La Revista “Newsweek” está tan orgullosa de la
auto-proclamada "evolución" de Obama en el tema de “matrimonios”
entre personas del mismo sexo, que lo ha ungido como “Primer Presidente Gay de
Estados Unidos".
Sin embargo, los votantes de Estados Unidos, al menos los
de aquellos estados clave para una re elección, parecen mucho menos que
impresionados. Como les decía a mis amigos en la Marcha por la Vida canadiense,
en Ottawa la semana pasada, este último giro radical en la política de Obama es
casi seguro que le costará Carolina del Norte, Indiana, y mi estado natal de
Virginia. También ha puesto en riesgo otros estados, como Ohio, Florida y
Pensilvania.
Si éstos van para Romney, entonces, la aprobación de
Obama a los “matrimonios” entre personas del mismo sexo le habrá costado la re
elección.
¿A dónde nos lleva la “Obama-evolución” gay?
Si esta particular “evolución”, da lugar a la extinción
política del Presidente, muchos pensamos que se habrá cumplido también una
especie de justicia poética. Después de todo, el comportamiento sexual que él
está apoyando es un callejón sin salida evolutivo, en el sentido literal en que
lo estudiamos en Biología 101.
Dejemos de lado, por el momento, las cuestiones de
moralidad. Dejemos de lado también que los actos homosexuales acortan
dramáticamente la vida, debido a las enfermedades que resultan de ellos. (los
activistas homosexuales no tienen problema en admitir que esto es cierto; sólo
que le quitan importancia a la cantidad de años que el contacto con la sangre y
materia fecal de múltiples compañeros le acortan a su tiempo de vida).
Lo que quiero decir por callejón sin salida evolutivo es
que todos y cada una de las parejas homosexuales son, por definición,
estériles. No importa cuántas veces copulan, las parejas homosexuales, sea
hombre con hombre, o mujer con mujer, no puede generar una nueva vida. No
espere ver a Barney Frank anunciando un nacimiento (Nota del editor: Frank es
un político estadounidense, miembro de la Cámara de Representantes, que
recientemente se declaró gay).
Los activistas homosexuales dicen que la capacidad de
procrear no tiene ninguna trascendencia. Asimismo, niegan que una función
importante del matrimonio sea promover la procreación responsable y la crianza
de los niños. Desde un punto de vista evolutivo, sin embargo, tales objeciones
son una completa y absoluta tontería.
Para ilustrar esto, hagamos un simple ejercicio mental.
Imaginemos que la acogida al matrimonio homosexual por parte de Obama es
tremendamente exitosa. Tan exitosa que, de hecho, al final de su segundo
mandato el matrimonio heterosexual ya esté en desuso y todos en EE.UU. hayan
iniciado uniones homosexuales.
¿Qué sucedería en Estados Unidos? Lo primero es que la
tasa de natalidad bajaría a cero en términos prácticos (no sería un cero
matemático porque supongo que algunas pocas lesbianas se realizarían la
inseminación artificial).
Entonces la población de los Estados Unidos comenzaría a
morir rápidamente. Y para finales del siglo, casi todos los estadounidenses
estarían muertos. No es un vaticinio. Se trata tan solo de demografía.
Los defensores del control de la población, durante mucho
tiempo, han promovido la homosexualidad precisamente porque entienden su
esterilidad inherente. Por eso, Frederick S. Jaffe (primer presidente del
Instituto Guttmacher), por ejemplo, en su artículo de octubre de 1970 en
“Perspectivas”, sugirió que una forma de reducir la tasa de nacimiento
estadounidense sería alentar las conductas homosexuales. Jaffe entendía
perfectamente que el sexo entre gays y lesbianas es estéril y por eso sumamente
útil para el objetivo que persigue.
Urge un poco de cordura
Ahora es evidente que la tan temida como publicitada
“bomba demográfica” siempre fue un fraude. Tampoco es un secreto que vivimos
más bien una especie de recesión demográfica que ha llevado a las tasas de
natalidad en EE.UU. (y la de muchísimos países) por debajo del reemplazo poblacional.
El único futuro que tiene una familia, o una nación, está
en sus hijos. Estados Unidos sólo seguirá prosperando si cada generación es
reemplazada. El proyecto original de nación comenzara hace poco más de 200 años
fracasará sin las personas que la forman. Su gente es, después de todo, su
primer y esencial presupuesto.
¡Qué bien se podría aplicar a esta coyuntura la famosa
frase del Presidente Reagan sobre el aborto! Reagan decía a todos aquellos que
están a favor del aborto que pueden opinar así precisamente porque ya nacieron.
Lo mismo podríamos decirle a los que están a favor de los “matrimonios” entre
personas del mismo sexo: pueden opinar así precisamente porque ya nacieron…como
consecuencia de una relación sexual entre un hombre y una mujer.
En la medida que Obama tenga éxito promocionando los
“matrimonios” entre personas del mismo sexo, habrá todavía menos niños para
afrontar nuestro futuro.
Steven W. Mosher es Presidente de Population Research
Institute.
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