Según el doctor Marcelo Peretta, presidente del Sindicato Argentino de Farmacéuticos y Bioquímicos, “su consumo se quintuplicó entre 2004 y 2011, y según los datos recogidos, en el país se venden 1.900 unidades por día”.
Profesionales del medio consultados por EL LIBERAL, coincidieron en señalar que “no es común que se receten tantas pastillas de estas”, y que pese a que no son de venta libre “muchas pacientes se automedican sin medir las consecuencias por no estar al tanto de los problemas que les pueden ocasionar”.
“El consumo es alarmante. Las chicas llevan la pastilla en la cartera. Hacen un uso abusivo, continuo y regular de estas pastillas”, aseguró Peretta.
En 2004 se vendieron en la Argentina 319 mil unidades y sólo se podían conseguir dos marcas. En 2011, se vendieron 1.410.000 unidades y se pueden encontrar doce tipos diferentes. Peretta sostiene que de acuerdo con las cifras que manejan en el SAFYB, el mayor consumo se da en las jóvenes de entre 16 y 24 años.
En este punto coinciden los ginecólogos locales quienes indicaron que la mayoría de las mujeres que consumen la píldora, “no pasan por el consultorio, ya que por lo general son jóvenes que no quieren que en su familia se enteren que ya tienen relaciones”.
También señalan que es necesario que las autoridades sanitarias provinciales y nacionales, realicen una campaña de concientización y así dejar en claro que se trata de un método de emergencia, no permanente.
Perjuicios
Sobre el motivo de la preocupación por este fenómeno, los profesionales aseguran que la revolución hormonal que producen en el organismo para impedir que el espermatozoide fecunde al óvulo es tan grande que a futuro pueden producir alteraciones en el ciclo menstrual o generar problemas mamarios, por lo cual aconsejan no tomar más de dos veces por año.
“Pero lo más importante es que estas pastillas ni tienen la eficacia de un anticonceptivo regular ni protegen contra las enfermedades de transmisión sexual como el VIH. Lo que es preocupante es que se esté creando un hábito como método anticonceptivo y no para emergencias. Dentro de las 12 horas después de la relación sexual, la pastilla conserva una efectividad del 95 por ciento, pero después de las 24 horas, cae al 85 por ciento y después de las 72 horas, apenas cubre el 50 por ciento”, advierten.
La anticoncepción de emergencia fue ideada para los casos donde no hubo protección o la protección falló. El Ministerio de Salud la incluyó dentro del Programa Nacional de Salud Sexual y Procreación Responsable del Ministerio y además forma parte del protocolo médico para atender los casos de violación y debe ser distribuida gratuitamente en todos los centros de salud de la misma manera en que se administra la medicación para prevenir la transmisión de VIH.
Las pastillas se venden únicamente con recetas médicas, pero en el Sindicato Argentino de Farmacéuticos aseguran que esto no siempre se cumple. Por esa razón, desde hace más de tres años, reclama que se cambie la legislación.
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