miércoles, 13 de abril de 2011

BENEDICTO XVI: “PARA MUCHOS” SIGNIFICA “PARA TODOS”

Reseña del libro “Jesús de Nazaret”, del Papa Benedicto XVI

Por Margaret C. Galitzin


En “Jesús de Nazaret” (volumen II) Ratzinger aborda muchos temas con una teología “fresca y audaz”. Así nos lo dice el anuncio del best-seller.

En realidad, la teología y el método no son nuevos para Ratzinger, que desde hace muchos años es partidario del historicismo bíblico, un método condenado por San Pío X. ¿En qué consiste este historicismo? En pocas palabras, sostiene que las Escrituras, y por lo tanto, la Revelación, no son objetivas, sino que deben ser leídas en el contexto de su tiempo.

El mismo Joseph Ratzinger lo explica en su colaboración en la obra Theological Pluralism (Pluralismo teológico). Nos dice que la verdad se revela gradualmente en el contexto de la historia. “La plenitud de la verdad no existe en ningún momento de la historia”, afirma, sino que el hombre debe encontrarla “en la totalidad de la historia de la fe y en su intención de ir más allá de sí mismo” (1).

En resumen, con estas nuevas lecturas “frescas”, la verdad asume un carácter relativista, capaz de cambios sutiles o no tan sutiles a medida que el hombre avanza en la historia.

La fórmula de la Consagración

En el capítulo V de su nueva obra, Ratzinger examina la fórmula de la Consagración, que rebautizó como “palabras de la institución”, pronunciadas sobre el cáliz sagrado: “Esta es mi sangre de la alianza, que es derramada por muchos (Mc 14,2), a la que Mateo añade: por muchos, para el perdón de los pecados” (26,28).

Los progresistas toman las palabras “por muchos” como “por todos”, una interpretación que corresponde a su objetivo “ecuménico” de decir que todos pueden ser o ya son salvados por la Sangre de Cristo. Por esa razón, hasta ahora en la misa novus ordo se ha dicho “por todos”, y no “por muchos”. Los católicos tradicionalistas afirman, basándose en la enseñanza perenne de la Iglesia, que las palabras significan algo diferente. He aquí lo que dice el Catecismo del Concilio de Trento sobre el tema:
“Las palabras adicionales por vosotros y por muchos están tomadas, unas de Mateo y otras de Lucas, pero fueron unidas por la Iglesia Católica bajo la guía del Espíritu de Dios. Sirven para declarar el fruto y la ventaja de su Pasión. Porque si miramos a su valor, debemos confesar que el Redentor derramó Su Sangre para la salvación de todos; pero si miramos al fruto que la humanidad ha recibido de ella, fácilmente encontraremos que pertenece no a todos, sino a muchos de la raza humana…

Por lo tanto, cuando Nuestro Señor dijo: Por vosotros, se refería a los que estaban presentes, o a los elegidos de entre el pueblo judío, tales como, con la excepción de Judas, los discípulos con los que estaba hablando. Cuando agregó Y por muchos, quiso que se entendiera que significaba el resto de los elegidos de entre los judíos y los gentiles. Con razón, por lo tanto, no se usaron las palabras por todos, ya que en este lugar solo se habla de los frutos de la Pasión, y solo a los elegidos Su Pasión trajo el fruto de la salvación” (2).
Esta es la enseñanza clara de la Iglesia Católica que se aplicó universalmente hasta el Vaticano II.

Un lenguaje confuso que lleva a una conclusión errónea

Desde el Vaticano II, se ha instalado en la teología un lenguaje y un razonamiento confusos. El libro de Ratzinger sigue este estilo: puedes leer algunos párrafos y preguntarte qué quiso decir. Finalmente, una vez que captas algo de la jerga progresista, comienzas a pensar que puedes entender algo. Esta jerga teológica confusa también está salpicada en su discusión sobre el tema “por muchos / por todos”:

¿Qué significado da Ratzinger a la Sangre de Cristo derramada “por muchos”?

Citando al teólogo luterano Joachim Jeremias, Ratzinger considera que “muchos” en el Antiguo Testamento significa “la totalidad” y, por lo tanto, sería más preciso traducirlo como “todos”. Sobre esta base, afirma, “la palabra 'muchos' ha sido traducida en varios idiomas como 'todos'”.

En lugar de referirse a la Tradición o a los Padres y Doctores de la Iglesia que han tratado este tema, opta por presentar otras “opiniones predominantes en la actualidad” para mostrar el “fallo” adicional de este supuesto nuevo consenso de que ‘muchos’ se refiere a ‘todos’. Para ello, cita la enseñanza de otro teólogo luterano, Ulrich Wilckens.

Al emplear el método histórico, Benedicto XVI debe considerar “la interpretación fundamental de Jesús de su misión”. Según él, puesto que Cristo sabía que iba a morir por la humanidad, su misión adquirió un carácter universal. La Iglesia naciente llegó a comprender lentamente parte de su misión. Gradualmente se dio cuenta de que Cristo murió tanto por judíos como por gentiles. Hoy, al examinar su misión “para rescatar a todos”, seguimos creciendo en comprensión al darnos cuenta de que Cristo realmente murió por todos. Para reforzar esta interpretación historicista, cita a otro teólogo protestante, Ferdinand Kattenbusch” (pp. 137-138).

En conclusión, aunque admite que “por muchos” podría ser una traducción más literal del texto, afirma que la comprensión más correcta del texto es que se aplica a “todos”.

Esta es la teología progresista “audaz y fresca” de Ratzinger. No podemos hablar propiamente de enseñanza de la Iglesia, ya que no está hablando como “papa” sino simplemente como autor privado.

Citando a los protestantes

Es paradójico, en mi opinión, que Ratzinger no haya encontrado nada mejor que hacer que citar a teólogos protestantes para interpretar textos bíblicos y establecer la verdad de la fe católica en cuestiones tan delicadas como la fórmula de la Consagración. De hecho, cita abundantemente a eruditos protestantes a lo largo de los volúmenes 1 y 2 de “Jesús de Nazaret”.

Sólo en las siete páginas en las que comenta el “por muchos” en la fórmula de la Consagración, cita a cuatro teólogos protestantes: Ferdinand Kattenbusch y los luteranos Joachim Jeremias, Ulrich Wilckens y Dietrick Bonhoeffer (131-137). Este último, un favorito particular de Ratzinger, fue uno de los primeros defensores del “ecumenismo” y terminó reflexionando sobre una “Iglesia sin religión”. Las pocas fuentes católicas a las que hace referencia son progresistas.

En resumen, las únicas conclusiones claras a las que puedo llegar son que su pensamiento:

● es confuso y tortuoso;

● presupone una interpretación histórica de las Escrituras;

● presupone una evolución del dogma;

● se basa en fuentes protestantes;

● Es muy diferente de la doctrina del Concilio de Trento.


Notas:

1) Apud Atila Guimaraes, ¿Encontrará la fe ?, pp. 167-169

2) Concilio de Trento, “Sobre la forma de la Eucaristía”




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