miércoles, 30 de marzo de 2011

LA SEPARACIÓN, LOS HIJOS Y LA CULPA

Cuando ocurre la separación de la pareja y tienen hijos menores, estos advierten modificaciones en su vida, que asumen en confusión y asustados al sentirse inseguros de su presente y con incertidumbre sobre su futuro, careciendo de toda experiencia en relación a lo que está viviendo.           
          
Inexorablemente todo cambia y muchos Hijos creen que ellos son culpables, asumiéndose como causales de la separación de sus Padres.

En muchas de las discusiones de sus mayores, ellos fueron la excusa que encontraron para justificar el enfrentamiento. Una forma de paliar esa sensación de culpabilidad ó responsabilidad que los aflige, es asumida por quienes deben velar Jurídicamente por su bienestar desde la función Judicial, brindándoles una supuesta protección a su ámbito de vida, por consiguiente surge el proteger al Progenitor con quien conviven, en ocasiones en demasía y en otras erróneamente si fue el causante de la desintegración familiar por sus desequilibrios emocionales y de conducta.

De esta forma el Tribunal interviniente intenta preservar la casa y costumbres, convirtiéndose en guardadores de la estructura Familiar quebrada, supuestamente ideal para los niños, que en la conceptualización se asume como destruida por uno de sus Progenitores, y el que esta fuera de ese ámbito de vida es el progenitor no conviviente, quien deberá asumir un rol de culpabilidad, aún no habiendo sido el causante. Los Progenitores (Papá y Mamás) ante la separación fijan desde el discurso, (no siempre desde la realidad) como prioridad sus hijos, primacía que se debe considerar correcta, salvo cuando el objetivo desde la práctica, pasa a ser la obtención de la lealtad de los hijos para herir al otro.

Cuando los progenitores están en medio de la contienda por la separación, con discusiones económicas y de tiempo con los hijos, atendiendo sus propios problemas de adaptación, con falta de serenidad en sus mentes, es imprescindible que salvaguarden la integridad psíquica de los niños de estas discusiones y negociaciones. Una separación de pareja es una crisis para toda la familia, incluida la familia extensa (Abuelos y Tíos), son cambios inevitables, que exige de todos un esfuerzo para intervenir o no intervenir, mediante una evaluación criteriosa, evitando las alianzas “Por pertenencia” en “contra de”.

Cada componente de la Familia sentirá esos cambios de distinta forma: desahogados, heridos, rencorosos, abrumados, deprimidos, exaltados, temerosos, agresivos, debido a que cada uno cumple un rol diferente en esta etapa de grandes transformaciones.

Viejas cuentas pendientes se exponen y se imponen por parte de terceros allegados, cuando perciben la desintegración del proyecto de pareja.
Algunos Progenitores heridos buscan consuelo en sus hijos, y necesitan que ellos sientan lo mismo en relación al otro Padre, recreando una alianza para la “negación y rechazo”.

Los hijos pueden asumir objetivos personales como ser reconciliar a sus Padres, o castigar a alguno de ellos ó a ambos ó actuar manipulados como extensión de los rencores. Esta crisis tomándola bajo el concepto de “Cambio” será permanente, llegaran nuevas parejas para sus Padres, mudanzas, problemas económicos, cambios de Colegios y de amigos, presenciar discusiones, intervenir en decisiones, aparición de nuevos hermanos, obstrucción de vinculo, rechazos, etc.
Los más pequeños pueden llegar a adoptar actitudes agresivas, exponerse sensibles, mostrarse rebeldes o retraídos, el ambiente que los cobija incide en sus estados y reacciones.

Los hijos más grandes que perciben la dimensión del proceso de separación y perdidas, se manifiestan con sentimientos de tristeza, abandono personal, melancolía, falta de atención, merma en su rendimiento escolar y un concepto que incorporan de “fracaso del proyecto de Familia”, que condicionara sus cercanos planes afectivos personales. Cuando los Padres (Papá y Mamá) no logran una separación de pareja en buenos términos, ubican a todo el entorno familiar extenso como engranajes disponibles para sus deseos, participes en el campo de batalla en donde se dirimirá los desacuerdos, buscando aliados y apreciando como enemigos a quienes no concuerden con sus criterios, con sus ideas y apreciaciones, generando problemas en los cuales se ve afectada la relación con los abuelos, Tíos y el resto de familia.

Cuando la separación de los Padres no era algo tan usual como en la actualidad, la muerte de uno de ellos, representaba lo más traumático y condicionante hasta esa instancia en la vida de los niños.

En esta época, debido al descontrol social -jurídico, que existe en las separaciones conflictivas con hijos menores, probablemente la “Separación de los Padres” represente algo mas grave por lo violento y extensión en el tiempo del conflicto que la muerte de uno de ellos y el duelo consiguiente. Los Progenitores deben buscar pacíficamente entendimiento sobre aspectos económicos, custodia, vínculos, entendiendo que la permanencia del conflicto, los enfrentamiento agresivos, el mezclar a los hijos en sus enconos, serán percibidos por estos, como un llamado a tomar posiciones, a elegir a uno y rechazar al otro.

La separación es de la pareja y no de los hijos, desde el discurso puede haber coincidencia, desde la práctica y la realidad, surgen cuestiones arraigadas en la historia de esas personas, que dificulta algo tan sencillo como debiera representar, preservar a los hijos. Ante todo, conviene evitar ponerlos en contra del otro Progenitor y / ó familia extensa ó utilizarlos para presionar y manipular.

Esta situación genera en los niños una crisis de lealtad, pueden considerar que si no obedecen o cumplen con lo ordenado, sugerido ó insinuado, perderán el afecto o la atención de ese Progenitor y / ó recibirán un castigo.

Inducirlos a mentir ó a agredir, obligándolos a escoger entre uno de los Padres, traerá en el futuro la misma reacción que aprendieron, rechazando al progenitor que indujo la negación hacia el otro. Los Progenitores deben mantener sus funciones, jamás cederla a un tercero (Ej., Abuelos, nuevas parejas), pues en muchas ocasiones no se recupera, perdiendo la autoridad y las decisiones.

Mantener un formato de Familia, aún después de la separación, garantiza equilibrio para todos, seguridad de crecimiento y que quienes se vayan agregando al vínculo, sepan que los códigos de respeto en esa Familia con los Padres separados, están preservados, reservándoles a los nuevos personajes su rol, sin privar a otro, de lo que le corresponde.

Autor: José María Bouza - Co autor del Libro – “(SAP) SÍNDROME DE ALIENACIÓN PARENTAL Proceso de obstrucción del vínculo entre los hijos y uno de sus progenitores “, Co – autor del Libro “Restitución internacional de Menores – Aspectos Civiles y Penales”, Autor de la Obra de Teatro “Atrapados en la Justicia”, Fundador – Presidente de APADESHI –Asoc. De Padres Alejados de sus hijos – Argentina - www.apadeshi.org.ar

   Dante Alfredo Miceli                     José María Bouza
Secretario de APADESHI        Presidente de APADESHI

APADESHI Asociación de Padres Alejados de sus Hijos – Argentina
“Papás, Mamás, Abuelas /os, Tías, os, Nuevas parejas e hijos recuperados, en defensa del vinculo con ambos Progenitores” http://www.apadeshi.org.ar/ info@apadeshi.org.ar (054) (011) 49417404 7305



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