domingo, 2 de diciembre de 2012

NAVIDAD: CELEBRACIÓN QUE DEBE SER COMPROMISO







Del cumplimiento de los deberes necesarios para impedir
se consume la disolución total de nuestra sociedad.

Por Juan Carlos Grisolia




El llamado “progresismo”, constituye la herramienta operativa de los procesos ideológicos en curso, destinada a la paulatina extinción de la persona humana.-

Ello así, mediante la degradación conceptual de su dignidad, que tiene por finalidad última la total eliminación de lo que hemos definido tantas veces, citando a Boeccio, como “la sustancia individual de naturaleza racional”; la que ha de quedar reducida a simple sujeto, primero, y luego, a una cosa inerme que puede manejarse como tal. Porque las cosas no tienen ni intelecto ni voluntad, en tanto que, siquiera, pueden ser equiparadas a los seres portadores de alma simplemente vital, que gozan del beneficio de encontrarse regidos por las leyes naturales que determinan sus actos vegetativos y sensitivos, los que las ordenan hacia los fines que corresponden conforme su especie.-

El progresismo nada tiene que ver con el progreso, en tanto no sea para designar la gravedad de la patología que afecta a este último. Aquél es una deformación que ignora la realidad, en tanto tiene su origen en el proceso subjetivo mediante el cual el hombre crea aquello que, debería develar, para poder conocer. El progresismo desconoce las esencias, esto es lo que las cosas son, y se detiene en los accidentes, que al no ser parte de la naturaleza de ellas, esto es de aquello que las define y que permite se las enuncie objetivamente, resume la realidad a la multiplicidad de lo variable insustancial. Esto en la medida en que se intenta afirmar como válido, solo puede generar el caos propio del relativismo que ignora la verdad ontológica y requiere, para ser sostenido, sólo de la repetición –pues no pueden argumentar por carencia de lo sustancial-, y la instauración de la violencia que implica impedir toda actividad reflexiva ordenada a poner de manifiesto la arbitrariedad de la que se valen.-

Pero en tanto la naturaleza reclama para el hombre vida ordenada hacia la obtención y disfrute de los valores, los que garantizan la perfección buscada, y la sociedad todavía reconoce la persona humana como unidad sustancial conveniente de cuerpo y espíritu, se hace necesario imponerle al hombre sometido por los intereses de la subjetividad de quienes se designan progresistas, simular –paras obtener permanencia en la comunidad- el reconocimiento y, aún el ejercicio de valores reconocidos por todos, por su carácter objetivo, ocultando detrás de tal fingimiento, sus convicciones y sentimientos contrarios a aquellos. Esto ha recibido el nombre de hipocresía, y su atribución al sujeto que la manifiesta, permite que el mismo sea designado como hipócrita. Éste, entonces, es el sujeto que actúa intentando que su personaje –que finge apegado a valores- oculte su identidad. El deterioro ético que ha sufrido nuestra sociedad, y que se halla cercano a la claudicación total, ha tenido una directa incidencia en lo concerniente a la subsistencia de los valores. Primero se los ha simulado, después ignorado y luego, sencillamente, se los ha negado.-

He escrito, “ocurre que una concepción antropocéntrica, que comenzó por desplazar a Dios, para luego negarlo, exigió convertir al hombre en el centro de la creación, la cual, a su vez, habría sido obra de inexplicables movimientos cósmicos. Para ella, ya no existe una realidad de la que el hombre es parte, y a la cual dirige su conocimiento, sino que la realidad es conforme la “crea” el hombre en su mente… El racionalismo, padre de las posturas idealistas, quiebra el nexo del hombre con la realidad exterior y con su propia realidad. El hombre se cierra a la verdad, pero no por temor o falta de interés, sino porque en su soberbia crea para sí un grotesco sustituto. Y como inexorable consecuencia, pierde el sentido de su naturaleza, no advierte su fin, y encerrado en una cárcel que él mismo se ha levantado, se desespera, y aún cuando crea absolutos –que no lo son por esencia- a los que rinde culto no obstante saber, en su intimidad, que los mismos no resisten tal calificación; no halla la paz” (1).-

Sin embargo, como la tendencia de la sociedad se ordena a la permanencia, se hace necesario que en el conjunto de las “verdades”, se erija quien imponga la suya al resto de quienes integran la comunidad. Y éste se encuentra permanentemente alerta y esperando el momento de que sea posible elevarse al podio desde el cual ha de imponer el producto de su razón simplemente razonadora, con la fuerza del dogma que asegure la sumisión. Ésta, presupuesto del progresivo estado de esclavitud al que los seres humanos son sometidos.-

El tirano, así instalado para regir una comunidad “sin justicia y a medida de su voluntad” (Conf. DRAE), en el progresivo tránsito de quienes son llevados a la pérdida de su libertad, necesita de un instrumento fundamental que es el de someter al hombre a la ignorancia, para lo cual desaparecen los conceptos, y con ello las esencias que expresan, sin posibilidad de obrar en los universales. Este mal, que aqueja hoy a gran parte de quienes integran nuestra comunidad, inmoviliza al hombre. No es posible, sumido en la ignorancia, que pueda aquél obrar movimiento perfectivo generado por el paso de la potencia al acto. Así, el ser humano pierde la condición de persona y queda reducido, por ello, a un ser infecundo. Le han contado que debe gozar, sin indicarle que ello implica mucho más que percibir los estímulos del sistema nervioso que, aislados, solo preanuncian el vacío que angustia. No le han dicho que gozar, para la persona humana, consiste en disfrutar el permanente y constante incremento de su ser espiritual, que por constituir el sostén de su cuerpo, es plenitud de bien y origen de la felicidad. Y que ésta es la auténtica causa de dicha y de paz. Por eso la ignorancia es oscuridad.-

De la ideología

Ha escrito el Dr. Jordán Bruno Genta: “La objetividad es la real purificación del alma… Ser objetivo es tanto como ser verdadero y obrar con justicia; es haberse liberado de la tiranía y de la opresión del cuerpo, tomado en el sentido de lo material transitorio y contingente. Es que la objetividad repugna a la materia individuante, exterior, exclusiva, excluyente, de suyo inexpresiva e indiferente, impenetrable e incomunicable; esto es irremediablemente subjetiva y sujeto de toda mudanza, pasando de un contrario a otro y siempre inclinada hacia el no ser o hacia lo que deja de ser” (2).-

La operación del conocimiento debe iniciarse y concluirse. De otro modo éste queda afectado. La idea, en este caso, no es expresión de un objeto exterior, sino la indefinida manifestación que reconoce la permanencia en la voluntad del sujeto conogcente.La diversidad oscurece la posibilidad de saber. Se cierran así los caminos para la perfección del entendimiento que es la natural aspiración de la persona humana, ordenada a la consecución de su fin. Se ha sustituido la objetividad por la subjetividad. Ésta, que expresa los contenidos interiores de quien ha rechazado el recto orden del pensar, no tiene otra relación con la realidad, que lo exigido por sus propios intereses los que pretende oponer a la diversidad caótica que le impide conocer.-

Agrega el Dr. Genta: “Pero la inteligencia racional está ligada con la sensibilidad receptiva, de cuyos datos abstrae las formas inteligibles de las sustancias y de los accidentes; y para objetivar estas formas tiene que reintegrarlas a su concreta materialidad, puesto que no pueden subsistir por sí mismas y deben revestir el mismo pensamiento, el modo inferior de subsistencia que conviene a los seres materiales, externos e individuales. De lo contrario, en su carácter de meras abstracciones, no tienen de suyo ningún valor de verdad ni significación realmente objetiva…”.Por cuanto “…La verdad y real objetividad exigirá que el pensamiento vuelva a concretar esa forma inteligible en su substracto material, a través de la imagen sensible” (3).-

Las ideologías, entonces, no pueden enfrentar lo evidente. La realidad las desmiente. Y todo ataque a las postulaciones del ideólogo, significa un ataque a su persona. De ahí el carácter irreductible de sus acciones. Lo que se agrava cuando el mismo se halla ubicado en un estamento del gobierno de la comunidad. Su dominio es arbitrario y perverso. Y ello así en tanto debe impedir que se impongan las consecuencias de los dictados del orden natural, que la condición humana reclama. La apelación a convertir sus tesis en dogmas es una constante, y se comprueba cuando toda afirmación en contrario es rechazada con consignas formularias, pues están impedidos de argumentar.-

Puede concluirse que se advierte en el ideólogo los síntomas de la esquizofrenia, patología en la que es imposible no detectar las actitudes paranoicas traducidas en “trastornos de ideas delirantes”, que se clasifican como psicosis en el marco de las afecciones psíquicas. Se manifiestan por la creencia de que existen conspiraciones o conjuras en su contra, lo que determinan enfermizas ideas de persecución. Algo que resulta familiar en estos tiempos y que es posible comprobar en las acciones de quienes ocupan los cargos de gobierno de la sociedad política.-

Por ello, es que puede concluirse con un diagnóstico nada alentador: El proceso de deterioro de la sociedad lleva, si antes la voluntad traducidas en acciones concretas de esclarecimiento no lo impide, a la eliminación del concepto de persona humana y, con ello, a la manipulación del ser humano como cosa, tal como supra ya lo he adelantado. Y no se trata de una infundada futurología. Los actos concretos que vivimos, y que pasan sustancialmente por la progresiva eliminación del derecho a la vida, prometen una sociedad de esclavos, sirviendo en un próspero ámbito de dineros corruptores a quienes vendieron vida y honor para asegurarse el goce de un triste y fugaz hedonismo.-

Escribe Benigno Blanco: “Una ideología, como fenómeno moderno, es un sistema omnicomprensivo y cerrado, que da una visión completa del hombre, de la sociedad, de la historia y de todos los sucesos de la vida ordinaria, sobre la base de unos principios muy sencillos… Si uno admite los presupuestos de esa ideología, toda su construcción es lógica y coherente. Hay que colocarse fuera para ver sus inconsistencias… (por ej.) Si uno comparte la visión de la lucha de clases de Marx, se entienden los cincuenta millones de muertos del régimen soviético” (4).-

El Género. Concepto

Escribe Enrique Collin: “El género expresa, pues, una parte de esencia común a muchas especies; verbigracia, hablando de un hombre, animal. La diferencia específica expresa la parte de esencia que, añadida al género próximo, lo diferencia, determinando así una especie distinta, y da razón de sus caracteres específicos propios; verbigracia, racional. La especie expresa la esencia completa común a un grupo de individuos esencialmente distintos de otros grupos; verbigracia, hombre”. El género,entonces, es un vocablo con el que se formula conceptualmente la esencia, la que refiere en toda su amplitud. Cabe entonces examinar lo que se designa como “el propio (que) expresa lo que fluye de la esencia del sujeto” (5). Es aquí donde se instala la consideración de la relación entre lo masculino y lo femenino (asignable en lingüística al sujeto de la proposición) con el sexo, que se define como “la condición orgánica, masculina o femenina, de los animales y las plantas” (Conf. DRAE. Vocablo: “sexo”). En consecuencia, cabe concluir que en el hombre “lo masculino” y “lo femenino” se identifican naturalmente con el sexo correspondiente. Esto descarta la disparatada pretensión de hacer del sexo una opción independiente de la masculinidad o la femineidad, que por tanto se intentaría afirmar diversa de ellas.-

Dice el Dr. Alberto Caturelli: “Al recordar el texto de Gn.2,23, Juan Pablo II sostiene que ‘a la luz de este texto comprendemos que el conocimiento del hombre pasa a través de la masculinidad y feminidad, que son como dos encarnaciones de la misma soledad metafísica (del hombre) frente a Dios y el mundo’. Por eso, el cuerpo sexuado es ‘el elemento constitutivo de su unión cuando se hacen marido y mujer’ a través de la elección recíproca…” (6). Lo masculino es definido por el DRAE como: “Dicho de un ser: Que está dotado de órganos para fecundar”; en tanto que lo femenino: “Propio de mujeres… Dotado de órganos para ser fecundados”. Con lo que queda claro, en reiteración, que sexo masculino y femenino se integran en la esencia de lo masculino y lo femenino. La función específica de los órganos sexuales, es la procreación. En las relaciones aberrantes, que se dan entre personas del mismo sexo, en las que no es posible hablar de uniones, tales órganos son el objeto para generar simples sensaciones provocadas fuera del marco natural, y por tanto, generadoras de conductas corruptoras que necesitan ser difundidas, y que terminan en la enfermedad y la muerte.-

El sexo, por tanto, no puede ser materia de opción ni de mutación alguna. El Dr. Ricardo Antonio Orallo, a quien he consultado sobre el tema, ha escrito: “Fundamentos de la determinación del sexo. En las especies que se reproducen por gametos (células reproductoras), entre ellas los humanos, poseen individuos con características bien diferenciadas: hembras y machos. Cada individuo posee un número diploide (doble) de cromosomas en su genoma, entre ellos un par que se denomina sexual compuesto por lo que se conoce como cromosoma ‘Y’ y cromosoma ‘X’. Cuando se generan las células reproductoras cada una de ellas lleva solo un número haploide (simple) de cromosomas. Los individuos que poseen genomas con la formula ‘XX’, son hembras; mientras que los que poseen la formula ‘XY’ son machos. En consecuencia las hembras generan células reproductoras (óvulos) que poseen solo cromosomas ‘X’, mientras que los machos generan células reproductoras de dos tipos, unas poseen el cromosoma ‘Y’ y otras el cromosoma ‘X’. Esto último se debe a una división celular que genera las células reproductoras que se conoce como meiosis. En ella la carga genética celular (diploide) se divide en dos, componiendo cada célula reproductora con carga genética simple o haploide. Cuando por reproducción sexual, los machos aportan espermatozoides y las hembras óvulos, estas células al unirse recomponen el número diploide que caracteriza a cada especie formando la célula huevo o cigoto. Esta última, multiplicándose, es un nuevo individuo. Si un espermatozoide ‘X’ fecunda un óvulo se recompondrá la formula ‘XX’ y el individuo será hembra. Si un espermatozoide ‘Y’ fecunda un óvulo se recompone la formula ‘XY’ y el individuo será un macho” (7).-

Por lo que es absolutamente imposible pretender que pueda alterarse constituciones orgánicas por el solo gusto o la simple “percepción”.-

De la ideología de género

Previo al desarrollo del tema del subtítulo, entiendo prudente precisar qué debe entenderse como “cultura”. He escrito: “Es el conjunto de conocimientos que permite a alguien desarrollar su juicio crítico” (DRAE). El conocimiento es objetivo, lo que permite afirmar que toda obra cultural es del hombre y para los hombres. La interpretación necesaria para ser posible el juicio crítico, debe serlo de la realidad. “Por eso, además, los objetos culturales son elementos de un permanente y constante diálogo inter-temporal, que da sentido y unidad a la vida del hombre sobre la tierra” (8). Es por ello que, el conocimiento para el juicio, también en materia de sexo no puede ignorar la evidencia orgánica y funcional. Precisamente por las características de ésta, se definen las normas de consideración y trato, acorde a la persona y en orden a su perfección.-

Escribe Benigno Blanco: “Que (en la ideología de género), no hay nada natural en la distinción entre el hombre y la mujer… Los roles psicológicos, sociales y sexuales asociados a la condición masculina y femenina, son pura construcción cultural, hecha por el hombre para ‘esclavizar’ a la mujer, como hembra al servicio de la ‘función reproductiva’, en beneficio del varón, a través de esa ‘institución opresora’ que es el matrimonio… Por tanto, si no hay ninguna distinción que sea natural y no cultural entre hombre y mujer, lo que hay que hacer para liberar a la mujer es erradicar… todas las categorías culturales, religiosas, jurídicas y lingüísticas que durante siglos se han puesto en marcha para reforzar –según esta ideología- la distinción antinatural entre hombre y mujer”. Al sustituir entonces el término sexo por el de género, que “es un término tomado de la lingüística y nos lleva al terreno de lo cultural” se hace posible que cada uno efectúe libremente una ‘construcción personal’. “A esa construcción es lo que llaman ‘orientación afectivo – sexual” (9).-

La negativa de lo evidente precipita al hombre en el absurdo, que oscurece su fin natural, haciendo imposible aquél sobrenatural. La unidad sustentada en el reconocimiento del prójimo como persona humana de su misma condición –aunque único e irrepetible- se hace imposible, y es por ello que la comunidad entra en estado de disolución. ¿Cómo es factible que las reglas de trato generen el sexo que, precisamente, está determinado orgánica y psicológicamente, y que constituye la fuente de la consideración del sujeto conforme su particular naturaleza?. La razón, desconectada de la realidad, solo puede generar lo absurdo y extravagante que mueve a risa pero que, en definitiva, expresan una grave tragedia personal y social. Tan penosas son estas conductas, que no conocen el límite de su corrupción. En algunos casos, quienes argumentan a favor de tamaño dislate, han manifestado su enojo por la separación que la naturaleza efectúa respecto de la mujer, al cargarla con las molestias de la maternidad. Por ello dicen, la mujer debe rechazar ese imperativo que le impide su total igualación con el varón. En otros términos, debe juzgarse severamente a la ley natural, sin que se pueda afirmar cuál sería la conclusión de tal particular e inefable juicio.-

En nuestra Argentina, se ha legislado, y constituye derecho positivo vigente, el llamado “matrimonio” entre personas del mismo sexo y además se admite la llamada “identidad de género”, por la que el sexo no es el que la naturaleza le ha otorgado al hombre, sino aquél que el mismo dice percibir o sentir. Se ha intentado regular jurídicamente, una situación natural imposible por su inexistencia. La ley no crea el dato de la realidad, simplemente lo subsume en la norma que rige la conducta. Aquí no hay presupuesto fáctico, por lo que, entonces, el precepto legal gira en el vacío. Sin embargo, nada es posible hacer para impedir el ridículo en el que incurre una sociedad seria que debe propender a la excelencia. La anti-natura, no tiene entidad óntica. Es simplemente negación de la naturaleza. El Santo Padre Benedicto XVI, en el discurso pronunciado en el Reichstagsgebäude, Berlín, 22 de Septiembre de 2011, afirmó: “También el hombre posee una naturaleza que él debe respetar y que no puede manipular a su antojo. El hombre no es solamente una libertad que él se crea por sí solo. El hombre no se crea a sí mismo. Es espíritu y voluntad, pero también naturaleza y su voluntad es justa cuando él respeta la naturaleza, la escucha y cuando se acepta como lo que es y admite que no se ha creado a sí mismo. Así, y solo de esta manera, se realiza la verdadera libertad humana”.-

El entonces Cardenal Joseph Ratzinger, respecto de la ideología de género, afirmaba: “…Es la última rebelión de la criatura contra su condición de criatura”. Y abundaba: “El hombre moderno, con el ateísmo, ha pretendido negar la existencia de una instancia exterior que le diga algo sobre la verdad de sí mismo, sobre lo que es bueno y lo que es malo para él; el hombre moderno, con el materialismo, ha intentado negar las exigencias para sí mismo y su libertad, derivadas de admitir su condición de ser también espiritual; y ahora, con la ideología de género, el hombre moderno pretende liberarse ya hasta de las exigencias de su propio cuerpo. El hombre moderno, con la ideología de género, es un ser autónomo que se construye a sí mismo, es pura voluntad que se autocrea, ya es dios para sí mismo” (10).-

Navidad. Celebración que debe ser compromiso

Con la Encarnación del Verbo, celebramos el inicio de la Redención. Y en ella contemplamos, en una manifestación docente inigualable -en tanto proviene del Padre- los términos de la Ley Eterna. Aquella que según San Agustín, se define como “la razón y la voluntad divina que manda observar y prohíbe alterar el orden natural”.-

Señala Alberto Caturelli: “Jesucristo es la expresión visible, corpórea, del Padre que mediante el Hijo une a la vez la naturaleza divina y la naturaleza humana, y extiende la paternidad al hombre; el Padre engendra así a su Hijo no solo en su seno, sino también ad extra en la naturaleza humana creada… Por ella los hombres son hijos por adopción; no según el mero significado jurídico que tiene esa expresión en el mundo, sino en cuanto es verdadera participación de la naturaleza y vida divinas; la adopción significa que tu y yo, nosotros todos, miembros del Hijo, adquirimos una real relación filial con el Padre” (11).-

Luego del pecado, el Dios buscado permanecía solo en nuestro pensamiento. Fuimos creados a su imagen y semejanza. Y esto clamaba el reencuentro. Era un imperativo de nuestra naturaleza. Hacía falta el Dios vivo. Verlo, contemplarlo, para así recibir su Amor y poder retribuirlo en perfecciones sucesivas y crecientes. Escribe Joseph Ratzinger, hoy Papa Benedicto XVI: “Pero, ¿Qué significa llamar a este Dios ‘Dios vivo’?. Con ello se quiere decir que ese Dios no es una conclusión de nuestro pensamiento, que presentamos ahora ante los demás con la certeza de nuestro saber y entender; si se tratara solo de eso, ese Dios seguiría siendo un pensamiento humano, y todo intento de dirigirse a Él podría ser perfectamente un tanteo lleno de esperanza y expectativa, pero no conduciría más que a algo indeterminado. El hecho de que hablemos del Dios vivo significa que este Dios se nos muestra, que Él mira el tiempo desde la eternidad y establece una relación con nosotros” (12).-

Por ello Dios quiso tener presencia singular en el ámbito de su Creación. Y produjo el misterio de la Unión Hipostática. Esto es la Encarnación. Porque sabe de la naturaleza de sus criaturas se exhibió para brindar testimonio. Y además, porque las virtudes, en cualquiera de sus formas y en la diversa intensidad de su ejercicio, solo pueden ser aprehendidas mediante el ejemplo.-

Esta visión de la Verdad, por su carácter difusivo, nos lleva a participarla a nuestro prójimo, a quien nos dirigimos amándole y con ello entregándonos para su perfección, que es incremento de su ser en tanto se inserta en el plan de vida que el Padre nos regala, la que es vida plena, sin tiempo.-

Y esto implica nutrirnos, en la visión del Niño, de las esencias que surgen del Orden que recompuso el vínculo entre el Padre y sus hijos. Esto significa el cumplimiento del servicio debido, que no es sino el que impone restaurar e instalar la comunidad en la Ley Natural.-

Sensatez significa “calidad de sensato”. En tanto que sensato dice de “prudente, cuerdo, de buen juicio” (Conf. DRAE).-

Es Navidad, las formas solo deben servir para conservar las esencias, y con ellas, recuperar la sensatez que nos permita rescatar a la persona humana, ubicándola en el centro de todo el orden natural. El universo creado se dirige a ella, y es para ella. Su espíritu le permite comprender el sentido de su existencia. Es en el mismo en el que el hombre hace posible los efectos de la inmanencia, ordenados hacia la trascendencia, que es la puesta en acto de su fin último sobrenatural. Este explica la eternidad de lo que, a priori, y en la sola aprehensión sensible, aparece como limitado, frágil y corruptible. Afirmaba el Santo Padre Pío XI, en su Encíclica Divini Redemptoris: “El hombre tiene un alma espiritual e inmortal, es una persona adornada admirablemente por el Creador con dones de cuerpo y espíritu, un verdadero ‘microcosmos’, como decían los antiguos, es decir, un pequeño mundo que excede en valor con mucho a todo el inmenso mundo inanimado…”.-

Es Navidad. El momento de servir con férrea voluntad sustentada en la razón y en la fe, poniendo en acto el amor cuya fuente la encontramos en el Niño que descansa en el pesebre.-

En la ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe, República Argentina, a los dos días del mes de Diciembre del año 2012. Primer Domingo de Cuaresma.-

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Citas.

1) Juan Carlos Grisolía. “Gral. Don José de San Martín. Arquetipo”. Pág. 6. Año 2000.

2) J.B. Genta “La Idea y las Ideologías”. Pág. 13.

3) J.B. Genta. Ob. Cit. Pág. 20/21.

4) Benigno Blanco. Colaborador de Agea-Madrid. Pte. Del Foro Español de la Familia. “La ideología de género”.

5) Enrique Collin. “Manual de Filosofía Tomista”. Tomo I. Pág. 30.

6) Alberto Caturelli. “Dos, una sola carne”. Pág. 232.

7) Dr. Ricardo Antonio Orallo. Médico Ginecólogo y Legista. Consulta solicitada.

8) Juan Carlos Grisolía. “La Persona Humana”. Pág. 30.

9) Benigno Blanco citado y obra.

10) Cardenal Joseph Ratzinger. Cit. por Jesús Trillo-Figueroa en la “Ideología de género”. Pág. 32. Ed. Libros Libres. Octubre 2009. Consignado por Benigno Blanco. Citado y obra.

11) Alberto Caturelli. Ob. cit. Pág. 229/230.

12) Joseph Ratzinger. “María, Iglesia Naciente”. Ed. Encuentro. Madrid. Pág. 61.

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