domingo, 13 de marzo de 2011

MONS. JOSÉ MARÍA ARANCEDO: CUARESMA Y VIDA CRISTIANA



Cuaresma como tiempo de oración y conversión es un tiempo oportuno para revisar o examinar nuestras vidas. Como toda realidad que se vive en el tiempo, también nuestra vida sufre desgaste, cansancio e, incluso, eso difícil de definir pero que quita entusiasmo a todo lo que hacemos.


 
Recuerdo un texto de las Sagradas Escrituras en el que se le reprocha a una Iglesia: “que hayas dejado enfriar el amor que tenías al comienzo” (Ap. 2, 4). No se le reprocha por algo malo que haya hecho, al contrario, se le valoran muchas obras buenas, sino por algo que no es menor: “que hayas dejado enfriar el amor que tenías al comienzo”.



Se refiere a esa actitud propia de la época primera de los ideales en nuestra vida, que con el correr del tiempo tal vez se ha ido desgastando y olvidando. Esto tiene mucha importancia para el hoy de nuestra vida, como para el nivel de nuestras relaciones. Por otra parte, sé que no es fácil entrar dentro de nosotros y ser verdaderos jueces, y no simples abogados de parte en nuestra vida.


Cuando uno hace un examen de conciencia es aconsejable no comenzar por ver las cosas que andan mal, podemos quedar encerrados en nuestras pequeñeces justificándonos y no encontrar un camino nuevo. El examen de conciencia no debería comenzar primero por una mirada introspectiva para ver lo que hicimos mal, sino por una “experiencia contemplativa”, es decir, contemplar la obra de Dios en nosotros, lo que él ha hecho. Ante todo valoremos el hecho de nuestra existencia, que es el primer testimonio del amor de Dios.


Existo porque Dios me ama, que es como decir mi vida tiene un sentido. Recordar, también, los acontecimientos y momentos positivos de nuestra vida, que es reconstruir esa historia única y personal que es solo mía y es mi riqueza. No tengo que compararme con otros. Luego sí, en este contexto de gratitud por lo que soy gracias al don de la vida, considerar nuestra respuesta y no temer reconocer el error o equivocación, este es el comienzo de un auténtico cambio de vida.


El examen de conciencia sirve, además, para recuperar el sentido o interioridad de las palabras que usamos, y con las cuales nos relacionamos. Se va dando como un “vaciamiento” en las palabras por falta de interioridad, que puede dejarnos en un formalismo que nos empobrece. No sólo se vacían las empresas dejando una estructura sin contenido, también se vacían de contenido y de “aquel amor que tenías al comienzo” nuestra vida y las palabras fundamentales que siempre usamos, pienso por ejemplo, en las palabras Dios, amor, oración, familia, amistad, solidaridad, trabajo…., que no negamos su valor, pero que van perdiendo el sabor que tenían y el compromiso que hoy necesitan para mantenerse vivas.


Como vemos, no tenemos que buscar hacer grandes cosas, sino hacer más grandes las cosas de siempre y en el mundo de siempre. El fruto de la conversión que nos pide Cuaresma tiene que poder verse en nuestra vida y en nuestras relaciones. Para alcanzar esto, es necesario recuperar el diálogo con Dios y con nosotros mismos, que es el comienzo del camino hacia una vida nueva.


Reciban de su Obispo en este camino de Cuaresma que estamos transitando la seguridad de mi afecto y oraciones, junto a mi bendición en el Señor.

Mons. José María Arancedo
Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz




              

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