus días el gran amor que por ellos se puede tener, inclusive después de la vida”.
Agrega que “los dueños de los animalitos sepultados regresan semana a semana a visitarlos” en un lugar acogedor ya que está plagado de naturaleza, “donde al venir a recordarlos nos proporciona amor y paz, y no tristeza”.
También existen otros cementerios con nombres como “Paraíso natural”, “Un lugar en el cielo”, “Un mundo en flor”, “No me olvides” o guarderías de animales que ofrecen el servicio de retiro y entierro o cremación de la mascota fallecida.
En la ciudad de Córdoba destaca el “Parque del Amigo”, cuyos dueños explican en su página web que “si las mascotas ocupan un lugar de jerarquía en los afectos familiares o individuales, necesitan también una respuesta adecuada para el último adiós”.
Pero hay personas que prefieren cremar a sus animales, servicio que existe en el país desde hace dos décadas, pero cuya demanda se intensificó en los últimos años.
La oferta va desde los crematorios gratuitos que realizan institutos médicos y universitarios, hasta los 40 dólares que cuesta en lugares privados que entregan los restos en urnas decoradas al gusto del cliente.
Un caso extremo del amor por las mascotas fallecidas lo protagonizó este año la modelo argentina Claudia Cardone, quien pagó alrededor de mil 500 dólares para embalsamar a su gato muerto, y con el cual siguen paseando por las calles de Buenos Aires.
Notimex
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