lunes, 21 de febrero de 2011

EL CRÁNEO DE SAN VALENTÍN, EN LA COLEGIATA DE TORO

Poca gente sabe que en la colegiata de Toro, (Zamora), dedicada a Santa María la Mayor, se conserva el cráneo de San Valentín, conocido patrón de los enamorados.

Por Manuel Robles


Esta famosa Iglesia románica comenzó a construirse en el año 1160, bajo el reinado de Fernando II de León, y se terminó en el año 1260. El cimborrio que cubre el crucero de la Colegiata guarda un enorme parecido con la Catedral Vieja de Salamanca y con la Catedral de Zamora.

San Valentín fue un santo obispo romano, según la tradición, que protegía y casaba a los jóvenes romanos en secreto, en el azaroso siglo III durante las persecuciones, en tiempos del emperador Aureliano.

En aquella época, los jóvenes romanos tenían la costumbre, de ofrecer a las chicas a la diosa del sexo y de la fertilidad, llamada Februata Juno, después las sorteaban entre ellos y, finalmente, se casaban con la que les había tocado en suerte.

Ante costumbre tan denigrante, los sacerdotes lucharon para que desapareciera esa costumbre pagana y vejatoria sobre las mujeres. Y la alternativa fue cambiar los nombres de las jóvenes por nombres de los mártires cristianos. Uno de los nombres agraciados con el cambio fue el de San Valentín, que se hizo tan popular entre los jóvenes que acabó siendo el patrón de los enamorados.

A la ciudad de Toro la reliquia llegó gracias a Diego Enríquez, capellán del Emperador Carlos V, a quien el nuncio de Paulo III, Johannes Poggius, concedió el 26 de abril de 1545, licencia para depositarla en la Colegiata de Toro. Actualmente se conserva el cráneo del santo obispo, enmarcada en una caja ovalada de plata, que fue construida en el siglo XVI.

También se conserva en la Colegiata una imagen neoclásica en madera de pino, realizada por el escultor Pedro León Sedano en el año 1788. Y en la sacristía de la Iglesia Colegiata se encuentra una tabla realizada en el siglo XVII por el artista Baltasar Coca, que representa el martirio del santo obispo romano.

El culto a San Valentín lo introduce en la ciudad de Toro, el canónigo de la Colegiata, Valentín Tejederas, en el año 1682, cuando consigue del Papa Inocencio XI, una indulgencia plenaria cada siete años para los fieles que visiten la capilla del santo y veneren su reliquia. También consiguió este canónigo ganar un Jubileo a los hermanos de la cofradía de San Valentín, que sigue siendo una de las más pujantes de Toro.

Finalmente, la costumbre que tienen los enamorados de hacerse regalos y enviarse postales el día 14 de febrero, es una costumbre inglesa que se debe a un poeta llamado Geofrey Chaucer (1343-1400), que escribió en el Parlament of Foules (1382), "Porque esto fue el día de San Valentín, cuando cada Ave vino aquí a elegir pareja".

Chaucer escribió este poema en honor del primer aniversario del compromiso entre el rey Ricardo II con Ana de Bohemia. Se firmó un tratado acerca de este matrimonio el 2 de mayo de 13 81. Se casaron ocho meses después, cuando el rey tenía 13 o 14 años y ella 14. Desde esa fecha viene la creencia que el día de los enamorados hay que hacerse regalos entre los jóvenes que se aman. (Religión Digital)

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