Por
el Obispo Felipe Arizmendi Esquivel
HECHOS
Como
estamos en un avanzado proceso electoral para elegir presidente de la
República, senadores, diputados, gobernadores y presidentes municipales, la
reportera de un diario nacional me preguntó si realmente existe un voto
católico; es decir, si hay sectores que votan conforme a sus convicciones
religiosas, por ejemplo por candidatos que enarbolan valores similares a los
del catolicismo; o esto es un mito.
Le
respondí que la mayoría de la gente vota por quien considera que le pueda
mejorar sus ingresos económicos, y no se fija tanto en otros valores. Muchos
van a los mítines de los candidatos para ver qué les regalan, o sólo para
escuchar qué conjunto musical ameniza el evento, no tanto para conocer la forma
de ser y de pensar de los diversos aspirantes, ni para escuchar sus propuestas
y analizarlas; lo que más les importa es la economía. Como un importante
empresario que intentaba convencernos a los obispos de las bondades de un
candidato, fijándose sólo en datos económicos, sin considerar sus limitaciones
en otros aspectos, como sus políticas antinatalistas, o su declarada convicción
de que su fe católica nada tiene que ver con su práctica política.
Una
buena parte de la población no toma en cuenta la religión del candidato, su
estabilidad matrimonial, su actitud ante el aborto o la familia, qué piensa de
la libertad religiosa, ni cuál podría ser su relación con las iglesias; lo que
más les importa es lo material, su conveniencia personal. Pareciera que la fe
de la mayoría de los votantes no tuviera nada que ver al decidir su voto. Sin
embargo, sí hay personas maduras y conscientes, que analizan cuáles candidatos
piensan y viven conforme a la propia fe, y este juicio les ilumina al votar.
CRITERIOS
Los
obispos nos empeñamos insistiendo a la gente que analice todos los factores:
económicos, sociales, políticos, educativos, laborales, culturales, etc., pero
también los de índole moral y religiosa; que tomen en cuenta si un candidato
tiene criterios y actitudes acordes con la propia fe (la mayoría de declaran
católicos), o todo lo contrario, y que este análisis les ayude a decidir a
quién apoyar con su voto. Sin embargo, son relativamente pocos quienes analizan
la coherencia de vida de los candidatos con nuestra fe, y dan su voto a quien
impulsa políticas no acordes con ella, sólo fijándose en aspectos meramente
políticos y económicos. Hacemos documentos para iluminar las conciencias, pero
son pocos quienes los toman en cuenta. Si su fe no es criterio para votar, es
una fe trunca, mocha, incompleta, no madura, espiritualista, esquizofrénica.
En
su vuelo hacia México, el papa Benedicto XVI dijo a los periodistas: “Hay en
muchos católicos una cierta esquizofrenia entre la moral individual y la moral
pública: individualmente son creyentes católicos, pero en la vida pública
siguen otros caminos que no responden a los grandes valores del Evangelio, que
son necesarios para el establecimiento de una sociedad justa. Es bueno educar
para superar esta esquizofrenia, educar no sólo a una moral individual, sino a
una moral pública. Esta moral pública debe ser una moral razonable y
compartida, compartida también por los no creyentes, una moral de la razón”.
En
Cuba, dijo claramente: “Cuando Dios es arrojado fuera, el mundo se convierte en
un lugar inhóspito para el hombre. Dios nos ha creado como fruto de su amor
infinito; por eso vivir conforme a su voluntad es el camino para encontrar
nuestra genuina identidad, la verdad de nuestro ser, mientras que apartarse de
Dios nos aleja de nosotros mismos y nos precipita en el vacío”.
PROPUESTAS
Si
usted es creyente, si su fe es una luz que ilumina sus decisiones y no vive en
esquizofrenia, analice qué candidatos son más coherentes, en sus declaraciones
y en su vida, con los postulados de la propia fe: ¿Cuál es su actitud ante la
familia, el aborto, las uniones homosexuales, la religión, los pobres, el
abandono del campo, la corrupción, la inseguridad, el narcotráfico, la
migración, la violencia, los derechos de la mujer? La fe exige moral, pero
también es justicia, verdad, amor.
+
Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo
de San Cristóbal de Las Casas
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