Mons. Héctor Aguer, Arzobispo de La Plata, reflexionó sobre “el Premio Nobel de Medicina, que se adjudicó este año al Dr. Robert Edwards”.
Comentó que “llamó la atención que se lo premiara, después de más de 30 años, por haber logrado el primer nacimiento de un ser humano mediante la técnica de la fecundación in vitro” pues “la técnica de la fecundación in vitro consiste en jugar con la vida y con la muerte de miles y miles de personas humanas. Podríamos hablar en este caso de un nuevo holocausto, que se añade al ya conocido del aborto”.
Indicó que “este Premio Nobel nos obliga a pensar otra vez la importancia de reconocer verdades fundamentales que tienen que ver con la dignidad de la vida humana y con su carácter sagrado, desde el inicio hasta su fin natural” y que “no se puede, a cualquier precio, lograr un nacimiento para satisfacer el respetable deseo de una pareja de tener un hijo. Este deseo tiene que ajustarse a pautas éticas objetivas”.
Dijo que “este reconocimiento tardío pone de nuevo sobre el tapete el juicio que hay que hacer acerca de esta técnica que se ha difundido notablemente”. El prelado explicó que “el laboratorio no es el ámbito adecuado para el nacimiento de un ser humano” y destacó que “en la técnica que ha sido objeto de tan alto reconocimiento se da una ambigüedad fundamental: pareciera que por medio de manipulación de gametos, como si tratara de un objeto industrial, se puede fabricar un ser humano. No es eso lo que corresponde a la dignidad del nacimiento de la persona”.
Señaló que “el embrión humano es un ser personal” y que “por medio de la fecundación in vitro el científico, el técnico podríamos decir, se hace dueño de la vida y de la muerte. Es bien sabido que para lograr un nacimiento se desperdician una cantidad notable de embriones… Los demás son descartados como objetos biológicos inservibles. Ahora bien: se trata de seres humanos, se trata de personas humanas”.
Mons. Héctor Aguer recordó que “es muy común la práctica de la congelación de los embriones que se decide no implantar pero ¿es aceptable que se congele a un ser humano? ¿Está esto de acuerdo con su dignidad?” y sostuvo que “todo el mundo sabe que hay miles y miles de embriones congelados en todo el mundo, de seres humanos cuya suerte no se sabe cuál será y que sufrirán deterioros o morirán a causa de esas condiciones a las cuales se los somete. De paso, hay que señalar el enorme negocio a que da lugar la aplicación del método de fecundación artificial”.
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