Ya se puede visitar en Eslovaquia el monumento al niño no nacido, que fue inaugurado hace menos de un mes por el ministro de sanidad eslovaco.
La obra expresa no sólo el pesar y arrepentimiento de las madres que han abortado sino también el amor del niño hacia la madre.
La idea de construir un monumento al no nacido surgió de un grupo de madres jóvenes, conscientes del valor de la vida humana y de la la irreparable pérdida de cada uno de los niños que no llegan a nacer.
Ya son varios los países del Este de Europa que poco a poco van apagando los rescoldos totalitaristas que quedaron del comunismo. Países como Polonia, Hungría y Eslovaquia van dando pasos de gigante a favor de la vida.
¿Sería imaginable la inauguración de un monumento similar en nuestro país, a la que asistiera alguna representación del gobierno?
REDACCIÓN HO
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