El amor no se hace, porque no es una “cosa”. Del amor se vive, que es muy distinto. Su elemento esencial es el sacrificio por la persona amada…
Por Oswaldo Pulgar Pérez
Dicen que el amor no es un sentimiento del alma, sino la intercomunicación por medio de sustancias especiales que propagan los estímulos de una neurona a otra.
Entonces el amor es un fenómeno químico. De hecho, cuando uno sufre, llora. Cuando uno ve la chica, se acelera el corazón. Cuando la besa, sube la adrenalina. Cuando la toca, sudan las manos.
¿Tendremos que cambiar nuestro concepto de amor? No. Sigue siendo verdad que el amor no se puede pesar, no lo puedo meter en un sobre porque es espiritual. Para las corrientes materialistas, el amor se origina en el cerebro.
Para comenzar hay que contar con la voluntad; esa capacidad –no material- que tiene el hombre de decidir, de escoger, de amar. Cuando decidimos, elegimos o amamos, estamos ejercitando la voluntad. Nadie nos puede coaccionar desde fuera. Si no hubiera libertad nadie podría quejarse si se la quitan. Sería inútil la Declaración de los Derechos Humanos.
Existe un mundo espiritual que tiene su origen en el alma. Por eso, cuando invitamos a un entierro decimos: “los restos de fulano” serán velados en tal funeraria. Lo que queda de él. Ya no es él. Le falta el alma.
La teoría de que el cerebro –algo orgánico- nos obliga a actuar de modo predeterminado, es falsa. Todos experimentamos que lo que hacemos, sea bueno o malo, lo hacemos voluntariamente. Nos pueden influir factores externos, pero no nos pueden obligar.
Si el amor estuviese originado por la materia, sería falso llamar amor a lo que definieron unos niños de poca edad: “Amor es cuando el abuelo que tiene artritis le pinta las uñas de los pies a mi abuela, que no se puede agachar por sufrir de artritis”. “Amor es cuando le ofreces tus papas fritas a tu amiga, antes de que ella te ofrezca las suyas”.
“Amor es cuando mamá le dice a papá, -que llega sudado y hediondo-, que es más bonito que Robert Reford”. “Amor es cuando tu le dices a un chico que viste una camisa linda, entonces él se la pone todos los días”.
El amor no se hace, porque no es una “cosa”. Del amor se vive, que es muy distinto. Su elemento esencial es el sacrificio por la persona amada, como quedó bien claro en los ejemplos citados.
El amor perdura después de la muerte. El recuerdo de la persona amada, nos impulsa a dar gracias a Dios porque la hemos tenido con nosotros, y nos impulsa a seguir viviendo con la misma ilusión que ella tuvo. Por hacer realidad sus sueños. Esta es la mejor prueba de que el amor no es químico, sino espiritual.
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