Por Juan C. Starchevich
Estamos en presencia de cambios que pueden generar conductas irreversibles dentro del ámbito de lo humano.
Expresamente me refiero al tema del Aborto. Más aún a los manifiestos recientes, en el Congreso, Legislaturas provinciales y nacionales, en las mujeres de nuestro país que luchan por el derecho de la mujer y su dignidad. Pregunto ¿A qué edad tiene dignidad una mujer? ¿Solo cuando es adulta? ¿Solamente tiene dignidad cuando está embarazada?
Frente a tan importante decisión de mujeres y hombres que se ha pronunciado a favor del aborto, en este caso particular, me cabe hacer algunas preguntas. Para solucionar problemas de adultos… ¿mataremos niños?
No pretendo ingresar dentro del ámbito moral ni religioso, sino que apelo a lo humano, a lo que queda de valor de ello, a lo que tiene que ver con nuestro corazón, con lo que queda vivo de nuestra sensibilidad, incluso el sentido común de las personas que todavía tienen despierto el amor humano, aunque fuese una parte de él, podríamos darnos cuenta que no existe justificativo que conduzca al asesinato de niños.
¿Qué cultura buscamos para nuestro país? ¿Acaso, por odiar y desechar la fe católica, vamos a adoptar como nueva modalidad religiosa al hedonismo que tiene como dios al placer? ¿Cómo escapar a lo religioso, si siempre, voluntariamente o no, se le está rindiendo culto algún dios real o ficticio?
Un niño, cuando nace, ya tiene 9 meses de vida y no edad cero como lamentablemente considera nuestra legislación. No podemos imaginar que una criatura se haga mágicamente en el instante en que sale del cuerpo de la madre.
Tampoco, antes de salir del cuerpo de la madre ese niño o niña (mujer sin dignidad), era una rana, un escarabajo o un dinosaurio, sino simplemente es y será un ser humano que necesita amor y todos los cuidados propios de todos los seres humanos.
Los niños necesitan caricias y no un elemento de cirugía que los descuartice; necesitan que se les de cariño…
Me parece tan ridículo tener que explicar esto. ¿Dónde está el entendimiento de nuestro pueblo? ¿Dónde está el corazón de nuestra gente? ¿Qué estamos sembrando? ¿Qué cosecha tendremos?…
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