Nuestro
tiempo cultural, tanto el internacional como el local, nos muestra un cambio en
la conformación del poder, que se concentra en personas que innovan, chocando
con su accionar con la seguridad operativa que se originan en los sistemas que
son la base de la seguridad evitando riesgos.
Por
el Tcnl. José Javier de la Cuesta Ávila
(LMGSM
1 CMN 73)
Estamos
en un tiempo de acelerado cambio, que se muestra en todo el mundo por los
embates y colapsos que se autoalientan, pero, conjuntamente, están surgiendo
capacidades de evolución que anuncian una vida mejor en el mañana, si aquellos
que deben tomar las grandes decisiones lo conocen y aplican. La esencia de este
proceso se encuentra en el equilibrio de la vinculación entre la fuerza de innovación
con la adaptación de los sistemas, para lograr éxito en el equilibrio de los
avances. Ser parte de la idea de que el progreso esta siempre delante nuestro,
pero, el acceso al mismo, solo se logra, si se está preparado para ello, y, la
forma no traumática de alcanzarlo, esta, lógicamente, en una adecuada conducción
que ajuste los pasos, regule los tiempos y permita los espacios de adaptación.
De ahí, la importación vital que tienen aquellos que están en el poder, y que,
desde el mismo, no tan solo guían, sino que ajustan y atemperan, los avances
hacia el mañana. Una aceleración puede destruir enlaces, pero, una marcha
lenta, separar la posibilidad de los avances.
Los
sistemas, es decir las rutinas de acción con un fin determinado, constituyen la
base operacional, a la que concurren las acciones y motivan los efectos específicos,
materializados en las organizaciones. Las innovaciones son los aportes,
normalmente técnicos, que modifican las posibilidades materiales, con efecto
directo en lo social. Una organización equilibrada, sea ella pública o privada,
basa su existencia, en el uso inteligente y oportuno de las innovaciones, sin
que ellas disturben sus sistemas, pues esta asimilación se hace con prudente
inteligencia racional.
En
este devenir del mañana, se están produciendo algunos fenómenos que destruyen
lo clásico y alientan a lo nuevo, y, dentro de ello, esta la "capacidad
comunicacional". Hasta hace poco, la comunicación requería de medios para
su difusión que, por sus características, imponían controles y restricciones,
que la desalentaban o restringían, pero, en el presente, con los avances de la Cibernética,
estas barreras condicionantes, han sido vencidas. Es decir, las personas están
ante el desafío de "ser" individualmente y la posibilidad de
"actuar" sustantivamente, por la facilidad que le brinda el acceso a
medios simples y prácticos, que los lanzan poderosos en la sociedad. Una buena
idea o un aporte positivo, encuentra en el escenario de las comunicaciones
digitales, la posibilidad de un poderoso repetir, impulsado en forma constante.
Es de aclarar que, como este impulso puede ser sano, honesto y positivo, también
puede albergar el mal, la negación lo destructivo.
Estas
reflexiones iniciales, nos llevan, naturalmente, a considerar los aspectos que
hacen a la existencia de las masas (como concepto de unión de personas) y,
consecuentemente, la forma del dominio
de ellas, es decir, la nueva relación que se concreta y existe entre los
ciudadanos y sus gobernantes. Esta relación, ha personalizado la política, ya
que no se habla más de partidos y plataformas, sino que se trata de candidatos
e ideas. En las lides electorales, en todas partes, pero en especial en los países
más avanzados socioeconómicamente, se observa que se trata de personas en
lucha, para lograr el apoyo de la voluntad de los electorados, y que, este accionar,
tiene una fuerza tal que lo hace como personal y directo. El político de
partido ha sido reemplazado por la persona-candidata y, su éxito, está en la
forma en que se presenta y las innovaciones que ofrece. Si revisamos la información
que nos llega de las últimas contiendas electorales en los países del
hemisferio Norte, nos sorprenderemos por este accionar de personas, que llegan
por efecto de su individualidad. En este sentido, hasta aparecen postulantes a
la función de gobierno, hasta hace poco ignorados o desconocidos, que, de
pronto, por su carisma y mensaje, pasan a competir con éxito, con aquellos que
detentan en su pasado un largo y concreto accionar. Esta situación la hemos
vivido también en nuestro país, cuando personas no involucradas en la política,
se asoman a ella sin antecedentes que las hagan características y, sorprendentemente,
con su sinceridad y, algunas veces, "candor" reciben el apoyo del
electorado. Este tema, cuando se superen los aspectos de "logística
electoral" y se llegue a lo que se denomina "boleta única" adquirirá
una mayor fuerza en sus realizaciones.
En
verdad, casi siempre, una vez asumido el
poder por los antes candidatos, es que se encuentran con la "realidad del
sistema", que, no tan solo los condiciona, sino que les lleva a buscar la adaptación
de sus propuestas a las variables que permitan su ajuste. Es allí, donde
aparece en plenitud el conductor que,
aplicando sus conocimientos (y casi siempre el "sentido común"), sabe
afrontar las situaciones y resolverlas, por lo que recibe su premio, si logra
reales avances, con la reelección en su mandato de gobierno. Si el sistema no
es real, y el mismo solo responde a las influencias del presente, es decir no
tiene en cuenta las bases del pasado y la necesidad de ajustarse modularmente
al futuro, se corre el riesgo del "colapso" en el mañana, cuando los
efectos de los aportes realizados afloran sin la presión de las conveniencias.
Esto nos lleva a la idea de que, entre lo que se hace en la
"coyuntura" y lo que se piensa para la "estructura", tiene,
necesariamente, que existir una adecuada coherencia pues, en síntesis, es la adaptación
de las innovaciones que se adaptan al
sistema.
Normalmente,
en el caso de una empresa, las innovaciones están en los elementos que actúan
en la "investigación y desarrollo" y el sistema en los que operan la
"producción y la comercialización" y, depende de la habilidad del empresario, el traslado y puesta en operación
de los temas, que surgen de los primeros y materializan los segundos. El éxito
esta, lógicamente, en el respeto adecuado de las acciones, para que ellas
tengan coherencia y resulten de impulsos de apoyo, y no motivo de trabas y
barreras. Tenemos ejemplos recientes de grandes empresas, con larga trayectoria
y extenso mercado, que han caído estrepitosamente, por no "escuchar"
los mensajes de innovación y no actuar, oportunamente, en el ajuste de sus
sistemas, pero también aquellas "apresuradas" que se lanzaron a los
mercados y sus productos no fueron recibidos y adoptados, con el lógico
fracaso.
En
el caso de las naciones, las innovaciones están en los políticos, que actúan en
la función de "gobernantes", y, consecuentemente, el sistema, en su
"administración publica". Los gobernantes están innovando (es decir
"ajustando lo presente con vistas al futuro") en tanto los
funcionarios son los ejecutores fieles de lo normado, logrando de esta
manera "seguridad jurídica".
La evolución del mundo en sus artes, cultura, etc., está en una permanente y
constante acción de evolución, y por ello es necesario entender y aplicarlo,
para lograr que el país se encuentre en el nivel internacional que le de
vigencia y participación. En un planeta que se caracteriza por su integración,
ya sea como resultante de la "globalización" o por efecto de los
objetivos de "universalización", cada vez más los países, como
comunidades de intereses, tendrán que ser participes entre sí, para lograr la integración
que sus potenciales y posibilidades les brinda, como bases de su existencia.
Este
tema del "personalismo", en la función de los gobernantes, que se
materializa entre las acciones de innovación y sistemas, tiene un riesgo
permanente y es la posibilidad de que, agotado el mismo, todo tiende a cambiar.
Este fenómeno y riesgo, a su vez, motiva la búsqueda de la
"continuidad", que ayer era la "partidaria" y en nuestros días
es "personal". Esta situación
se presenta cada vez con mayor claridad y se observa, en sus acciones y
consecuencias, en los países de mas altos valores relativos. Un cambio de
presidente en una nación, no debería tener tanta influencia, que la lleven a
modificaciones sustanciales, pero, ello si se produce, cuando los cambios
provengan de la existencia de posiciones antagónicas, que, si bien, pueden
parecer ocultas, afloran en la realidad. La experiencia política nos señala
que, candidatos que se postulan con un perfil de gobierno determinado, cuando
acceden al poder, lo modifican, lo que constituye un severo fraude al electorado que lo eligió.
Cuando
la innovación (gobierno) se confunde con el sistema (Administración), la
primera se impone en razón de su poder propio, y, consecuentemente, destruye a
la segunda, creando de esta suerte la perdida de seguridad que lleva, lógicamente,
al riesgo o el caos. Pese a la lógica de este tema, en el presente y aun en países
que se caracterizan por su seguridad jurídica y respeto constitucional, se está mostrando con una peligrosa
continuidad, esta aparición de los "personalismos". En algunos casos,
ello es sin ningún tipo de cobertura y se produce una "continuidad"
que torna al proceso en una símil de "monarquía", cuando no en
"dictadura" y, en otros, por una "seudo alternancia" en la
cual las figuras mutan entre sí, dando un aspecto de cambio que, en la realidad
no lo es.
En
un tiempo cultural, como es el de principios del Siglo XXI, en el cual se están
produciendo avances y fenómenos antes no pensados, resulta conveniente tener la
flexibilidad de seguir y adaptarse a los cambios, pero ello, lógicamente, no
tiene que tener una amplitud que signifique la modificación absoluta de la
tendencia o, lo que puede ser aun más grave, los objetivos. El problema, si
bien tiene un perfil difícil y complejo, en realidad, en su misma concepción,
tiene que encontrarse su solución, ya que, en esta nueva dimensión de la socioeconómica, los parámetros
se aclaran por la misma imposición de sus realizaciones. El mundo del mañana será,
necesariamente, más claro que el del presente y menos frágil de lo que fuera en
el ayer, lo que permitirá una mejor relación de acciones conjuntas pues ellas tendrán
que ser conocidas por todos los participantes y, por ello, no se podrá ocultar
factores que, al ser mal empleados, actuarían como rémoras infeccionas que
deterioran o traban las acciones.
El
mundo está viviendo su "crisis de cambio" que, aparentemente, no
encuentra aun una salida racional y lógica para su adaptación. Esta crisis, en
diferentes medidas, llega a cada nación y pone problemas a su sistema clásico e
impone una revisión a sus tradiciones que, inteligentemente, tienen que servir
de base a su estructura, pero, racionalmente, no deben trabar su progreso hacia
el futuro. En un tiempo en el cual la cibernética está brindando nuevos
horizontes, que pueden ser similares a los que el "viejo mundo" encontró
en el Siglo XV con la apertura del "nuevo continente", es fundamental
que el conocimiento se aplique con la debida calidad, para que el mismo
encuentre cursos de acción lógicos y positivos, se descarte el "providencialismo"
de los inspirados y se logre el equilibrio del saber aplicado al bien y la
justicia expandido a todos los pueblos del orbe.
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