El prefecto de la Signatura Apostólica de la Santa Sede, el ahora cardenal Raymond Burke, reiteró que los políticos católicos que defienden, promueven o apoyan el aborto no pueden recibir la comunión.
El Purpurado que preside lo que podría considerarse como la "Corte Suprema" en el Vaticano, hizo estas declaraciones en vísperas del Consistorio del 20 de noviembre en el que el Papa Benedicto XVI creó 24 nuevos cardenales, incluyéndolo a él.
En diálogo con la periodista Tracey McClure que le preguntó sobre el hecho de que en algunos lugares no se está aplicando esta recomendación de restringir el acceso a la Eucaristía a católicos abortistas, el Cardenal explicó que esta disposición obedece a las normas de la Iglesia.
El cardenal Burke dijo que "sobre la cuestión de si puede recibir la Santa Comunión una persona que pública y obstinadamente defiende el derecho de una mujer a abortar al hijo que lleva en sus entrañas, me parece algo muy claro en los 2.000 años de tradición de la Iglesia: la Iglesia afirmó enérgicamente que una persona que está pública y obstinadamente en pecado grave no debe acercarse a recibir la Santa Comunión y, si él o ella lo hace, entonces se le debe negar la Santa Comunión".
El Prefecto explicó que la sanción de negar la Comunión a una persona que disiente públicamente de las enseñanzas de la Iglesia busca "evitar que la persona cometa un sacrilegio. En otras palabras, evitar que reciba el Sacramento indignamente, ya que la santidad del Sacramento mismo exige estar en estado de gracia para recibir el Cuerpo y la Sangre de Cristo".
"Es desalentador que algunos miembros de la Iglesia digan que no entienden esto o que digan que de alguna manera existe un atenuante para alguien que, aunque está pública y obstinadamente en pecado grave, pueda recibir la Santa Comunión", dijo el Cardenal.
"Esta respuesta por parte de muchos miembros de la Iglesia se debe a la experiencia de vivir en una sociedad completamente secularizada, y la idea que está grabada a fuego –el pensamiento centrado en Dios que ha marcado la disciplina de la Iglesia– no la entienden fácilmente los que son bombardeados cada día con una especie de aproximación sin-Dios al mundo y a muchas cuestiones. Es por eso que yo trato de no desanimarme para continuar proclamando el mensaje en una forma que la gente pueda entender".
El Cardenal pidió a los obispos que en este tema no dejen solos a sus sacerdotes frente a los católicos que defienden o promueven el aborto: "no ha sido fácil para mí afrontar esta cuestión frente a algunos políticos católicos. Y he tenido a algunos sacerdotes que me hablan y me dicen qué duro es cuando ellos tienen individuos en sus parroquias que están en una situación de pecado público y grave… y entonces, ellos miran al Obispo para animarse e inspirarse para afrontar esta situación".
Por eso, "cuando un obispo adopta medidas pastorales apropiadas respecto a este tema, también está ayudando mucho a otros obispos, y también a los sacerdotes".
El cardenal Burke también insistió en que es necesario predicar este mensaje "a tiempo y destiempo, tanto si es cálidamente recibido o no es recibido, o es resistido o criticado".
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