domingo, 19 de abril de 2009

DESDE EL EVANGELIO: CAMINO A GUADALUPE


Al leer en estos días el libro que el Padre Edgar Stoffel ha dedicado al nacimiento de la devoción en Guadalupe, me detuve en unas palabras de nuestro primer Obispo, Mons. Juan Agustín Boneo, con las que despedía a los peregrinos con ocasión de su visita el día del juramento a la Virgen como Madre y Titular de la Diócesis de Santa Fe…

Por Mons. José María Arancedo
Arzobispo de Santa Fe de la Vera Cruz


Aún estando vivo el gozo por la celebración de la Pascua, la Iglesia en Santa Fe se encamina a celebrar la Fiesta de su Patrona, Nuestra Señora de Guadalupe. Este hecho, en el marco de la Pascua, nos habla de la presencia y la misión de esa mujer elegida por Dios para ser la madre de su Hijo. A Ella la vimos durante la Semana Santa acompañando el camino de dolor y de muerte de su Hijo, pero también viviendo la espera confiada de su resurrección.

El encargo de la misión a la Virgen en nuestras vidas la escuchamos de labios del mismo Jesús en la cruz, cuando le dice: “Mujer ahí tienes a tu hijo”, ese hijo somos nosotros. Por ello, cuando vemos su presencia recordamos aquellas palabras. Podemos decir que la devoción a la Virgen es la respuesta agradecida de quienes reconocemos y descubrimos en ella ese gesto de la bondad de Dios que no abandona a sus hijos. Este hecho ha alcanzado en Guadalupe una particular devoción del pueblo de Dios, que la Iglesia a través de sus pastores supo escuchar y asumir como expresión de aquella presencia y misión confiada a María, por el mismo Jesús.

Al leer en estos días el libro que el Padre Edgar Stoffel ha dedicado al nacimiento de la devoción en Guadalupe, me detuve en unas palabras de nuestro primer Obispo, Mons. Juan Agustín Boneo, con las que despedía a los peregrinos con ocasión de su visita el día del juramento a la Virgen como Madre y Titular de la Diócesis de Santa Fe, cuando aún comprendía toda la provincia: “… mis queridos hijos de Santa Fe, Rosario, San Lorenzo, Reconquista, (decía) y los de los más remotos confines de la Diócesis que habéis acudido a la invitación de vuestro pastor… para jurar por Madre y Titular de la Diócesis a la Santísima Virgen María de Guadalupe, … y para rendir público testimonio de nuestra adhesión sincera e inquebrantable a la Iglesia de Jesucristo…”. Estas palabras fueron dichas hace más de 100 años. Hoy siguen siendo una realidad.

Para luego concluir, a modo de despedida, diciéndoles: “Tornad contentos y felices a vuestros honrados y cristianos hogares, con las bendiciones de nuestros celestiales patronos, y narrad a vuestros hijos y a los hijos de vuestros hijos lo que habéis visto y oído en este memorable día … Decidles que habéis visto las aclamaciones con que un pueblo inmenso saludaba a la gran Madre de Dios y de los hombres, y con solemne juramento la reconocía como Titular y Patrona ... Decidles que en nuestra querida Santa Fe, no lejos de sus puertas, existe un humilde Santuario, una célebre ermita consagrada a la Santísima Virgen de Guadalupe…”

A este acontecimiento de fe que ha marcado la vida y la cultura de nuestro pueblo santafesino los quiero volver a invitar como pastor, para que juntos nos acerquemos el próximo fin de semana al Santuario de Nuestra Madre para expresarle, como lo hicieron nuestros mayores nuestra devoción y gratitud. Reciban de su Obispo junto a mi afecto y oraciones, mi bendición en el Señor Jesús y María Santísima, Nuestra Madre de Guadalupe.


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