Si tenemos claras las respuestas de quiénes somos y adónde vamos nos podremos sostener en medio de las dificultades.
Por
el Pbro. José Martínez Colín
1) Para saber
Un
famoso expositor comenzó su conferencia en una sala ante unas 200 personas,
tomando un verdadero billete de 100 dólares entre sus manos. A continuación
preguntó: “Voy a regalar este billete, ¿quién de ustedes quiere este billete de
100 dólares?”
Todos
levantaron la mano inmediatamente...
Entonces
él dijo: “Daré este billete a uno de ustedes esta noche, pero primero déjenme
hacer esto...”. Entonces, él arrugó totalmente el billete. Después preguntó
otra vez: “¿Quién quiere todavía este billete?”
Las
manos continuaron levantadas...
El
expositor continuó: “¿Y si hiciera esto?...” Dejó caer el billete al piso y
comenzó a pisarlo y a refregarlo. Después, tomó el billete, ya hecho un asco de
pisado, sucio y arrugado: “¿Y ahora..., siguen queriéndolo? ¿Quién todavía va a
querer este billete de 100 dólares sucio”?
Todas
las manos, sin faltar una, volvieron a levantarse.
El
expositor miró a la audiencia sonriendo y les dijo: “Tienen razón. No importa
lo que yo haga con el dinero. Ustedes continuarán queriendo este billete,
porque no pierde el valor. Ahora bien, esta situación también pasa con
nosotros... Muchas veces, en nuestras vidas, somos aplastados, pisoteados, se
burlan de nosotros, y sentimos que no tenemos importancia. Creemos que no
valemos nada. Pero eso no es verdad. Lo que nos hayan hecho o dicho realmente
no importa. Jamás perderemos nuestro valor. Estemos sucios o limpios,
aplastados o enteros, gordos o flacos, feos o guapos, ricos o pobres, altos o
bajos, ¡nada de eso realmente importa!... ¡Nada de eso altera la importancia
que tenemos!... El valor de nuestras vidas no se da por lo que aparentamos ser,
sino ¡por lo que somos!...”
2) Para pensar
La
persona humana tiene un valor privilegiado sobre toda la creación. Ha sido la
única criatura que no solo fue creada a imagen y semejanza de Dios, sino que
además Dios la ha invitado a una felicidad eterna. El Compendio del Catecismo
de la Iglesia Católica nos lo afirma en su primera pregunta: ¿Cuál es el
designio de Dios para el hombre? Y a continuación responde: “Dios,
infinitamente perfecto y bienaventurado en sí mismo, en un designio de pura
bondad ha creado libremente al hombre para hacerle partícipe de su vida bienaventurada”.
Y
no obstante que el hombre perdió la oportunidad de conseguir esa vida feliz
debido a su pecado, Dios Padre no lo abandonó, sino que envió a su Hijo como
Redentor y Salvador convocando a todos los hombres en su Iglesia, y haciéndolos
hijos suyos de adopción por obra del Espíritu Santo y herederos de su eterna
bienaventuranza.
3) Para vivir
Si
tenemos claras las respuestas de quiénes somos y adónde vamos nos podremos
sostener en medio de las dificultades. Esas respuestas las encontramos en el Magisterio
de la Iglesia. Por ello el Papa Benedicto XVI quiso que se tuviera una síntesis
fiel y segura del Catecismo de la Iglesia Católica. Lo cual se logró en el
Compendio que contiene, de modo conciso, todos los elementos esenciales y
fundamentales de la fe de la Iglesia.
Ahora
que el Papa ha convocado un Año de la Fe, podríamos proponernos leer el
Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica, en el que se encuentran las
respuestas a muchas inquietudes que el hombre se hace hoy en día. Y no solo
podrá ayudarnos para alimentar nuestra fe, sino también para poder luz a quien
lo necesite.
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