La noticia de la semana, al decir de muchos medios de comunicación, fue la presunta maternidad de Florencia de la V. Por arte de magia, una persona de sexo masculino pasó a ser portador del título más importante que puede recibir un ser humano del sexo femenino: ser madre.
Por María Cecilia Pando
Como mujer y mamá de siete hijos no puedo callar ante este manoseo de una palabra tan sagrada. No tengo nada en contra de Florencia de la V. Puede hacer de su vida lo que quiera. Puede vestirse de mujer, caminar como mujer, tener relaciones homosexuales, presentarse al mundo como tal. Pero nada le da derecho a usurpar un título tan honorífico como el de madre. No soy ni me siento mejor o peor que el señor Florencia de la V, pero soy distinta y no puedo aceptar que reciba el mismo tratamiento de mamá.
No hace mucho tiempo, la carrera política del señor Juan Carlos Blumberg se hizo pedazos, cuando otro candidato puso en evidencia que no tenía el título de ingeniero, con el cual distintos medios habían comenzado a identificarlo. Todos los días tenemos alguna noticia de juicios penales o comerciales porque algún profesional de la medicina es acusado de ejercer su trabajo sin disponer del título habilitante. Se trata de profesionales truchos, que por presentarse como no lo son, reciben el desprecio de la sociedad. Ellos también pueden hacer de su vida lo que quieran… pero no pueden presentarse como no lo son. El señor Florencia de la V podrá ser considerada una madre trucha, pero nunca podrá merecer el tratamiento que sí les corresponde a los millones de madres que habitan este maravilloso país.
No me acostumbro a pensar que tanto Flor de la V, como cualquier otro hombre, pueda alquilar un vientre y tener una criatura, como si fueran al supermercado a comprar un pedazo de carne.
¿Por qué me es difícil comprender y aceptar esta situación?
Como madre y a cada uno a su debido tiempo, les he tenido que responder las preguntas que todas las madres del mundo algún día debimos enfrentar.
¿Cómo nací mamá, como nacen los niños? Y algunos explicamos lo de la semillita y otras que tuvieron que acudir a la adopción, han tenido que explicar que hubo una madre biológica generosa, etc.
¿Cómo hará el señor Florencia de la V para explicar su situación? ¿Dónde, cómo y a quién se le pone la semillita? ¿Por qué tengo yo esto y por qué el hermanito otra cosa? ¿Y vos qué tenés mamá? A Florencia de la V. seguramente le corresponderá explicar cuando sean adolescentes muchas cosas más.
No me agradaría estar en sus zapatos, aunque sean de Sarkany. Son cuestionamientos que no podrán responder con la debida claridad ningún homosexual que adopte un hijo, a pesar de estar inscripto en todos los Registros Civiles del mundo con nombre femenino, pero con aparato reproductor masculino.
Estamos jugando con caprichos y manipulando sentidos, palabras, pensamientos. Queremos llamar mamá al macho, cuando la vaca es la mamá y el toro es el papá. Cuando la gallina pone el huevo, lo cuida y empolla y un gallo fue el papá. De un toro, no saldrá una vaca, ni de dos vacas saldrá un toro y así en todas las especies mamíferas.
¿Qué se preguntarán esos niños cuando sean púberes? ¿Es modificable la naturaleza por decreto? ¿Puede atraer la manzana a la tierra, contrariando las leyes de Newton?
Podrán ser bien criados, cuidados y educados esos niños, pero nunca tendrán mamá, pues solo una mujer fue su mamá biológica, salvo que hoy se quiera además de otras cosas, borrar de la faz de la tierra, el concepto y los títulos, de mamá y papá.
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