sábado, 10 de noviembre de 2012

"HABRÁ UN DINOSAURIO VIVO EN CINCO AÑOS"


Lo aseguró el paleontólogo Jack Horner, de la Universidad Estatal de Montana, Estados Unidos, en quien se inspiró Steven Spielberg para hacer Jurassic Park

La idea es diseñar un animal que tenga los “rasgos propios de los dinosaurios, desde el tamaño a los dientes, o las garras”, aseguró Horner, entrevistado por ABC, de España.

“Desde luego no será como en Jurassic Park. Partiremos de un embrión de pollo y, mediante ingeniería genética, le haremos dar marcha atrás en el tiempo hasta sacar el dinosaurio que lleva dentro. No será, al principio, un dinosaurio completo, pero sí que tendrá muchas de sus características”, agregó.

¿Pero qué tienen que ver los pollos y las gallinas con estos gigantescos especímenes extintos hace millones de años? La respuesta es que, aunque parezca sorprendente, las aves son descendientes de los dinosaurios.

Por eso se partirá de una de ellas. Específicamente, de una especie de ave muy común, como es la gallina.

“El resultado será un animal completamente nuevo, un ‘pollosaurio’ o ‘dinopollo’ -como prefiera- con muchas de las características físicas propias de los dinosaurios”, explicó Horner.

La razón por la que fue descartado el procedimiento de Jurassic Park, recrearlos desde el inicio a partir de los rastros de ADN que pudieran hallarse en los fósiles de estos animales, es que ningún experimento logró extraer material genético. Por eso buscarán parte de ese ADN primitivo en el de los pollos.

“Lo primero es encontrar una serie de genes específicos en el genoma de la gallina. Buscamos tres en concreto, los necesarios para activar el tamaño, para que haya o no dientes y los que transformaron las garras originales en alas. Se trata de alterar los niveles de determinadas proteínas reguladoras de la expresión genética, de aquellas que han suprimido esas características dinosaurianas. Las aves son dinosaurios, llevan su mismo ADN, así que lo que hacemos es intentar que de un dinosaurio salga otro”, describió.

“En el futuro será posible devolver a la vida a cualquier miembro de un grupo muy concreto de dinosaurios, los terópodos, que son de los que descienden las aves. Es decir, todos aquellos que eran carnívoros y caminaban sobre sus dos patas traseras”, precisó.

¿El plazo para que este ambicioso proyecto se haga realidad? “Si todo va bien, en cinco años. Si tenemos mala suerte, en siete como máximo”.

Más allá de que el perfeccionamiento del poder transformador de la ciencia es un fin en sí mismo para los científicos, a través de estos experimentos se busca avanzar en el conocimiento sobre la evolución de las especies. Eventualmente, eso podría tener efectos concretos en la prevención y cura de distintas enfermedades.

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