Dada la importancia del tema, el eco que ha tenido en la
comunidad, la responsabilidad que los psiquiatras tenemos para con ella y las
frecuentes preguntas que recibimos a nivel individual e institucional, la
Sociedad de Psiquiatría del Uruguay y la Sociedad Uruguaya de Psiquiatría de la
Infancia y la Adolescencia declaran:
El consumo de marihuana (cannabis) tiene efectos adversos
que enumeraremos resumidamente a continuación, quedando a disposición para
ampliar datos.
La intoxicación
aguda (efecto buscado por los consumidores debido a la sensación de
bienestar, euforia y distorsión de la percepción) produce alteraciones
a nivel del estado del ánimo, la atención, la concentración, la memoria,
la ubicación en el tiempo y la coordinación
motora (con aumento del riesgo de accidente de tránsito u otros), que
persisten entre 8 a 12 horas.
Cuando el consumo es frecuente, intenso y crónico puede
generar un síndrome amotivacional con apatía, desinterés, indiferencia,
disfunción de las capacidades cognitivas (atención, memoria, procesamiento de
la información, razonamiento), afectación de reflejos, actividad motora y
coordinación. Incluye alteraciones emocionales, cansancio y aumento de peso. Se
deterioran las actividades interpersonales, sociales, el desempeño escolar,
laboral, atlético, etc.
Los usuarios con dependencia a la marihuana presentan un
consumo compulsivo y en general no desarrollan una dependencia física. La
tolerancia (necesidad de aumentar la dosis para obtener iguales efectos) se ha
observado en consumidores crónicos quienes también pueden presentar síntomas de
abstinencia. El cuadro es poco específico, no abrupto y su similitud con
síntomas ansiosos o depresivos facilita que pase desapercibido. Se caracteriza
por aparición de ansiedad, tensión, insomnio, anorexia, cansancio, dificultad
de concentración, irritabilidad, disforia y agresividad, sudoración, temblor,
mialgias, náuseas y diarreas.
Según la Quinta Encuesta Nacional en Hogares sobre
Consumo de Drogas realizada en el año 2011 de la Junta Nacional de Drogas, el
uso de marihuana ha presentado un
importante incremento respecto al 2006. Refiere que el 16% de los consumidores
presentan signos de dependencia a la misma, lo que establece una alerta
respecto a los daños que puede generar el uso problemático de la marihuana,
información no siempre tomada en cuenta al momento de discutir sobre la
pertinencia de su consumo. Cuatro de cada diez de los que prueban la
sustancia mantienen el consumo.
La marihuana puede inducir episodios psicóticos agudos:
experiencias e ideas delirantes, alucinaciones, etc. Además es un factor de
riesgo para la esquizofrenia, precipitando el inicio de la misma en edades más
tempranas, en un número pequeño pero significativo de jóvenes, actuando como
factor crítico aunque no único. También influye sobre la evolución de la
esquizofrenia establecida aumentando las descompensaciones.
El consumo puede inducir la aparición de trastornos del
estado del ánimo e incidir sobre su frecuencia e intensidad y si bien los
estudios no son concluyentes, acentuar el riesgo de autoeliminación. La marihuana puede desencadenar crisis de
pánico, y en los dependientes la prevalencia de trastornos de ansiedad es
elevada.
La comorbilidad entre trastornos de personalidad y uso de
sustancias-frecuentemente cannabis- es también importante.
También presenta efectos adversos físicos: taquicardia,
hipotensión postural, broncodilatación, aumento del riesgo de cáncer,
alteraciones inmunitarias, de las hormonas sexuales y del eje
hipotálamo-hipófiso-adrenal.
Respecto al embarazo, el agente activo de cannabis
atraviesa la placenta y llega al feto. No se ha establecido teratogénesis ni
cambios en el embarazo, parto y crecimiento fetal. Algunos estudios mostraron
que los niños expuestos durante el embarazo disminuyeron su capacidad verbal y
memoria, en la edad escolar fueron más hiperactivos, y en la adolescencia tuvieron
mayor dificultad para actividades que requieren integración visual o atención
sostenida.
Se han referido también efectos positivos del cannabis.
Además del uso recreacional (relajación, tranquilidad, aumento de la empatía,
sensibilización ante estímulos, sensaciones agradables) se ha utilizado con
relativo éxito como analgésico, antiemético,
antiespasmódico, broncodilatador, miorrelajante, anticonvulsivante,
ansiolítico, para aumentar el apetito y para reducir la presión en el glaucoma.
Asimismo en tratamientos oncológicos para disminuir el sufrimiento. Su uso no
mostró superioridad ni mayor seguridad que otros agentes, aunque aporta
sensación de bienestar, lo que expone a riesgo de abuso o dependencia.
En cuanto a su uso para disminuir el consumo de otras
drogas en la población –la pasta base según se plantea- no se ha demostrado que
sea una estrategia efectiva para la reducción de riesgos y daños.
En suma, a partir de la información científica
consignada, es claro que desde el punto
de vista médico es desaconsejable toda acción que facilite el uso de cannabis.
Creemos que si desde el estado se dan señales de que su utilización es inocua o
aún positiva, se aumenta el riesgo de
efectos nocivos para la salud pública.
Sabemos también que en el tema de la legalización inciden
múltiples circunstancias, variables, actores, posiciones y profesiones, y que
nuestra perspectiva médico-psiquiátrica no es la única. Pero -en tanto el
consumo de sustancias psicoactivas y las adicciones son temas que hacen a la salud
mental de la población- consideramos que hubiera sido apropiado ser consultados
como colectivo de especialistas en el tema antes de difundir la intención de
legalizar dicha droga. Consecuentemente, quedamos a disposición para cualquier
consulta.
Sin duda afirmamos que para una adecuada evaluación de
este proyecto es necesario que quienes lo patrocinan (Poder Ejecutivo) y
quienes tienen a su cargo decidir (Poder Legislativo) se basen en criterios
científicos (psiquiátricos, psicológicos, sociológicos, educativos, de otras
especialidades médicas, etc.) y no en suposiciones, corazonadas, ideologías o
conveniencias.
La verdad que la evidencia científica aporta debe estar
en el eje de todo debate acerca de la cuestión.
Sociedad de Psiquiatría del Uruguay
Sociedad Uruguaya de Psiquiatría de la Infancia y la Adolescencia
Julio 2012
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