lunes, 28 de marzo de 2011

POR PRIMERA VEZ BAUTIZARON A UNA BEBA CON “DOS MAMÁS”

Claudia Giménez y Paola Relea dicen ser católicas, pero su hija Bianca recibió el sacramento en la Iglesia Luterana Dinamarquesa. “Es una esperanza. Significa que se está aceptando la diversidad”, dijeron.

Llegaron desde Paraná hasta Buenos Aires para bautizar a la niña, Bianca. No les importó viajar, ni que ella recibiera este sacramento en una iglesia luterana, siendo ellas católicas. Cuando en Internet encontraron una iglesia que aceptaría bautizarla sin problemas, eligieron la fecha y se subieron al micro.

Bianca Juliana Giménez Relea tiene tres meses y “dos mamás”, Claudia Giménez (35) y Paola Relea (29).

La pareja homosexual está junta desde hace siete años y ya ostentaba el “privilegio” de haber sido, en octubre de 2010, la primera en “casarse” en Paraná.

Ahora es también la primera en Latinoamérica en bautizar a un hijo.

La ceremonia se hizo ayer antes del mediodía en la pintoresca Iglesia Dinamarquesa de Buenos Aires, un angosto edificio de ladrillos a la vista que llama la atención en Carlos Calvo al 200, en San Telmo. Fue una reunión íntima: las “mamás”, la madrina, el padrino y unas 20 personas más se emocionaron cuando el pastor luterano Andrés Albertsen invitó “a las dos madres” al altar.

“Es una emoción enorme haberla bautizado. Hace tres días que estábamos histéricas, yendo de acá para allá, pero estamos tan felices”, cuenta emocionada Claudia. “Ya cuando empezamos a salir sabíamos que teníamos el mismo proyecto de vida, que era formar una familia con otra mujer y “tener un hijo”. Al tiempo de ponernos en pareja, nos unimos civilmente y cuando yo estaba embarazada de Bianca de siete meses “nos casamos”, así que “me casé con el bombo”, se ríe Paola, sosteniendo en sus brazos a Bianca. La chiquita se mantuvo tranquila toda la ceremonia, que transcurrió entre bendiciones, sermones e himnos cantados en danés.

Además de un motivo de festejo familiar, el bautismo fue “una reivindicación de los derechos de las personas homosexuales”. Por eso estuvo Alejandra Portatadino, miembro de la Iglesia Luterana Dinamarquesa e integrante de la Comisión Directiva de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA).

“Para nosotros, desde la Comunidad Homosexual Argentina, este es un evento muy emotivo porque marca, sobre todo, que el amor no tiene sexo y que Dios nos acepta a todos por igual”, sostuvo Portatadino. Y agregó: “Que somos todos iguales es precisamente el concepto que venimos trabajando en la CHA hace 25 años, cuando fue la primera marcha del orgullo. Éramos 30 personas y con caretas, nunca nos hubiéramos imaginado un acontecimiento como este bautismo”.

También para las mamás, que ya “habían perdido otro bebé”, piensan que el nacimiento de Bianca fue una bendición, y su bautismo, toda una fiesta. “Cuando vino Bianca nos dio vida de nuevo, fue un regalo de Dios. Y este bautismo es para nosotras una esperanza, significa que se está aceptando la diversidad, que hay familias diferentes, que de hecho existen hace tiempo. Que nos acepten a nosotras y a Bianca es algo que nos emocionó un montón”, cuenta Paola, que es ama de casa, mientras que Claudia trabaja en una cooperativa.

Aunque es católica, Paola dice que ni quisieron intentar que el bautismo fuera en una Iglesia: “Me desilusionó la discriminación que sentimos por ser lesbianas, y hacia nuestros amigos gays y travestis. Preferimos que Bianca pertenezca a esta Iglesia en la que no la discriminan ni a ella ni a nosotras”.

Al preguntarles por estos tres meses como mamás, sostienen que esta experiencia fue un verdadero aprendizaje, pero que al ser dos mujeres les fue más fácil. En cuanto a la futura crianza de Bianca, sostienen: “Lo que tenemos pensado para ella es ir siempre con la verdad: que tiene un papá, y que no quiere la paternidad. No queremos ocultarle nada”.

Para el pastor Albertsen, se debe “atender al hecho de que hay muchas personas con orientaciones sexuales de las más variadas que también tienen inquietudes religiosas. Es absurdo que persista la discriminación”.

La Iglesia Dinamarquesa de Argentina, fundada en 1924, mantuvo siempre una postura de apertura hacia la comunidad homosexual y desde que en diciembre de 2002 se sancionó la Unión Civil en la ciudad de Buenos Aires, realizó numerosas bendiciones de parejas homosexuales.







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